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Guillermo del Toro convive con sus monstruos desde joven

El cineasta ganó Globo de Oro el domingo. Ha contado cómo desde pequeño estuvo rodeado de un ambiente extraño que se refleja en las criaturas que crea para sus historias

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Guillermo del Toro dice que su mundo fantástico se construyó en sus primeros 11 años de vida. Las criaturas, los vampiros, los superhéroes, todo viene de la mente de un niño que amaba merodear por las cloacas de su natal Guadalajara y disolver babosas con sal, que tenía un peluche de hombre lobo y que a los cinco años pidió de Navidad una planta mandrágora para hacer magia negra.

El cineasta lo ha plasmado todo en el cine y este domingo recibió el Globo de Oro a Mejor Director por The Shape of Water.

Del Toro creció en un hogar muy católico. Su madre, una poetisa aficionada que leía el tarot; su padre, un hombre de negocios que se ganó la lotería y montó una red de concesionarios de autos. Nacido el 9 de octubre de 1964, creció en una mansión junto a serpientes, un cuervo y ratas blancas, con las que a veces dormía acurrucado, según ha contado en entrevistas.

«Uno se forma en esos primeros años, después nos la pasamos remendando lo que se rompió y construyendo lo que no».

Entre sus grandes influencias estuvo su abuela. De hecho la relación entre niños y ancianos es una constante en su obra. Se ve en ópera prima, Cronos(1993). Fue la única película que dirigió en México.

El secuestro de su padre lo obligó a salir del país en 1998 y dos años después inició la etapa española con filmes como El espinazo del diablo (2001) yEl laberinto del fauno (2006). Su primera experiencia en Hollywood fue Mimic (1997).

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