Han pasado más de doce años desde la última vez que estuvo en Venezuela y, desde ese momento, una de las cosas que más ha anhelado ha sido volver. Carlos Baute cumplirá su deseo gracias al tour Colgando en tus manos. Sobre su espectáculo es de lo que se oye hablar en su oficina de Alcobendas, municipio de la Comunidad de Madrid, a las afueras de la capital española. Allí prepara sus próximos viajes y afina los detalles de sus conciertos sin perder el foco en la vuelta a su país.
La nostalgia por Venezuela permanece aunque ya han pasado más de veinte años desde que decidió emigrar para consolidar una carrera internacional. Reconoce que añora su cultura, a pesar de que algunos todavía le reprochan haber dejado su tierra y no hacer honor a su canción «Yo me quedo en Venezuela».
Recuerda que ese tema se estrenó muchos años antes de tomar la decisión de emigrar. Afirma que no fue por la situación política sino por la necesidad de crecer profesionalmente. Sin embargo, admite que el tema representa una relación de amor y odio con el público de su país y un punto importante en su carrera. Pero no es algo que le quite el sueño, ahora espera con emoción su regreso. Se reencontrará con el público venezolano el 27 de noviembre en el Hotel Eurobuilding de Caracas.
«Gracias a Venezuela yo soy lo que soy. Es como la madre que me parió. Gracias a mi madre y mi padre estoy aquí. Y así, a nivel de mi carrera, de mi vida y de lo que soy hoy en día, fueron 25 años que estuve en Venezuela. Me formé e hice mi carrera allí», comentó.
Pero su regreso no ha estado exento de polémica. Diosdado Cabello, primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), arremetió hace semanas contra el cantante. «Yo les voy a decir algo, señores opositores, estos son una gente que es desechable por sus opiniones, no tiene constancia de nada. Cuando los ponen así entre sus principios y la plata, no hay nada que comparar. ¿Para dónde creen que va a agarrar Carlos Baute? Para la plata. El bicho se fue y ahora viene a Venezuela a buscar plata, ¿a quién le hace daño? ¿Al gobierno? ¿A la revolución? Le hace daño a él y a ustedes que creyeron en él», señaló en su programa Con el mazo dando.
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Baute le responde a Cabello y destaca que la razón de su concierto no es el dinero. Sostiene que desde hace tiempo quiere visitar Venezuela y ahora se dio la oportunidad. «Desde hace 22 años ni mi familia ni yo vivimos de algo que haya hecho en Venezuela. Esa es la respuesta. Hoy día no es que lo necesite, pero la ilusión que tengo es volver a Venezuela. ¿Por qué tocar en tantos sitios y no en mi país? No es por dinero. En estos años yo toqué muy poco en Venezuela. Yo creo que lo que hice con eso me daría para comprar pocas cosas, no para vivir».
Su ilusión, dice, es encontrar en su país el calor de sus compatriotas. Quiere viajar con más frecuencia a Venezuela, que sus hijos conozcan el país de sus padres y revivir momentos que solo le ha regalado su tierra. También, en este viaje, espera reencontrarse con su familia y valorar el tiempo con ellos, un aprendizaje que le dejó la pandemia.
Ha sido cantante, actor y arreglista. También surfista. Pero no se detiene y por eso ahora quiere producir series, algo que ya tiene encaminado. Eso sí, sin dejar de lado a su familia porque a los 48 años de edad, comenta, su mayor preocupación es pasar mucho tiempo con sus seres queridos. Uno de sus más grandes temores es no estar el mayor tiempo con sus hijos.
Del Carlos Baute de sus inicios, asegura, no ha cambiado nada. Intenta mantener esa esencia de niño y está convencido de que lo ha logrado. Se encuentra orgulloso de lo que ha hecho hasta ahora porque ha sido feliz.
—Regresa a Venezuela luego de 12 años. ¿Por qué ahora y no antes?
