ENTRETENIMIENTO

Cam-bur-pin-tón: un trío de venezolanos hizo historia en el Hollywood Bowl

por Avatar Alba Freitas

“Llegó el momento. No hay vuelta atrás” fue lo primero que pensó el cuatrista, mandolinista y productor musical  Jorge Glem cuando se subió el pasado 28 de julio al escenario del Hollywood Bowl, frente a un público de 17.500 espectadores, para interpretar como solista Odisea: concierto para cuatro y orquesta.  Antes de comenzar a tocar la pieza, compuesta por el también venezolano Gonzalo Grau,  Glem observó al público y se sorprendió por la cantidad de personas que fueron a escucharlo junto a la Filarmónica de Los Ángeles, dirigida por el barquisimetano Gustavo Dudamel. Entre los nervios y la emoción, el galardonado miembro del C4 Trío enfocó su mirada en el director y, confiesa, no volvió a ver al público. Sentía demasiada responsabilidad.

“Fue un momento muy bonito, estar allí con el cuatro, saber que todos estaban viendo nuestro instrumento nacional e iban a escuchar una pieza con música venezolana. Fue una responsabilidad bonita y muy grande”, revela el músico de 39 años de edad.

El cuatrista, quien reconoce siempre sentir un poco de nervios cada vez antes de salir a escena, no esperaba vivir una experiencia tan significativa. Tampoco imaginaba lo impactante que sería tocar frente a tantas personas una pieza que simboliza un viaje por varios estilos y ritmos venezolanos. La gente, generalmente, no aplaude entre un movimiento y otro, no es algo que se acostumbre en la música clásica. Sin embargo, para él fue muy emotivo cuando en el Hollywood Bowl comenzaron a sonar las palmas en algunos momentos de la pieza. Al terminar, la ovación fue de pie.

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“Tener al Hollywood Bowl de pie aplaudiendo lo que hicimos fue un momento demasiado grande que siempre tendré guardado en mí. Es muy fuerte pero al mismo tiempo, más que llenar el ego, es la gente diciéndote: nos encantó esto, pero hay que seguir adelante. Te hace plantearte qué es lo que viene, es un punto de partida. Te pone en otro sitio, en otro escalón que tengo que seguir subiendo para no defraudar a ese público. Tengo que seguir trabajando”, afirma.

Glem no fue el único que vivió grandes emociones ese día. Desde el público el compositor de la pieza, Gonzalo Grau, arreglista y músico multiinstrumentista de 50 años de edad, no podía controlar las sonrisas que se le escapaban cuando aplaudían su obra. “Nunca imaginé que la gente aplaudiría durante la pieza. El primer aplauso vino cuando terminó el merengue caraqueño. Luego hubo un aplauso en la cadencia de cuatro y cuando finalmente Jorge Glem llega al estilo musical Barquisimeto y arranca el golpe larense, hubo otro. Allí se me salieron las lágrimas y la sonrisa. No esperaba una reacción tan linda del público. Fue una mezcla de alegría con orgullo y nostalgia porque me hace falta Venezuela”, confiesa el hijo de Alberto Grau e Isabel Palacios.

El concierto fue una experiencia significativa. La sorpresa y la emoción fueron tan grandes que ambos coinciden en lo mucho que tardaron en procesar lo que vivieron: 48 horas después seguían sin creer lo que había pasado.

“Es lo más grande que me ha pasado en toda mi historia musical y creo que ha sido uno de los momentos más importantes para la historia del cuatro en el mundo. Doy gracias a Dios por haber sido yo el encargado de vivir este momento. Si lo tuviera que definir con una palabra sería: responsabilidad”, asevera Glem.

Confiar y disfrutar la música

Antes del concierto, los nervios y las emociones estaban a flor de piel en el camerino del Hollywood Bowl, un lugar en el que no se escucha nada de lo que sucede afuera, confiesa Jorge Glem. En esos momentos previos, el cuatrista pensaba en la posibilidad de equivocarse o saltarse algún punto importante. También temía, admite, que se le rompiera una cuerda. Estaba consciente de que, en el escenario, todo podía pasar. Pero, al mismo tiempo, estaba enfocado en que todo saliera bien.

