CINE

La supuesta no tan difícil tarea de desmontar a C.Tangana

por El Nacional El Nacional

Por Janina Pérez Arias 

Si hasta ahora veías con recelo a C.Tangana, el documental Esta ambición desmedida te hará verlo con otros ojos.El mérito es de los directores Santos Bacana, Cris Trena y Rogelio González, quienes durante más de cuatro años se convirtieron en la sombra del artista español que «sin cantar ni afinar», como él mismo canta en «Un veneno», ha conseguido que le escuchen, veneren y premien en todo el mundo.

Pucho para los amigos, C.Tangana para el negocio de la música, Antón para su madre, de a poco se nos va pintando como un mar de contradicciones. Arrogante y vulnerable, cercano y vanidoso, cálido y creído, dubitativo e inseguro. ¿Genio? Antón-Pucho-Tangana, los tres que conforman una especie de matrioshka, se ponen de acuerdo: «Soy un currela, tío», le dice a Santos Bacana en Esta ambición desmedida.«Mi carrera se basa en picar piedra. El bolo no es una genialidad, lo que es una genialidad es la fiesta que nos pegamos».

El bolo en cuestión es la gira de El madrileño, el segundo álbum de estudio de C. Tangana que acaparó las listas de los más escuchados tras su publicación en 2021. Desde los primeros pasos de ese trabajo discográfico que sentaría precedentes, las cámaras le siguen, y las mismas recogen el momento de tal vez una de las grandes – ¡la mayor! – ambición de C.Tangana: la idea de revolucionar el concepto de un show en vivo. Entonces es cuando comienza la verdadera aventura. Agárrense que el camino tiene curvas y precipicios, pero también momentos reveladores y hasta conmovedores. ¡Quién me lo iba a decir!

El «Sin cantar Ni Afinar Tour» constituye pues el telón de fondo de Esta ambición desmedida, película estrenada mundialmente – y por todo lo alto – en la reciente edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, en la cual durante 135 minutos se desmonta pieza por pieza a un personaje con tres nombres para volverlo a construir.

Sobre mi antiguo y erradicado rechazo hacia C. Tangana, el trío de directores, arte y parte de la productora, campo de juegos y creatividad Little Spain, se ríe al unísono. «Es habitual», alcanza a decir Santos Bacana con cara de haber cumplido una misión que parecía imposible.

C.Tangana y los directores de Esta ambición desmedida, sus socios y amigos

-¿Qué tan difícil fue desnudar al personaje C.Tangana?

-Rogelio González: ¡En absoluto! Él se desnuda ante nosotros siempre, no hay ningún problema, no nos cortó las alas, siempre nos entrega el testigo, se fía de nosotros y se deja llevar.

-Santos Bacana: Ha habido una relación de amistad de muchos años, entonces estábamos presentes en situaciones donde es verdad que de pronto él estaba sometido a presión o eran momentos más íntimos, pero se hizo algo natural.

-Sin embargo debido a la amistad puede darse el intimidarse frente a la cámara de su parte, como también la intención de protegerle de parte de ustedes.

-Cris Trena: Pucho ha confiado mucho en lo que queríamos hacer y en ese sentido nunca nos ha puesto límites. Por otro lado, obviamente somos sus amigos y conocemos muy bien a la persona, le admiramos mucho y no querríamos hacer nada que fuese en su contra. Entonces sí que creo que hemos tenido presente el cuidarle, pero no tanto por protegerle, sino por ser honestos con la verdad, con la persona que es. Se le ve en momentos comprometidos, en los que él está enfadado, como también en otros que son un poco delicados. Por ejemplo, en la escena que llamamos la cena de los anillos vemos su generosidad y lo consciente que es de todo lo que hace por él la gente a su alrededor, y eso es una parte muy importante de quién es él en realidad.

-Hay un momento en particular muy emocionante del documental que es cuando canta «Demasiadas mujeres» en el concierto en Madrid ante 15 mil personas. Sin embargo, detrás de bastidores su reacción no es la que se espera. ¿Qué tan importante era mostrar esas situaciones?

-S.B: De eso también se trataba, de mostrar que detrás de ese concierto en el Wizink, que precisamente fue todo un éxito, con críticas buenísimas, con una energía brutal, Pucho sufría mucho porque no estaba saliendo como él quería. Después de todo el despliegue, de toda la inversión, de casi arruinarse, que eso no sonase bien, era lo peor que le podía pasar. En el backstage todo el mundo estaba en modo festivo, salvo dentro del camerino de Pucho. Eso muestra su nivel de exigencia.

