Chiky Lorens es un nombre propio. Más que un alter ego o un personaje, Juan Alejandro Solórzano ha sabido construir una imagen, una actitud y una presencia en una carrera artística que ha recorrido montajes de teatro, salones de danza y, recientemente, los estudios de Televen. Después de un cambio en la plantilla de La Bomba, entraron varios animadores, pero ninguno tan controversial como el que más lentejuelas y maquillaje lleva.
Juan Alejandro nació en el barrio La lucha de Caracas, se graduó de bachiller mientras vivía en Río Chico y comenzó su carrera como bailarín en el Ballet Juvenil de Caracas. Es licenciado en Artes por la UCV y en Danza por Unearte. Pasó casi dos décadas haciendo danza clásica y contemporánea. Entre sus personajes más difíciles destacan Rosa Rosario y la flamenca de Cabaret Baccarat, pieza dirigida por Miguel Issa, que hizo reventar en aplausos las tablas en el Festival de Teatro de Caracas de 2015.
—¿Cómo han sido los comentarios ahora que está en señal abierta nacional?
—Hay sus detractores como en todo, pero en eso está el juego. Tener de un lado y de otro para poder crecer. Cuando los comentarios no tienen improperios se pueden usar para subir. Lo peor fue cuando me dijeron que era un monstruo social, me ofendió porque nunca he trabajado para esa imagen. Tengo 15 años siendo un artista de la transformación, precisamente para eliminar ese mito que se crea alrededor de lo que hago.
—¿Qué significa que la Chiky Lorens entre en la televisión?
—¡Ni soy transgénero ni transformista ni travesti! Soy un artista de la transformación. Yo rompí el paradigma. Mariluchi, que estaba en Canal i, era una mujer transgénero, y otros compañeros han tenido momentos en la pantalla, pero ninguno ha logrado ser presentador y tener un segmento específico dentro de un programa posicionado en la televisión venezolana. Con todo el respeto que puedan merecer Josué Gil y otros humoristas y actores que han hecho de mujer, yo me considero un pionero junto a Televen y la producción de La Bomba.Sobre los comentarios relacionados con Doña Griselda, tengo que decir que es única. Juan Carlos Vásquez ha hecho un trabajo excepcional con esa muñeca. Pretender hacer lo mismo sería una osadía. Yo vengo a este proyecto a entregarme, no soy ninguna copiógrafa.
—¿Quién va primero, Chiky o Juan Alejandro?
—Juan está detrás de la peluca, pero es muy conocido entre los bailarines. Yo soy un actor. Un muchacho común y corriente que toma otro género para crear personajes, y el que más ha gustado es este, el de la diva. El personaje de la Chiky Lorens se creó por un error: yo ganaba 13 bolívares en el Ballet Juvenil de Venezuela e hice una audición para un show en el que me iban a pagar 80 bolívares por función. Me dieron una bolsa con el vestuario que tenía una panty, un sostén y una peluca. Yo pensé que se habían equivocado, yo era un bailarín de academia, pero ¡eran 80 bolívares! En el show me vio el gerente del bar Cool Café y me dijo que él quería que yo hiciera shows allí. Así nació el personaje que evolucionó.