Después de cuatro años de espera, el cineasta estadounidense Robert Eggers catapulta su regreso a la gran pantalla con El faro, que llega a las salas el viernes. Es un inquietante thriller psicológico que desafiará la cordura de los espectadores.
Ambientada en el siglo XIX y rodada en blanco y negro, la cinta narra la historia de dos fareros, el veterano Thomas Wake (Willem Dafoe) y su ayudante Ephraim Winslow (Robert Pattinson), quienes deben custodiar un faro durante cuatro semanas.
Aislados en una remota isla de Nueva Inglaterra y sin tener noción del tiempo, la convivencia entre ambos desconocidos pronto degenera en un aterrador descenso hacia la locura.
«La película es extrema y, a la vez, elemental. Habla sobre identidad, sistemas de creencias y relaciones, pero deja la puerta abierta a múltiples interpretaciones», dijo Dafoe.
«Me gusta trabajar con directores que tienen una visión personal muy sólida, convertirme en su criatura y servir a sus ideas. Eggers es realmente talentoso. Confío en lo que hace y creo que merece la pena», agregó el actor.
Tras su exitoso debut como director de cine con La bruja (2015), Eggers continuó labrando su paso por los senderos del género de terror pero, esta vez, sustituyendo la vida rural del siglo XVII por el universo marítimo de finales del XIX.
Inspirados en la tragedia real de dos fareros de Gales, que en 1801 quedaron atrapados en su faro durante una tormenta, e incorporando referencias mitológicas y literarias, Eggers y su hermano Max escribieron el guion de una película que promete no dejar indiferente a nadie.
Para esta nueva entrega, Eggers volvió a trabajar con muchas de las personas que formaron parte del equipo de su anterior filme. Entre ellos, el compositor de música Mark Korven y el cinematógrafo Jarin Blaschke.
La banda sonora y la cinematografía, junto con el lenguaje casi shakesperiano y cargado de jerga náutica arcaica utilizado en los diálogos, fueron elementos decisivos a la hora de crear esta singular proyección, nominada este martes al premio Bafta a la Mejor Fotografía.
Las escenas de exteriores se grabaron en la comunidad pesquera Cape Forchu en Nueva Escocia que se convirtió en el hogar de los actores.
«Podía elegir vivir en el hotel con todos los demás, pero decidí vivir en una cabaña al lado del mar. Me gustaba el aislamiento, tener mis pequeñas rutinas, calentar la cabaña con la estufa de leña. Hacer eso me conectaba con mi personaje«, relató Defoe.
Durante los 32 días de rodaje, los actores tuvieron que enfrentarse a tormentas, diluvios, frío y viento. Las condiciones climáticas adversas no eran ficción.
Inquietante y claustrofóbica, El faro es un viaje inmersivo que arrastra al espectador a la espiral de demencia que sufren los dos −y únicos− protagonistas.
«Me sentí libre interpretando a este personaje. Perder la cabeza fue para mí como un estado natural», confesó Pattinson.
Esta es una sorprendente interpretación que lo pone a la altura de su compañero. Además, rompe el encasillamiento de su papel de vampiro en la saga Crepúsculo.