ENTRETENIMIENTO

Cinco poemas de Marianne Moore

por Avatar EL NACIONAL WEB

¿Qué son los años?

     ¿Qué es nuestra inocencia,

cuál nuestra culpa? Todos

     desnudos, ninguno a salvo. ¿Y de dónde

el valor: la pregunta incontestada,

la duda firme

–que calladamente llama, que sorda escucha–, que

en la desgracia, incluso en la muerte,

     da valor a los demás

     y, en su derrota, mueve

     al espíritu a ser fuerte?

Sabio y dichoso aquel que

     acepta que ha de morir

y en su prisión se eleva

sobre sí mismo como

el mar en una sima, luchando por ser

libre e incapaz de serlo,

     y en ese abandono

     halla supervivencia.

     Así se comporta

quien siente con vigor.

     Como el ave que al cantar

yergue su cuerpo creciéndose.

Aunque cautivo, su poderoso canto

dice qué vulgar es la satisfacción,

qué pura la alegría.

     Esto es ser mortal,

     esto es ser eterno.

**

Al progreso militar

Usas tu cerebro

como una muela de triturar

     paja.

Lo abrillantas

y con tu pervertido ingenio

     te ríes

de tu torso,

postrado donde el cuervo

     desciende

sobre los débiles corazones

que su dios le asigna,

     llama

y bate las alas

hasta que el tumulto atrae a

     más

voluntarios negros

para volver a resurgir,

     guerra

a bajo coste.

Ellos lloran por la cabeza

     perdida

y buscan su presa

basta que el cielo de la tarde

     enrojece.

**

La mente es un mecanismo encantador

es un mecanismo encantado

     como el brillo en el

ala de una chicharra

     subdividida por el sol

     hasta que las cuadrículas son legión.

Como Gieseking interpretando a Scarlatti;

como el pico punzón

     del ápterix o el

chal del kiwi

     de peludas plumas para la lluvia, la mente,

     tanteando su camino como un ciego,

camina con la vista fija en el suelo.

Posee el oído del recuerdo

     que oye sin

necesidad de oír.

     Como la caída del giroscopio,

     de inequívoca exactitud

porque está ajustado con soberana certeza,

es un poder de

     dramático encanto.

Es como el collar de

     la paloma animado

     por el sol; es el ojo del recuerdo;

es concienzuda inconsistencia.

Arranca el velo; desgarra

     la tentación y la bruma

que visten los ojos

     del corazón –si el corazón

     tiene rostro; hace pedazos

el abatimiento. Es fuego en el iridiscente

collar de la paloma; en las

     inconsistencias

de Scarlatti.

     El orden pone

     a prueba su desorden;

no es el inmutable juramento de Herodes.

**

Puedo, podría, debo

Si me dices por qué el pantano

parece infranqueable, entonces te

diré por qué pienso que

puedo atravesarlo si lo intento.

**

Valores al uso

Iba a la escuela y me gustaba el lugar,

hierba y sombras de hojita de acacia como encaje.

Se discutía sobre la escritura. Decían: “Creamos

valores en el proceso de vivir, es inútil esperar

su progreso histórico”. Sé abstracto

y desearás haber sido concreto; es un hecho.

¿Qué estudiaba yo? Valores al uso,

“juzgados en su propio terreno”. ¿Soy aún oscura?

De improviso, un estudiante dijo al pasar a mi lado:

“‘Relevante’ y ‘plausible’ eran palabras que yo entiendo”.

Una afirmación grata, anónimo amigo.

Ciertamente, los medios no deben frustrar el fin.