—Siempre lo había pensado. Lo que pasa es que no estaban yendo artistas internacionales y cuando comencé a ver tantos que viven fuera y regresaban, fue que me atreví. Aparte, no fue por mí, nos comenzaron a llamar mucho y me imagino que no fue solo a nosotros sino a todos los artistas. Imagínate la ilusión y las ganas que tengo, porque siempre he querido volver.
—¿Cómo espera encontrar el país? ¿Aún tiene familia en Venezuela?
—Sí. Me pasa mucho que hay tantos venezolanos afuera que cuando entro a un teatro, ni siquiera en mis conciertos, veo el cariño del público. En estos días estuve en un concierto y pregunté cuántas personas eran venezolanas y creo que 30% del público levantó la mano; eso nunca me había pasado. Me di cuenta de que cada vez hay más venezolanos en el exterior. La conexión siempre ha estado y, por ejemplo, ayer mi hermana celebró su cumpleaños y estaban primos míos que tienen años fuera de Venezuela. Éramos como veinte personas, todos venezolanos en distintos países, y era como si nos hubiésemos visto ayer. Eso siento que me va a pasar en Venezuela. Ahora, sobre cómo voy a encontrar el país, he visto como está porque tengo primos que sigue allí y muchos amigos que van y vienen y me van contando lo que hay. No sé si me voy a impactar, pero creo que estoy muy al día con todo lo que está pasando.
—De la última vez que estuvo en Venezuela muchas cosas han cambiado. ¿Hay algo que le gustaría que se mantuviera tal cual como lo dejó?
—Me encantaría ir a La Guaira a surfear. Ir a La Punta y hacer ese recorrido que hice tantas veces en mi vida porque viví muchas cosas con mis amigos que hoy en día están fuera. Ese recorrido lo quisiera hacer y que sea como antes. Yo no voy desde la tragedia de Vargas y no vi ese cambio.
—¿Qué echa de menos de Venezuela en su día a día?
—Al venezolano. Pero ya no, porque están en todos lados (risas). Echaba de menos al venezolano. Es un vínculo especial. Siento una conexión muy brutal con los venezolanos.
—¿Por qué decidió volver a los escenarios venezolanos y qué lo llevó a considerar esta decisión?
—Va a ser el escenario más deseado por lo especial que ha nacido de allí. Gracias a Venezuela yo soy lo que soy. Es como la madre que me parió. Gracias a mi madre y mi padre estoy aquí. Y así, a nivel de mi carrera, de mi vida y de lo que soy hoy en día fueron 25 años que estuve en Venezuela. Me formé e hice mi carrera allí.
—Muchos critican la reactivación de los conciertos en Venezuela en medio de la crisis económica y política. ¿Qué mensaje les daría?
—No solo es algo de Venezuela, recordemos la pandemia. Fueron dos años y todos nos paramos. Después todos queríamos estar y cantar en todos lados. El público también lo necesitaba. Entonces hubo un overbooking de artistas, y tenemos que estar claros en que hay un solo bolsillo y ese bolsillo decide a cuál concierto ir. Con los que vayan a mi concierto estaré agradecido porque han ido muchos artistas y es una decisión complicada. Ahora, decir si es el momento… no sé decirte por qué nos han llamado. Pero si se ha reactivado, yo estoy feliz y lo que quiero es transmitir música.
—¿Si lo hubiesen llamado años antes?
—Surgió ahora. Es que no había surgido. Ahora, no sé, se reactivó. Ha sido una locura la cantidad de artistas que han ido.
—Diosdado Cabello habló de usted y lo criticó recientemente en su programa. Señaló que era un pesetero. ¿No le genera un poco de temor el regreso?
—No me lo creo (risas). Sí, hay algo de temor, pero tengo que decirte que eso no le conviene al gobierno. He visto artistas que han estado ahí, que son opositores y han estado. Maravilloso, qué bien que los dejen entrar. ¿Por qué dejar que entren los de afuera y nosotros no, independientemente de nuestra creencia política? Yo no voy a hablar de política en un concierto. Ningún artista. En este caso, le digo a Diosdado que lo que quiero es paz, amor y música. Y felicidad para los que quieran estar conmigo recordando mis canciones.