“Es muy difícil tener esa sensación pero es una de las más bonitas que como músico he vivido. Cada vez que salgo a algún escenario estoy nervioso, pero esta vez más porque era una obra que se estrenaba, por primera vez la iban a escuchar, eso tiene mucho peso. Quería cumplirle a Gonzalo, a Gustavo y a la orquesta. No quería quedarles mal”, confiesa.

el Hollywood Bowl

Jorge Glem el día del concierto | Foto Instagram Jorge Glem

Antes de salir al escenario del Hollywood Bowl, Gonzalo Grau fue hasta su camerino, le dio algunas últimas sugerencias y se dieron un fuerte abrazo. “Como compositor es importante aprender a dejar ir. Sí, la obra es mía, yo la creé, pero llegó el momento de dejarla ir y confiar en que los músicos la van a interpretar. Tuve que relajarme; en medio del nerviosismo, le di unas sugerencias a Jorge: no pienses tanto en la música escrita, suéltate y disfrútalo. Ese fue mi consejo final. Le di un abrazo, nos deseamos suerte y fui al público. Allí, rodeado de gente querida, pensé mucho en mi mamá”, cuenta el compositor.

Ambos vivían el momento entre la expectativa y los nervios, una emoción frecuente cuando se va a estrenar una obra con tan poco tiempo de ensayo. Esto, admite Grau, pone al compositor en una posición frágil. Odisea: concierto para cuatro y orquesta solo se ensayó dos veces, un día antes en el Disney Hall y otro segundo ensayo horas antes del concierto en el Hollywood Bowl.

Jorge Glem, Gustavo Dudamel y Gonzalo Grau después del primer ensayo del concierto | Foto Instagram Jorge Glem

“Si tienes dos ensayos y tu obra se va a presentar junto al Carmina Burana de Carl Orff, una obra tan conocida, la nueva tiene desventaja. Hay nerviosismo cuando te enfrentas a poco tiempo de ensayo. Me daba nervios presentar este concierto con pocos ensayos, pero sabía que iba a quedar hermoso”, asegura Grau.

Todo salió mejor de lo que esperaban. Tras recibir una ovación de pie, Jorge Glem volvió al camerino, se sentó y comenzó a llorar. “Pensaba: ‘qué es esto que acaba de pasar, es muy grande, es una maravilla’. Llamé a mis padres y lloramos juntos, ellos estaban muy emocionados. Me senté con mi mánager también a llorar porque habíamos cumplido y todo había salido bien, mejor de lo que nosotros pensábamos. Fue un momento muy fuerte. Luego compartí con muchos músicos venezolanos de la Orquesta Simón Bolívar que estaban allí y a los que no veía desde hace mucho tiempo. Nos vimos en el camerino y fue precioso”.

Jorge Glem al volver al camerino | Foto Instagram Jorge Glem

Las felicitaciones, en el caso de Grau, no tardaron en llegar. Tras finalizar la pieza, le dio un abrazo al director y al solista. Luego, recibió muchas felicitaciones de los músicos de la orquesta. “Ellos semanalmente tocan cientos de obras, están constantemente tocando música nueva. Cuando uno presenta una obra nueva y recibe ese abrazo musical, como respuesta, es un gran premio. Después del concierto compartimos entre risas y emoción. No esperábamos vivir algo así de grande. El resultado sobrepasó lo que nos imaginábamos”, asegura.

De Cumaná a Barquisimeto

Odisea: concierto para cuatro y orquesta debutó frente a más de 17 mil personas que, junto con Glem, la Filarmónica de Los Ángeles y Gustavo Dudamel, hicieron un viaje por los sonidos característicos de la música venezolana. La pieza surgió por un encargo de la orquesta que comisionó un concierto para el cuatro como solista. Esos fueron los requerimientos que le dieron a Gonzalo Grau cuando le pidieron, en febrero de este año, la obra.

En ese entonces Grau solo sabía que el concierto debía tener al cuatro como protagonista, que Jorge Glem era la primera opción que tenían como solista y que Gustavo Dudamel sería el director. “Pensé cómo podía combinar elementos de estos dos personajes en la obra. Eso me estableció un viaje porque Glem siendo de Cumaná y Dudamel siendo de Barquisimeto son dos puntos que recorren el país casi de punta a punta. Faltaría solo el Zulia para llegar a la otra costa. Sus orígenes me establecían a mí un recorrido entre dos personajes fundamentales”, cuenta.

Al inicio, admite, estaba en cero y pudo haber hecho cualquier propuesta con los elementos que le dieron. Sin embargo, el músico se dejó llevar por una inquietud personal. “Desde niño siempre quise saber qué hace que un país entero decida llamar a un instrumento, instrumento nacional. Qué hace al cuatro ser el nuestro. Mientras fui componiendo el concierto, yo mismo me lo respondí: el cuatro es un elemento que está presente en todo. No importa qué tipo de manifestación cultural sea. De esta forma, la obra en sí se fue transformando en un viaje de Oriente a Occidente, un viaje imaginario”, admite.

