Bárbara asegura ser una gran estrella. Pregona gloriosas presentaciones en televisión y grandes escenarios. Da a entender que son pocas las marquesinas que no han tenido su nombre, pero en realidad no son más que fantasías. Ese fabuloso espectáculo al que tanto se refiere no ha sido más que la atracción de bares de mala muerte como los que abundan en Sabana Grande.
La edad no perdona y en la taguara a la que ha entregado tantos años la desplazan. El público quiere rostros y cuerpos más rozagantes en el show travesti que cada noche entretiene a tantos. Llevada por los celos y la rabia, pues además se siente burlada por el Polaco, su jefe y ex amante, lo roba para resarcir los daños que considera ha sufrido. Emprende entonces un viaje a los llanos con la intención de cruzar la frontera y tomar un avión a Estados Unidos.
Así comienza la película Bárbara de John Petrizzelli, protagonizada por Alberto Alifa, que se estrenará el viernes 3 de noviembre.
En el llano se encontrará con un joven, Sixto (Ray García), que escapa de quienes asesinaron a su familia. Un personaje que sueña permanentemente con Santos, su héroe de la lucha libre.
Desprovista de la experticia del baqueano, Bárbara busca en el adolescente el apoyo para lograr su objetivo. Lo hace mediante la manipulación y el engaño, pero no son comportamientos que lucen viles, sino los propios de alguien que teme por su vida, pues el Polaco quiere recuperar lo perdido, tanto en lo económico como en lo sentimental.
El largometraje de John Petrizzelli se convierte en un homenaje a la vida en el llano, con claras alusiones a Doña Bárbara de Rómulo Gallegos. Incluso, en la cinta, la famosa devoradora de hombres es una deidad en esas tierras calientes y peligrosas.
Más allá de ser un filme de aventuras, también es una trama que resulta por momentos oníricas, en las que las fantasías más nobles movilizan al protagonista y su acompañante a dejar atrás el asedio de una realidad agobiante, un mundo ingrato desprovisto de todo sosiego.
Si bien Bárbara se inscribe en la temática LGBTI, la película no tiene como objetivo principal reivindicaciones para esta comunidad. De hecho, no abundan comportamientos homofóbicos. La historia más bien trata sobre la redención en medio de la incertidumbre. ¿En contra? Los villanos del filme, ambientado en 1989, no logran intimidar como deberían durante la persecución al protagonista. Asimismo, los diálogos entre Bárbara y Sixto del primer acto carecen de la fuerza para afianzar sus propósitos.
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