—Dijo de usted que lo animaba a regresar «la plata».
—Desde hace 22 años ni mi familia ni yo vivimos de algo que haya hecho en Venezuela. Esa es la respuesta. Hoy día no es que lo necesite, la ilusión que tengo es de volver a Venezuela. ¿Por qué tocar en tantos sitios y no en mi país? No es por dinero. En estos años yo toqué muy poco en Venezuela. Yo creo que lo que hice con eso me daría para comprar pocas cosas, no para vivir.
—Es un artista internacional. ¿Cómo espera que el público venezolano lo reciba?
—Ya te lo diré cuando pase… sueño que podamos disfrutar. Es que es mi casa. Eso va a ser tan bonito… Yo creo que cada canción, y no significa que en otros sitios no las cante con amor, va a ser con una energía bonita por el deseo que tengo de estar ahí.
—¿Cómo se ha sentido con el tour Colgando en tus manos?
—La gente está como loca de salir de sus casas y bailar. Lo que veo mucho es que la gente quiere canciones felices. La gente quiere cantar y bailar con canciones felices.
—Su inicio fue en Los Chamos y con el folklore venezolano. ¿Queda algo de ese Carlos Baute? ¿Fue difícil dejar atrás esa etapa para abrirse hacia el mercado internacional?
—Queda todo. Yo no he cambiado nada. La esencia no se pierde. Yo me la llevo muy bien con los niños y me gusta mantener esa esencia. Abrirme hacia el mercado internacional fue muy natural. Yo estudié en Fundación Bigott percusión y cuando la discográfica decide hacer un disco yo hice canciones pop y dije que no quería cantar esas canciones, que quería hacer algo diferente y es cuando llega el folklore. Ya después vi que la discográfica se fijó en mí y me querían a nivel internacional. Yo ya no podía hacer folklore porque lamentablemente el joropo es muy complicado para bailar. Fue cuando asumí que tenía que cambiar y me fui un poco por la parte afrovenezolana y empecé a hacer una fusión, que fue muy interesante. Y en el tercer disco es cuando entro como coproductor con Yasmil Marrufo y hago un álbum con él e inventamos un sonido. Fue algo muy natural. Empezamos a hacer canciones que mezclan el pop con otros ritmos. Todo eso con parte afrovenezolana. Justo ese disco del año 97, Mi medicina, se da a conocer aquí en España en el 99. De hecho, esa canción, «Mi Medicina», después de tantos años, acabo de lanzarla con un grupo folklórico porque es un tema bailable. Fue la canción que me abrió las puertas en España. Es muy loco porque España fue el país que me llevó a Latinoamérica.
—Es muy querido en España, ¿qué significa este país para usted? ¿Cómo ha sido abrirse paso en un país que no es el suyo, donde hay tanta competencia?
—Con canciones y honestidad. Creo que también hubo una conexión, que me ha pasado con España y Argentina, que ha sido una locura. La apertura la dio «Mi Medicina» y de ahí no he parado. Las canciones han conectado. Para mí eso es una magia y una bendición. El por qué ha sido así, no sé. Me tocó a mí. Así que gracias, España (risas). Ha sido muy linda la conexión con este país.
—¿Cómo se ha mantenido conectado con Venezuela luego de tantos años fuera?
—Comiendo arepas (risas). Comemos mucha arepa y empanadas.
—Volviendo un poco a sus inicios. «Yo me quedo en Venezuela» fue un éxito que además tuvo un impacto en la política. ¿Cuando la lanzó se imaginó lo que significaría esta canción para los venezolanos?
