Más fuerte que el destino se inspira en un hecho de la vida real: la historia de Jeff Bauman, sobreviviente de los ataques terroristas durante el maratón de Boston en 2013.
Bauman, interpretado por Jake Gyllenhaal, pierde las dos piernas en el hecho. Antes de eso, era un empleado de supermercado, un aficionado supersticioso de los Medias Rojas de Boston que acababa de terminar, nuevamente, con su novia Erin Hurley, encarnada en el filme por Tatiana Maslany.
Su vida transcurre con normalidad, sin mayores avatares, salvo la aparente resistencia de su ex pareja a los intentos de él por reconquistarla.
Ella es corredora y su objetivo inmediato es llegar a la meta del maratón que habrá en la ciudad. Él, prepara un cartel para apostarse en la recta final y recibirla. Piensa así que será una forma de derribar cualquier resistencia a su promesa de hacer mejor las cosas la próxima vez.
Pero en ese momento, como es sabido por los reportes noticiosos sobre lo ocurrido hace cinco años, es cuando estalla la bomba que hiere a Bauman.
Desde ese instante es fácil prever lo que ocurrirá, a pesar de que contrariamente a lo que se podría pensar, el protagonista parece aceptar la situación sin mucho resquemor.
Se convierte en un héroe, sí; aunque el espectador y el mismo personaje no entiendan las razones por las que estar parado en la calle y ser arrastrado por la acera debido a la explosión de unos gramos de pólvora causa tanto fervor en la gente. Este punto también es interesante: la manera en la que se devela el significado que empieza a tener para los demás que Bauman haya quedado vivo.
Tanta parafernalia mediática lo obnubila y evita, por un buen momento, que se encuentre con sus viejos y nuevos demonios, esos que surgen ante su actual circunstancia. Cuando las cosas cambian, la película da un vuelco para nada deleznable.
En Más fuerte que el destino, que se estrenó ayer en Venezuela, hay un obvio planteamiento de superación, de mensaje de autoayuda a partir de una persona que entiende paulatinamente la situación y el extraño contexto de su vida: hasta lo invitan a ondear la bandera estadounidense en un partido del equipo local y Oprah Winfrey desea entrevistarlo.
Aunque puede preverse buena parte del desenlace del filme, especialmente en lo que respecta a la aceptación de todas las circunstancias acarreadas por el atentado, en el largometraje dirigido por David Gordon Green el principal atractivo recae en el vaivén de la relación sentimental de Bauman con Erin Hurley. Es en este drama donde está la mayor fortaleza de la película, cuyo guion fue escrito por John Pollono basado en el libro Stronger, escrito por Bauman y Bret Witter.
La pareja de actores logra compenetrarse en pantalla para corresponder a cada emoción exigida por el momento interpretado. Es así como el espectador consigue conectarse no solo con un hombre que empieza a descender a los infiernos, sino al que va superando la presión de la que es víctima como héroe.
Más fuerte que el destino podría interpretarse, de forma fácil, como una película más de orgullo nacionalista de la industria de Hollywood en tiempos de terrorismo, pero va más allá. El acento está puesto en la introspección de su protagonista, crecer ante la adversidad y entender a quienes la vida se les trastoca por un acto terrible y totalmente inesperado.
El dato: Ignorado por el Oscar
Una vez conocidos los nominados a los premios Oscar, que se entregarán el domingo 4 de marzo, varios portales especializados en cine expresaron su desacuerdo con que Jake Gyllenhaal no optara al premio como Mejor Actor por su papel en Más fuerte que el destino. Ha estado solo una vez nominado por su papel en Brokeback Mount