El director aclara las reglas del juego desde el inicio: van a vivir en una casa fuera de la ciudad durante los ensayos, el actor vestirá y comerá como un conejo, incluso será perseguido como tal. Quien quede en la audición tendrá que convertirse en un conejo. Sólo una persona sale de la sala. Quedan varios hombres y una sola mujer, pese a que la convocatoria era sólo para ellos. Y entre todos, queda la actriz.
Es el tercer largometraje de la venezolana Carla Forte, residenciada en Miami desde 2007, que se estrenó en marzo en el Festival de Cine de Miami y competirá en la edición 16 Festival de Cine Venezolano, que tiene lugar en la plataforma del Trasnocho Cultural. Inspirada en una obra de teatro inédita de su hermano, Vicente Forte, su misión fue recrear el proceso creativo de un montaje, todo lo que puede suceder previo al gran estreno de una producción.
Conejo (2020)
Carla Forte
Género ficción – 85 minutos
Proyección: del 11 al 23 de septiembreEntradas en Trasnocho Cultural
El director, a quien da vida Francisco Denis (Narcos, Jack Ryan), es un hombre impenetrable que por conseguir la ‘obra’ que tiene en su cabeza es capaz de llevar una y otra vez a la actriz (Malena González) al límite. Y ella lo hará todo por intentar llenar sus expectativas: por eso hizo la audición. “Quiero aprender de usted”, le dice.
“En los procesos creativos muchas veces los intérpretes nos vemos expuestos y lo asumimos. Muchas veces vemos películas y obras de teatros muy buenas, y el público no sabe lo que hay detrás. A veces es terrorífico. Mi intención era dejar al descubierto eso. Sin embargo, no quiero generalizar. No estoy documentando nada, ni estoy transportando algo mío. Es ficción”, explica Forte.
Agrega: “En mis trabajos siempre está el tema de la mujer latinoamericana. Este es un director que se aprovecha del proceso creativo para manejar a esta actriz. Considera que su proceso tiene sentido y es válido cuando está manipulando psicológicamente a esta actriz, que, hasta cierto punto, lo acepta para desarrollar el personaje”.
La película se rodó durante nueve días en La Habana en un proceso experimental sin guion y solo orientados por una escaleta con las acciones detalladas. Ya en la capital cubana hicieron una residencia artística, en la que sólo se dedicaron a darle forma a las acciones de manera colaborativa, abiertos a la improvisación.
“Yo quería acercarlos lo más posible a la realidad de la historia en la que esos personajes no se conocían. Ellos, durante el proceso, no se trataron fuera de los ensayos para mantener ese sentido. Hablábamos mucho. Íbamos por los distintos espacios de la locación y armábamos la historia. Se improvisaba en base a la estructura de la escaleta”, indica.
Carla Forte (Caracas, 1981) se formó en el teatro y la danza contemporánea, sobre todo en el screen dance, un formato que combina movimientos con la cámara, de forma que están entrelazados: la coreografía existe con y para la cámara. También hizo espectáculos visuales y eso fue lo que la llevó a hacer cine. Su ópera prima fue Historias de la urbe (2010), luego hizo el documental The holders (2015) sobre el abandono de perros y gatos en Miami, y el largometraje de ficción Ann (2016), también experimental.
“Asumo la filmación o la dirección de una película con los conocimientos de la danza y el teatro, donde tenemos procesos largos de desarrollo y sobre todo colaborativos. Para mí es importante un buen ambiente de trabajo, sobre todo por lo que conlleva realizar una película. Es una necesidad que, luego de haber logrado el proceso de colaboración, creación, decir estamos listos, tanto el equipo técnico como el artístico y se inicia la grabación”, dice Forte.
Aunque esta película es experimental en el proceso, no reniega de lo tradicional, de lo que se ha valido en otras producciones. “Depende del proyecto. No se trata de que sea más fácil o difícil, sino del proyecto. He trabajado de las dos formas, no me decido por alguna o por la otra”.
Y aunque Conejo fue filmada en La Habana, el contexto de la capital cubana no es parte de la película. La decisión de grabar en esa ciudad responde a conexiones. Su esposo nació allá y tienen una plataforma y un equipo. Vive en Miami, pero la define como una «base». Incluso su compañía Bistoury Physical Theatre & Film, realiza desde hace cuatro años un festival de cine, teatro y danza centrado en la improvisación en La Habana y la ciudad estadounidense.
Considera que fue “suerte” que pudieran estrenar en el Festival de Cine de Miami, donde estaban nominados al Premio Iberoamericano HBO. “Nos programaron para el Día de la Mujer y eso fue genial. Todas las funciones estuvieron agotadas y nadie estuvo enfermo. Esa sala estaba llena de gente y ahora nos sorprende. Nos asustamos al pensar que pudo haber ido alguien con covid-19”, cuenta.
La película también participó en el Festival de Cine Independiente de Nickel, en Canadá; el Santiago Festival Internacional de Cine y en el Festival Internacional Cine del Mar, en Uruguay. Este último premió el trabajo de Malena González como Mejor Actriz.
La pandemia obligó a que los festivales se realizaran de forma virtual. Para la directora la experiencia es distinta. “Cuanto estás en el lugar te relacionas con el medio y tienes acceso a todo. De forma online también sucede, pero no es lo mismo. Lo que sí rescato es que las plataformas permiten que haya más audiencia, ya que personas de otros países pueden ver la película”.
En casa, Carla Forte extraña el contacto humano y no suele salir mucho por temor a contagiarse y poner en riesgo a su familia. Trabaja en la posproducción de su siguiente largometraje Miki maniaco, protagonizado por Carlos Antonio León y la actriz cubana Lola Amores, así como en un cortometraje documental sobre la opresión de la mujer.
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