—Esa canción es de Yasmil Marrufo. Es del año 95. Me la puso y le dije que me encantaba. Fue una locura porque empezó a sonar en las gaitas de los colegios y pegó fue en el año 2000, cuando ya yo me había ido. Lo que yo digo es que los artistas no hacemos lo que dicen las canciones. Por ejemplo, Juan Luis Guerra no tiene la nariz metida en una pecera ni anda con la bilirrubina arriba (risas). Esa canción es como un bullying. Pero la voy a cantar igual.
—¿Siente que esa canción marcó una relación de amor odio con el público venezolano?
—Total. Es una pena porque cuando me encuentro con un venezolano afuera no sabes el cariño que me da. Luego me encuentro a estos haters en las redes sociales y creo que no saben ni lo bonito de por qué lo hice. Yo recuerdo que en 1993 muchas banderas de otros países estaban pegadas en los carros en el país. Y pensé que era muy fuerte que no tuvieran la de Venezuela y eso se lo dije a la discográfica. Entonces comenzamos a hacer calcomanías con la bandera de Venezuela para que la gente las pegara en los carros. Hasta llegué a hacer un programa especial con Maite Delgado en el que salí con una camisa, diseñada por mi mamá, con la bandera de Venezuela. Me la mandaron a quitar. Eso es increíble. La gente se olvida de todas esas cosas. Hay que recordarle a la gente eso porque yo hice que el folklore venezolano se escuchara. No estaba de moda. Después empezaron a salir artistas y a sonar música venezolana en emisoras no folklóricas. Yo no salí del país por la crisis, sino por la oportunidad que se dio con la música.
—»Colgando en tus manos» también fue un éxito que los venezolanos recuerdan con mucho cariño, pero que también tuvo una llegada impresionante al mercado internacional. ¿Qué representó esta canción para usted? ¿Cree que se pueda dar en algún momento otra colaboración con Martha Sánchez?
—Colaboré con ella cuando la canción cumplió diez años. No sé si colaboremos otra vez, pero tenemos muy buena relación. Todos los artistas tenemos una canción que nos cambió la vida, la mía es «Colgando en tus manos». Cambió mi vida y mi carrera. Además, llegué a pueblos y países que eran inimaginables. Me pasó un poco antes con «Te regalo»; no igual, pero fue una sorpresa para mí.
—Ahora mismo hay más de seis millones de venezolanos que han migrado, pero usted salió en un momento y una circunstancia diferente a la que se ha vivido en los últimos años. Sin embargo, ¿qué significó para usted dejar su país para iniciar desde cero en otro su carrera artística?
—Creo que son bastante más. En mi caso, el día que me fui lloré muchísimo. Yo me fui solo. Nos fuimos con la maleta llena de ilusión para trabajar y nada más. Aquí no había productos venezolanos. Quieras o no, echas de menos tu cultura. Me tuve que adaptar, pero fue difícil. Me sentí muy solo.
—¿Qué mensaje le envía a los venezolanos alrededor del mundo?
—Que sean ellos mismos. Yo estoy muy orgulloso de ser venezolano y de los venezolanos. Somos valiosos y gente muy buena, cariñosa y linda. La gente lo nota. Siempre me dicen lo bien que caen los venezolanos.
—Ya tiene más de veinte años que salió y doce sin ir a Venezuela… ¿La nostalgia pasa con los años?
—No, no. Siempre lo he tenido desde que salí. Lo que me gustaría es ir y venir. He dedicado muchas canciones a Venezuela. Hay una que se llama «Te extraño porque te extraño»; si escuchas, la letras es directa. Hay un montón de canciones, no sé ni en cuántas nombro a Venezuela. En todos mis discos.
—¿Siente que un artista debe mantenerse al margen del comentario político, que debe ser una persona neutral frente al tema?
—Yo no me he limitado nunca. No deberíamos limitarnos, pero sucede que trae problemas. Lamentablemente. Yo ahora que quiero regresar, no me limitaría. Pero lo que quiero es llevar alegría.
—¿Sus hijos tienen vínculo con el país de sus padres?
—Sí. Les muestro fotos, videos. Sueño con llevar a mis hijos a Venezuela.
