El diseñador gráfico venezolano Carlos «CAE» González creció rodeado de artistas. Aunque estudió artes ni se considera artista plástico, tener amigos cercanos involucrados con ese mundo lo llevó a experimentar cierta inquietud por crear su propio trabajo visual. Egresado del Instituto Universitario de Diseño Las Mercedes en 1995, el caraqueño de 53 años de edad ha participado desde 2002 en casi 20 exposiciones colectivas en ciudades como Berlín, Caracas, Barcelona y Nueva York. Sin embargo, no fue sino hasta el año pasado cuando, en conversaciones con Andrés Rísquez y María Bilbao Herrera, los encargados de la Galería El Raise Caracas en los Palos Grandes, que decidió darse la oportunidad de mostrar su trabajo en una muestra individual: Visiones.
Desde el 1 hasta el 30 de junio los espacios de esta galería alternativa, como parte de la segunda edición del Caracas Design Week, mostrará al público caraqueño el trabajo de González. En la exposición el artista une su mirada como diseñador venezolano, su historia y orígenes con su experiencia como residente de Ciudad de México desde 2011. Radicado en México desde hace 13 años, González trabajó, pensó y reflexionó por meses cómo quería presentar primera exposición. Experto en la fusión de estilos y temas que reflejen su herencia latinoamericana, Visiones destaca por exhibir una influencia del modernismo y los contrastes de su entorno en una muestra en la que Caracas y Ciudad de México son protagonistas.
«Quería que la gente experimente la cultura mexicana. Traje mezcal, chapulines y confitería mexicana porque quería complementar esta muestra con algo fresco para que la gente se divierta. Eso es lo que más me importa a mí. Solo el hecho de estar en mi ciudad natal es bastante, siento que la gente tiene hambre de ver nuevas cosas», comenta.
Como artista visual y también ilustrador, González reconoce que ante cualquier exposición lo primero que experimenta son los nervios. Le causa un poco de ansiedad no saber cómo se percibirá su obra o cómo será recibida por los visitantes. Las expectativas con Visiones también son altas: es una muestra cargada de muchas emociones y, sobre todo, agradecimiento hacia su madre y a su ciudad natal. Es un poco de todo, asegura. «Hay muchas emociones en esta muestra. Quiero volver a enseñar mi trabajo y lo quiero hacer aquí porque creo que hace mucha falta».
En Visiones González es el protagonista de su propio show y el encargado, además, de todo lo referente a la muestra. Hizo la curaduría, museografía y la producción en sala. Ahora, tras finalmente concretarse la exposición, asegura que se siente muy feliz por el trabajo realizado. «Fue un proyecto cuyo concepto fui profundizando para hacer una experiencia dentro del espacio de la galería. La sala la veo más como un happening, algo fresco, más dinámico. No quiero que se vea algo muy serio porque es parte también de mi esencia como artista visual».
El ojo, la guacamaya y la calavera
Carlos Eduardo (de allí surge «CAE») González nació, creció y se formó en Caracas. En la capital también conoció a su esposa Karely Munarriz Sánchez, a quien considera su pilar fundamental y con quien tiene un hijo de 19 años, Tomás Federico González. Durante su formación como diseñador gráfico en Caracas vivía en una ciudad modernista y bulliciosa. Para esa época, recuerda, la capital gozaba de una corriente de diseño de alto nivel que ahora trata de volver a plasmar en Visiones. A eso le suma su experiencia como residente de Ciudad de México, lugar al que llegó luego de que a su esposa le surgiera una oportunidad de trabajo.
Dejar Venezuela fue para González y su familia un momento difícil. «Fue bastante duro porque llegas a una ciudad grande, poderosa, con una cultura muy potente. Llegas y no conoces a nadie. Pasé muchos momentos solo, donde comencé a buscar cosas que hacer, conseguir clientes, siempre trabajé freelancer», cuenta. En ese momento de su vida, se reencontró con la ilustración y comenzó a crear. Visiones es el lugar de encuentro de todas aquellas creaciones que hizo y guardó. También es la mezcla de esa Caracas modernista en la que creció y de una Ciudad de México que le dio la oportunidad de vivir nuevas experiencias.
Con todo el tiempo a su disposición, González buscó qué hacer en su nueva ciudad. Admite que como creador no puede estar sin hacer nada. Así, decidió profundizar en algunos temas que ya desde Caracas le interesaban como, por ejemplo, la cultura del tatuaje. Reconoce que, después de vivir un tiempo en el país, su nuevo hogar influenció su trabajo como diseñador gráfico. «Me empecé a adentrar en la cultura del tatuaje, en la cultura más hacia el esoterismo y la muerte».
Al retomar la ilustración se percató de que sus dibujos gozan de un toque de humor negro y doble sentido que le encanta: a González le gusta que sus creaciones hablen por sí solas. Nunca hace un dibujo solo por hacerlo. Poco a poco fue dándose el proceso creativo detrás de Visiones.
