Charlize Theron representa lo que se espera de un talento de Hollywood en 2020: versátil al crear historias como actriz o productora; firme en su postura a favor de las causas justas, trátese de combatir el VIH/ SIDA en África o la insuficiente representación en la pantalla del colectivo LGTBI. Para la ganadora del Oscar a Mejor Actriz Principal por Monster (2003), difícilmente haya un género de ficción donde no haya participado, aunque como ella dice «una buena historia es una buena historia”, trátese de drama o fantasía.
Su próximo trabajo tiene un elemento fantástico: la inmortalidad. Es La Vieja Guardia (The Old Guard), película exclusiva de Netflix que sigue a cinco mercenarios con la inverosímil capacidad de sobrevivir a las heridas más graves, lo cual aprovechan para hacer el bien. Theron es Andrómaca de Escitia (Andy, para los amigos), que ha participado en guerras desde la Edad de Bronce y no ha envejecido un día. Pero el mundo globalizado, con cámaras en cada esquina, desafía el secretismo que ella y sus colegas eligieron.
La Vieja Guardia es la clase de película que esperarías ver en un cine, si es que los cines siguieran abiertos, algo para lo que habrá que esperar mientras dure la crisis del covid-19. Charlize Theron no es ajena a esta realidad —su fundación no solo combate el VIH, sino previene el maltrato a la mujer en cuarentena con su victimario—. Le preguntamos si cree que a partir de ahora la gente preferirá el streaming a ir a las salas.
“No sé a dónde iremos. Creo que hay un balance, ver una película en un cine o en servicios de streaming es algo a lo que nos estamos acostumbrando. Creo que es el futuro. Esto impactará el negocio de los cines. Tenemos mucha suerte de tener este formato (Netflix) para seguir contando y presentando historias en un tiempo en el que, creo, la gente realmente las necesita”, dijo Charlize Theron.
Del cómic a la pantalla
-Hay muchos guiones de acción en Hollywood esperando por una actriz o actor protagónico. ¿Exactamente, qué te atrapó de La Vieja Guardia?
-Creo que inicialmente fue solo la novela gráfica, eso fue lo primero que leí. De verdad me satisfizo, pensé que tenía mucho potencial en la historia para ser desarrollada en algo cinematográfico. Se sentía como una historia que podía vivir en un mundo de ciencia ficción, en un mundo más grande y global, pero al mismo tiempo se siente muy íntima en sus emociones. Así que realmente me conecté con eso.
-Conectaste con Andy, este personaje que ha visto de todo durante su vida. ¿Qué tan difícil fue convertirte en ella?
-Definitivamente, hay un aspecto fantástico (en el personaje), que es muy difícil para una simple mortal comprender. Pero creo que intento aferrarme a su calidad humana, las cosas que ella contempla, por lo que está pasando, los pensamientos que la acechan y hacen que cuestione su propósito y fe en la humanidad. Esas cosas, para mí, son muy humanas, con las que te puedes identificar y me aferré a eso como base. Greg Rucka, quien escribió la novela gráfica, fue realmente muy preciso en hacerla un personaje muy cansado y, al inicio de la historia, tiene que haber un severo agotamiento al vivir por tanto tiempo, sumado a lo que tiene que hacer, que es pelear junto a la Vieja Guardia.
-En esta película no existe un interés romántico para tu personaje, lo cual me parece muy refrescante porque la subtrama romántica es muy común en el cine.
-Sí, creo que es bonito que haya esfuerzos conscientes para crear historias para mujeres cuya motivación no se cuelgue de relaciones o hijos; no creo que los hombres tengan que adherirse a esas reglas de la narrativa que, de alguna manera, siempre se han aplicado a mujeres, pero ha sido bueno interpretarla. He sido lo suficientemente afortunada de interpretar a unas pocas mujeres que son motivadas solo por el hecho de ser mujeres y su existencia; no necesariamente por las cualidades de crianza de la sociedad que son asociadas con ser una mujer.
