Aaron Bencid es un venezolano cuya vida dio un giro de 360º al tener que irse a vivir a Estados Unidos para estudiar y ejercer su carrera de post-producción cinematográfica, cuando apenas tenía 18 años de edad.
Aunque dejar su país, su hogar, sus raíces, familia, amigos, novia, fue “un trago amargo”, era la oportunidad de cumplir sus sueños.
“Dejar Venezuela fue tanto tragedia, como bendición. Una moneda de doble cara. Lamentablemente este es el camino establecido para aquellos que logran conseguir los recursos para irse y de lograrlo, dejas parte de ti en Venezuela, es la realidad del pueblo venezolano en el siglo XXI”, confesó.
Contó a El Nacional Web, que la decisión de dejar su patria atrás no solo se debió a la situación política que atraviesa el país, sino que la carrera profesional que quería estudiar y ejercer es difícil en su nación, puesto que hay muy poca cultura cinematográfica en comparación a otros lugares como EE UU o Europa.
Resalta que la industria en Venezuela es muy pequeña, “perfecta para ser explotada”, pero que la situación política, económica y social no permite que el desarrollo artístico se lleve a cabo de manera óptima.
“La paradoja es que justamente por las dificultades del país saldrá arte interesante de esta época de la historia Venezolana, como el movimiento expresionista en Alemania, cerca del inicio de la Primera Guerra Mundial. Y ya lo hemos visto con bandas como La Vida Bohème y novelas como Las Aventuras de Juan Planchard”, expresó.
Sin embargo, realzó con admiración que mentes brillantes venezolanas de este medio como: Lorenzo Vigas (Desde Allá), Diego Velasco (La Hora Cero), Mariana Rondón (Pelo Malo) y Marcel Rasquin (Hermano), apuesten y crezcan en el país, pese a las dificultades.
Sostuvo que en la actualidad comprende que haberse ido de Venezuela fue la mejor decisión que pudo tomar para asegurar su futuro y desarrollo como artista.
Su amor por el cine surgió porque desde niño tuvo apreciación por el cine y por aprender cómo lograban hacer lo que él veía en pantalla grande.
“Ver películas, series y documentales siempre fue lo mío, (generando la preocupación de mi madre que me quedaría ciego desde los 13)”, detalló.
Fue a esa edad, de 13 años, que empezó a preguntarse por qué no podía ser él quien hiciera cine.
Poco después, comenzó a grabar sus propios vídeos, y con esto, a editarlos. Asegura que no le tomó mucho tiempo tomar la decisión de que eso era lo que quería hacer por el resto de su vida. Era la carrera que quería ejercer y el futuro que veía en él. Antes de graduarse de bachillerato ya tenía clara la decisión de irse y le dijo a sus padres cuál era su sueño y sin dudar lo apoyaron.
Un viaje hacia el futuro
Los aprendizajes que obtuvo en Art Center College of Design, una universidad de arte diversificada en EE UU, fueron imprescindibles para su crecimiento. Los contactos que le dio estar ahí, son invaluables.
“A esta industria se le entra mucho gracias a las personas que conozcas y como extranjero en un país ajeno, me facilitó mucho estudiar la carrera ahí”, comentó Bencid.
Resaltó que entre los aprendizajes que tuvo durante sus pasantías en Apple está el perfeccionismo y atención al detalle que esta empresa le hizo ver, lo que considera fue trascendental para su formación como artista y persona.
“Vi el estándar al que se apegan y entiendo que hay un nivel de excelencia que me debo exigir a mi mismo y del cual no debo bajar. Aprendí a nunca comprometer la raíz ideológica de un proyecto por nada, debo ser fiel a mis instintos y creencias, dejarlo todo en el campo de batalla porque si no estás dispuesto a dedicarle todo lo que tienes a un proyecto, no es suficientemente bueno para hacerlo”, explicó.
Durante su experiencia en Apple, trabajó en una campaña para el departamento de accesibilidad de la empresa, se encarga de mejorar la calidad de vida de personas con discapacidades por medio de la tecnología.
“La campaña fue creada en torno a una mujer llamada Sady Paulson de North Dakota, que padece de parálisis cerebral y gracias a la tecnología de Apple «Switch Control», es capaz de comunicarse, navegar en internet e inclusive editar videos con sólo dos botones que opera con su cabeza”, contó.
Destacó que esa campaña le encantó, porque además de exponer el compromiso que Apple tiene no es solo de generar tecnología impecable, sino que además la hace accesible a todo tipo de persona. Una muestra de que el arte es democrático e imparcial a las dificultades de los demás.
Fundación Obama
Trabajar con la Fundación Obama fue un paso muy importante para su carrera. Utilizó mucho las prácticas que aprendió en Apple.
Compartió con gente muy creativa, “las mejores mentes” y se hizo más perfeccionista.
“Trabajar con gente creativa a este nivel es trabajar no sólo con las mejores mentes que hay en el medio si no más cuidadosas por la delicadeza de los temas que tocan, desde racismo, desigualdad social, política y economía. El proceso fue sistemático, meticuloso y minucioso. Desde la concepción hasta su entrega, se manejó bajo una lupa ya que no había lugar para errores”, expresó.
Actualmente, está trabajando en varios proyectos interesantes: editando visuales para el tour de la cantante Camila Cabello y el nuevo vídeo clip de Alina Baraz; y empezará la edición del cortometraje de un director inglés llamado Luke Davies, donde el actor principal es P.J. Byrne, que participó en Wolf of Wall Street como un corredor de bolsa.
Al terminar estos proyectos, espera poder meterse más al área de comerciales. A pesar de ya tener representación en Nueva York, quisiera conseguir representación en Los Ángeles donde reside actualmente. Su plan a corto plazo es dejar el freelance a un lado por un tiempo y trabajar en una post-productora en California. Si se le presenta la oportunidad, le encantaría ir a Londres a desarrollar su talento como editor, debido a que varias de las mejores casas post-productoras están basadas ahí.
Aaron Bencid es un ejemplo de lucha y constancia. Su decisión de ejercer esa profesión radica de su crianza en Venezuela, puesto que cataloga la narrativa del país como “una novela eterna de García Márquez”, es tan extensa y compleja la situación del país, que le dio inspiración.
Destacó que haber vivido la transición de un país rico a uno con hiperinflación, le proporcionó una plataforma para contar historias personales, de su país o de lo que sea, porque las historias son sinónimo de cine.
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