—La paternidad cambia la vida de las personas. ¿Que ha priorizado como artista desde el momento en que fue padre?
—Desde que tuve mi primer hijo fue complicado empezar a salir, y me estaba yendo bien afuera. Ya cuando tuve tres quise parar en casa porque esos momentos no los voy a volver a vivir. Gracias a Dios me iba bien y pude hacer cosas, pero no a tope. Pero con mi esposa acordamos que ya cuando el más pequeño dejara el pañal, me iba a trabajar. Ahora puedo, pero para mí es muy difícil. Me fui un mes y no sabes el apego.
—Tiene 48 años. ¿Hay algo de lo que se arrepiente Carlos Baute? ¿Algún capítulo de su vida que quisiera borrar?
—»Yo me quedo en Venezuela» la hubiese cantado, pero con otra letra (risas), que dijera otra cosa. Me arrepiento de ese título, no de la canción. La cantaría un millón de veces, pero el título no. También en algún momento me sentí fatal por lo de mi primer niño. No teníamos conexión, y gracias Dios hoy en día la relación es maravillosa.
—¿Qué ha significado para usted el reencuentro con José Daniel, su primer hijo? Llegó a pedirle perdón públicamente por su ausencia.
—Es una bendición, pero sí que la pasé muy mal porque no teníamos relación por terceras personas. Hoy día tenemos una relación maravillosa y con sus hermanos también se la lleva muy bien. Viene a visitarnos y es fantástico todo. Hace poquito me vi con él. Deseo que llegue la Navidad para verlo otra vez. Jamás me arrepentí de ese momento, pero sí del tiempo que perdí porque fueron muchos años que perdí con él por una situación de terceros. Pero hoy día hay que aprovechar y estamos a tope con la relación. Es maravilloso.
—El tiempo de la pandemia significó un cambio para muchas personas. ¿Cambió algo de Carlos Baute? Lo vimos en las redes en ese momento difundiendo información para evitar la propagación de la enfermedad. ¿Cómo sobrellevó la pandemia?
—Nos fuimos a Letonia, donde están mis suegros. Fue algo muy lindo porque tuvimos una conexión con la naturaleza; era naturaleza y familia. Todas las noticias eran depresivas y viví esos ocho meses en el campo, entre componer y la familia. Además, en un país donde hay solo dos estaciones, la del frío y la del tren (risas). Siempre hace frío. Pero al final es increíble lo maravilloso y lo valioso que es la familia. Da igual donde estés, el clima, la cultura y la comida; si estás con tu familia, es una bendición. Eso me acercó mucho más a ellos.
—Ha sido actor, presentador, cantante, arreglista…. ¿Hay algo que aún no se ha atrevido a hacer?
—Me estoy atreviendo…es producción de series. Ya estoy metido en eso. Ya llevo tiempo.
—¿Veremos entonces su nombre en Netflix? ¿Qué nuevos proyectos tiene?
—Sí. Muy pronto, creo que el año que viene. Tengo años en esto porque son difíciles estos proyectos, pero tengo proyectos que involucran una película, shows en televisión y una serie. Pero lleva tiempo.
—En dos años cumplirá 50 años: ¿es de hacer balances a propósito de números redondos? ¿O no le gusta hablar de la edad?
—Los llevo orgullosísimo. He disfrutado todo lo que he hecho. Lo más importante es mi familia, sin duda. Y hacer feliz a la gente con mis canciones. Ese es el balance de mi vida: ser feliz y entretener a la gente. Gracias a Dios tenemos salud para hacer música y amo lo que hago.
—¿Su mayor temor en la vida?
—La salud. Ya cuando eres padre piensas las cosas dos veces porque me gustaría estar el mayor tiempo posible con mis hijos. Me gustan las motos y cosas peligrosas, he bajado la marcha porque me da miedo. Quiero que mis hijos tengan mucho tiempo de mí, entonces me cuido.
—¿Una palabra que siempre lo lleve a Venezuela?
—Arepa y empanadas (risas).