-Antes has dicho que amas cuando un cineasta confía en ti más de lo que confías en ti misma. ¿Fue este el caso?
-Sí, definitivamente. Creo que gran parte de ser creativo es entrar en contacto con tu vulnerabilidad en todo momento, es como enamorarse, da mucho miedo, y siempre es más fácil hacerlo con alguien en el que de verdad confías. Sé que he crecido más cuando he trabajado con personas que me hicieron sentir a salvo; y definitivamente me desafié a mí misma a ir a situaciones a las que tal vez, no habría ido naturalmente, o no habría sido lo suficientemente valiente de ir por mi misma, porque confié en cineastas.
-Hay una escena donde tus colegas Marwan Kenzari y Luca Marinelli son prisioneros y los soldados se burlan de ellos porque son gays. Es una escena muy poderosa y me gustaría saber cuál fue tu reacción al verla.
-Fui parte del desarrollo de esa escena cuando escribimos el guion, así que la vi hacerse realidad el día en que la filmamos. Fue solo cuando vimos la prueba de pantalla cuando nos dimos cuenta lo poderosa que era esa escena, fue realmente increíble escuchar esas palabras por primera vez. Creo que las relaciones y personas no binarias han tenido una historia en el cine donde siempre son el objeto de burla, más o menos así han sido utilizados en el cine. Y había algo muy poderoso al darle la vuelta a eso, hacer que dos personajes sean increíblemente serios sobre el cómo se sienten el uno por el otro y, además, hacer un comentario sobre el cómo hemos representado relaciones que no son la norma. Es un momento poderoso, es triste que en 2020 sigamos hablando de cosas como esta. Desearía que estuviéramos en un momento donde eso fuera tan normal como una relación heterosexual, pero es bueno que esté conectando con la gente y que hablen de ese momento de la película.
-La película parece más el episodio piloto de una serie de TV. Parece tener el potencial de contar más historias. ¿Fue ese un factor que consideraste antes de aceptar el papel?
-No, o sea es algo de lo que hablamos. Teníamos que desarrollar la historia sabiendo qué queríamos lograr, en caso quisiéramos seguir adelante con la historia. Sabíamos que Greg Rucka quería seguir escribiendo la serie de cómics, así que lo desarrollamos de esa manera, donde estaríamos abiertos a retomar esto si quisiéramos (con una secuela); pero no tiene nada que ver con el por qué dije sí o no. Sentí que la historia… merecía ser contada. Estamos invirtiendo este tiempo y energía en desarrollarla, lo cual fue logísticamente difícil, puede que una de las más difíciles que he hecho. Estoy muy orgullosa del trabajo que hicimos, y si podemos avanzar y hacer más, eso sería muy emocionante.
-En el cómic de La Vieja Guardia, Andy es un personaje muy sexual, pero ese elemento ha sido removido de la película. ¿Eso siempre estuvo fuera del libreto o hubo alguna versión del mismo que lo incluía?
-Lo conversamos en las primeras etapas de desarrollo, de mantener un poco de eso al inicio de la película. Lo que pasó fue que si abríamos la película de ella siendo sexual con alguien y nunca exploramos eso de nuevo ni respondemos las preguntas en torno a ello, porque hay demasiados personajes que seguir en la película, lo sentía como algo mezquino. Y ese es el por qué lo removimos del desarrollo del guion, no teníamos suficiente tiempo.
-Andy es un personaje que lucha por lo justo aunque lo haya hecho ya por 6000 años. Tú haces labor humanitaria por medio del Africa Outreach Project. ¿Qué tan difícil es hacer lo bueno cuando el resto del mundo parece congelado en dolor y violencia?
-Sí, ese es definitivamente un tema en la película que queríamos explorar, esa fatiga que puedes tener. Tu filantropía empieza con la familia, quieres protegerla. Soy muy afortunada de estar rodeada de grandes amigos y familia, que siempre están para mi en mis momentos más oscuros, donde tal vez estoy por rendirme y me hacen dar cuenta que hay un efecto dominó en lo que haces; aunque lo que hagas sea pequeño.
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