«Hay muchas cosas que empiezan a tener coherencia y significado y te das cuenta de que nos somos tan diferentes, esas cosas comenzaron a darle sentido a esa muestra. Como diseñador gráfico también me gusta el branding, el diseño de marcas y quise también darle una imagen a la exposición», comenta. Por eso, en la muestra destacan los íconos de las guacamayas que le recuerdan a Caracas; el ojo que lo representa y le da el nombre a la muestra, Visiones; y la calavera que representa a Ciudad de México. La muerte es muy diferente a como lo ven ellos y nosotros, quise dar esas diferencias y yo profundicé más en eso», añade.
¿Qué ve Carlos “CAE” González?
Cada vez que Carlos González visita una ciudad, le gusta tomarse el tiempo para conocer sus sus museos. También se fija mucho en su cultura de la calle y es por eso que lo primero que hace siempre es ir al centro de la ciudad. Allí, considera, es donde realmente se aprecia la vida y el movimiento de las urbes. El street urbano, así como el mercado público de Ciudad de México, tiene muchos códigos de los que nutre su trabajo, muy diferentes a los de Caracas.
«Me gusta mucho ver piezas de calle, investigo quiénes son los artistas visuales de la calle, el diseño de moda, arquitectura, diseño de interiores. También uso la cámara, tomo fotos de los edificios y me voy nutriendo de todo. Me fijo mucho en los carteles, que no hay tantos en Caracas. En los 90 estaba Sentimiento Muerto, Zapato 3, que también vienen de diseñadores. Los carteles forman parte de las ciudades».
Cada vez que González se enfrenta al proceso creativo lo primero que hace es pensar en la idea, algo que le puede tomar días o semanas. Luego, toma su sketchbook y, día a día, va dibujando lo que se le va ocurriendo. «Dibujo mucho, cualquier trabajo comercial también, rara vez comienzo en digital. Después, si le doy forma, lo digitalizo, genero los pinceles con los que voy a desarrollarlo; a veces creo que lo tengo y a mitad de proceso me doy cuenta de que no me gusta y lo dejo por un rato».
A González le gustan mucho los patrones, las tramas, pero no que sean simétricas o repetitivas. Prefiere hacer cosas desordenadas y eso toma su tiempo. «He hecho carteles en serigrafía que me han tomado meses porque tiene mucho detalle. Un proyecto que hice en México fue generar un personaje por día que terminó en un cartel de serigrafía donde había mucho doble sentido. Allí ves la idiosincrasia, ves códigos escondidos que tienen significados. Mucha de esas cosas la gente se las ha tatuado. Para mí es un honor».
Caracas y México en un telar
Carlos «CAE» González está consciente, sobre todo después de presentar Visiones, que Caracas y Ciudad de México son lugares completamente distintos, pero también similares. «Caracas es mi ADN y no lo voy a negar nunca, está conmigo siempre. Los primeros años en México fueron duros por esa distancia. México es distinta porque es abrumadora, bulliciosa, la cultura la tienes tan presente, aquí somos más neutros con la cultura, no existen esos códigos culturales de nuestros antecedentes y esa es la principal diferencia».
Caracas, además, es una ciudad que está en un valle, es pequeña, con pocos habitantes y Ciudad de México es todo lo contrario: recorrerla entera puede tomar hasta dos horas. Eso conlleva a que las magnitudes de los espacios arquitectónicos sean también diferentes. La gastronomía también es particular en cada una de estas ciudades. «Ciudad de México tiene casi 30 millones de habitantes, ¿cómo alimentar a esa cantidad de personas? Hay mucha oferta de eso y lo que consigues es impresionante. Los mercados también, la cantidad que consigues es impresionante y los tamaños son gigantescos», opina.
Además, Caracas tiene subidas y bajadas, mientras que México es completamente plano. «Otra cosa son los temblores, sufrí el temblor de 2017, fue muy duro, por primera vez experimenté una sacudida muy fuerte. Edificios muy cerca de donde vivo se cayeron, comencé a generar temores con respecto a la ciudad porque puede suceder en cualquier momento. Suena la alarma sísmica y tienes que prepararte para correr. Vi cosas feas ese año, una ciudad con edificios en el piso, eso nunca lo había visto».
Una vez concluya la muestra Visiones, el artista quiere llevarla a México con algunas variantes: lo primero será extrapolar lo que logró en Caracas a tapetes y telares. Su plan es viajar a Oaxaca, donde ya tiene contactos, para lograrlo. Allí conoce a personas talentosas que trabajan en telares desde hace muchas generaciones y su proceso de trabajo, así como el teñido natural de las telas, lo considera hermoso.
«Quiero realizar estas piezas que voy a exponer, sobre todo las gráficas, con un formato grande en telares. De aquí voy a comenzar a producir y probar eso y mostrarlo allá. Cuando esté listo, reunir todo y ver cómo lo llevo a Florida o a otros sitios, como España», comenta. Visiones en Caracas es un trampolín para entablar lazos con otras galerías.
Carlos «CAE» González quiere seguir creando. Le gustaría, también, profundizar en sus estudios, tomar alguna maestría en arte o hacer algún diplomado en curaduría. «Quiero experimentar este tipo de cosas, no abandonar mi trabajo comercial pero sí empezar a trabajar en eso. No quiero que se me vaya la vida y no lo haya hecho».