María Valverde tiene solo 32 años, pero una larga experiencia como actriz, oficio en el que empezó a la edad de 16. Ahora está en un momento de autoexigencia en el que busca experimentar y trabajar con gente que quiere y admira, como su esposo, el director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel.
“Me gustaría experimentar, no he hecho nada más que empezar. Llegué al cine muy joven y seguí una ola”, dijo Valverde en el Festival de San Sebastián, donde presentó la película Araña, del chileno Andrés Wood, en la sección Horizontes Latinos.
Valverde reconoce que a un artista no siempre le es fácil controlar su carrera, pero es justo lo que quiere hacer ahora.
“Quiero hacer proyectos que me nazcan a mí. Al fin y al cabo la meta de cada uno es trabajar con la gente que quieres y admiras. Creo que ese es el mayor lujo que uno puede tener”, aseguró la actriz.
Una de las cosas que tiene más claras es que le gustaría colaborar en proyectos artísticos con su esposo. Valverde realizó con Dudamel una versión de la obra de Mendelssohn Sueño de una noche de verano en la que recitó pasajes de la obra de Shakespeare.
Proyectos
La actriz busca proyectos como ese, que le hagan pensar. “Soy una espectadora exigente y quiero sacar lo mejor, quiero aprender. No quedarme en la primera capa, sino buscar proyectos y gente con la que estar, ya no solo con la que trabajar”, agregó.
En ese contexto se inscribe Araña, película en la que está acompañada por la argentina Mercedes Morán y con la que viajó al Chile de la época de Salvador Allende. “No puedes decir que no a un buen guion y a un buen equipo”, destacó la actriz.
También está orgullosa de otro proyecto, recién finalizado, una película de la peruana Claudia Llosa que adapta la novela Distancia de rescate, de la argentina Samanta Schweblin.
“La manera de escribir de Schweblin es brillante, de otro mundo. Busco ese tipo de complejidad en los proyectos”, agregó la actriz, que debutó en la cinta La flaqueza del bolchevique (2003).