Hoy se estrena en los cines del país el filme Llámame por tu nombre, del director Luca Guadagnino. La película, que fue nominada a tres Globos de Oro, compite en cuatro categorías por el Oscar: Mejor Actor, Mejor Película, Mejor Guion Adaptado y Mejor Canción Original. La cinta narra la historia de Elio, un muchacho que está descubriendo la sexualidad y, en Italia, durante un verano, se enamora de Oliver, el asistente de su padre.
Llámame por tu nombre trasciende el tema de la homosexualidad. Elio es un joven que se explora a sí mismo a través de sus impresiones e interacciones físicas. Para los adultos puede parecer, en ciertos momentos, un argumento ingenuo, pero para el protagonista, sin que importe su condición sexual, es una experiencia inédita y está obligado a vivirla.
Timothée Chalamet logra meterse en la piel de un muchacho que inicialmente parece privilegiado por su entorno, pero en realidad su mezcla cultural y su posición social no le han permitido hallar una imagen propia con la que se sienta cómodo ante la mirada ajena, en este caso, de Oliver (Armie Hammer), el perfecto candidato para un amor de verano que perdurará solo en el recuerdo, una representación idealizada de aquello que nunca podrá alcanzar.
El largometraje hace del color un recurso narrativo en sus paisajes, vestuarios e iluminación y, de ese modo, el viaje por las emociones de Elio durante el verano es muy colorido. Todo eso se muestra únicamente a través del lente de 35 mm con el que se realizó la filmación.
Aunque a ratos esquivos y ausentes, los padres de Elio, Annella (Amira Casar) y el profesor Pearlman (Michael Stuhlbarg), dan los cimientos a la trama. La familia actúa como un ente de apoyo y guía emocional, sin imposiciones, mediando la relación con su hijo a través de la libertad. La madre anticipa los sentimientos de Elio con la lectura del cuento sobre el príncipe y el padre en un monólogo que marca el clímax de la historia por medio de un consejo de vida que ofrece sin la certeza de que trascienda, pero esperando que se transforme en algo más que palabras al viento. Las emociones simples pueden ser las más complicadas de mostrar. Llámame por tu nombre consigue presentarlas de una forma cercana y con una estética limpia.