-C.T: Yo creo que justo se ve lo perfeccionista que es y que a él no le vale con que todo el mundo diga que es increíble. Quiere saber que ha estado bien hecho. Y todo eso es una parte importante de su personalidad.

-A este drama se le suma, entre otras cosas, una catástrofe natural, pero sobre todo el peligro de la quiebra. ¿Cómo influyó esa sensación de vértigo en el rodaje?

-R.G:  Pucho lo ha pasado mal y ha tenido que tirar de imposibles para sacar esto adelante.

-S.B: También su prima que es la business manager genera una cierta dramatización, como que siempre se pone en el peor escenario. Creo que para trabajar con gente creativa es necesario ser un poco esa persona como ella, que te dice ‘estamos por debajo, estamos muriendo’. Luego no es tan dramático y todo es relativo, pero ella genera ese  espacio donde tú sientes que todo se va a ir a pique mañana como un método para que la gente reaccione y tome medidas a tiempo.

-C.T: Pucho dice que ella anticipa todos los problemas que son muy probables que pasen y otros no, pero es verdad que es muy bueno tenerla de tu lado porque te hace estar en alerta. Y, como dice Santos, acentúa la tensión, no te puedes relajar ni un minuto porque sientes que estás siempre al borde del precipicio.

-No sólo muestran las adversidades, sino también el andamiaje, todo el trabajo que había detrás de cada concierto.

-S.B: Eso ha sido una parte muy importante y muy bonita. Queríamos ser honestos al mostrar a todo el entorno creativo que también son amigos, todos personajes interesantísimos, que han crecido al hilo del show y de Pucho.

-R.G: Hay mucho que se ha quedado por contar de todo eso que hay detrás, de esos andamios. A veces las historias se tienen que quedar un poquito aparcadas porque tienes que perseguir al personaje principal. Sin embargo sólo en la construcción de la gira hay un montón de músicos y todo tipo de gente del equipo, que es una pena que no hemos podido contar todo eso. Había que jerarquizar la información y ver con qué o con quiénes quieres ir para que la historia tenga tirón.

-¿Cómo se mantienen las ganas de hacer una película como esta durante más de cuatro años?

-C.T: Es una muy buena pregunta (se ríen) Nuestro estado anímico con respecto al proyecto ha ido fluctuando y variando entre los tres. Ha habido diferentes momentos en los que cada uno ha estado más o menos motivado, por lo que ha sido una ventaja ser tres directores, ya que siempre había alguien tirando más del carro. Venimos de hacer videoclips y publicidad que son sprints muy intensos pero cortos, con un final. En cambio este documental era un proyecto muchísimo más largo y no estaba claro el final, de hecho cuando nos seleccionaron en el Festival de San Sebastián fue el momento para acabarlo.

S.B: El festival nos dio pie para ponernos un deadline, si no creo que seguiríamos ahora mismo en esto (se ríen).

C.T: Así mismo nos enfrentamos a una cantidad de posibilidades de contar la historia, a las horas de material, que no siempre estaba en condiciones óptimas. Entonces, claro es difícil mantener las ganas, pero bueno, creo que en ese sentido ha ayudado que estuviéramos los tres.

-Antón, aka C.Tangana, dice en Esta ambición desmedida que va a dejar la música para dedicarse a la dirección audiovisual con Little Spain, ¿qué hay de cierto en esto?

-R.G: Ya está trabajando en su propia película y ha dirigido varias cosas, entre ellas hace un par de meses hizo Himno del Celta, que fue una locura, algo increíble, y lo produjo Cris.

-C.T: Desde el inicio de Little Spain Pucho ha sido uno más de nosotros. La intención de esa idea de hacer cine, es más para reflejar ese inconformismo crónico que él tiene; cuando ya ha conquistado algo y funciona, necesita otro reto más grande y mayor para volver a ponerse en ese espacio de incomodidad que saca su parte más creativa y ambiciosa. Tampoco es una máxima tajante de ‘no hago música nunca más, ahora solo dirijo’.

-R.G: No creemos que deje la música…

-S.B: Pucho no piensa nunca en perpetuar algo que ha funcionado y agarrarse a eso, es más de tener la necesidad de hacer algo estimulante. No va a hacer cualquier cosa, pero sí que al intentar hacer música, es muy difícil superar lo que ha hecho.