Comenzó a investigar qué géneros podía incluir. No fue fácil, tuvo que descartar algunos al decidir por dónde quería que pasara ese recorrido musical. “Poco a poco me fui imaginando esa odisea, una en la que Jorge Glem parte con su cuatro de su tierra  y recorre el país. En la pieza tiene tres paradas a las que llamo encrucijadas donde se mezclan otros elementos musicales con la tradición. En el concierto, él va dejando su oriente atrás. Sin embargo, desde el comienzo se escucha la presencia a lo lejos de un tambor en representación del golpe larense de Barquisimeto, de donde es Dudamel y adonde llegará Glem con su cuatro”.

Jorge Glem, gustavo Dudamel y la Filarmónica de Los Ángeles interpretando la pieza de Gonzalo Grau | Foto Twitter

el Hollywood Bowl

Jorge Glem en la gran pantalla del Hollywood Bowl | Foto Instagram Jorge Glem

Grau tardó dos meses y medio en componer Odisea: concierto para cuatro y orquesta, un proceso en el cual lo más difícil fue hacer que el viaje musical tuviera coherencia. “Me preguntaba: ¿cómo logro que el merengue caraqueño tenga relación o funcione con todos los otros ritmos que ya habían pasado? ¿Cómo darle coherencia a la obra cuando pasa por tantos estilos?”, señala.

No fue fácil, pero valió la pena: Gustavo Dudamel lo felicitó después del primer ensayo en el Disney Hall. “Al finalizar se acercó y me dijo que estaba muy bien escrita. Me dijo: hay secciones de este concierto, estilos musicales, que he intentado con otras obras y nunca han salido con tanta naturalidad”, comenta.

Aunque escribir para cuatro fue un reto para él, la experiencia le permitió entender la importancia del instrumento para Venezuela y transmitir ese mensaje en el Hollywood Bowl.  “Es bonito saber que cada región, cada venezolano tiene su propio acento, gustos, ideología, su propia manera de caminar. Sin embargo, hay cosas que nos unen: de costa a costa tenemos un instrumento con una afinación identificada como ‘Cambur Pintón’ que nos une. Los dos protagonistas de regiones diferentes, al final de esta odisea, se dan un abrazo musical”, expresa.

Gustavo Dudamel dirigiendo la Odisea | Foto Instagram Gonzalo Grau

Bajo la batuta de un genio

Tanto Grau como Glem coinciden en un punto: Gustavo Dudamel es un genio. El compositor incluso asegura que, si su pieza la hubiera dirigido otro director, el concierto no hubiera tenido tanto éxito. Jorge Glem, por su parte, afirma que el director de la Filarmónica de Los Ángeles es capaz de transformar a los músicos a los que dirige, un grupo en el que se incluye. El cuatrista admite que cada vez que lo ve dirigiendo, se sorprende.

“Ser director de una orquesta es darle personalidad a cada obra que se interpreta. Verlo dirigiendo una obra como Carmina Burana, que dura una hora y media, y hacerlo prácticamente de memoria, haciendo todas las entradas, con dos coros, con los solistas, todo de memoria, es increíble. Pero como persona me gusta aún más todavía porque siento que Gustavo es el tipo de personas que transforma. Es sencillo y sensible”.

Jorge Glem y Gonzalo Grau | Foto Instagram Jorge Glem

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Jorge Glem en el ensayo pocas horas antes del concierto | Foto Instagram Jorge Glem

Como director, revela el músico, Dudamel transmite mucha seguridad. En su caso, estaba bastante asustado antes del primer ensayo. Gracias a Dudamel, salió más seguro. “Dudamel te dice: estamos haciendo música, que haya errores es normal, pero lo más importante es que lo disfrutemos. Vamos a disfrutarlo, a gozarnos este momento. Todo eso me parece muy bonito de Gustavo, que siendo un genio tan grande tenga una humildad también del mismo tamaño”, afirma.

Ahora, tras mostrar el cuatro ante el público del Hollywood Bowl tanto Jorge Glem como Gonzalo Grau continuarán trabajando cada uno en sus proyectos. Glem se prepara para una gira en Venezuela el próximo mes de septiembre. Luego, tendrá otra  por Suramérica con la cantante argentina Sofía Rei y seguidamente una tercera gira por Norteamérica.

Entre sus proyectos, además, se acaba de lanzar el disco de C4 Trío de Back to Four y próximamente lanzará un disco con Sam Reider, acordeonista americano, llamado Brooklyn Cumaná.

En el caso de Grau, el compositor tiene tres proyectos importantes. El primero es un doble concierto para violín y violonchelo que terminó de escribir en la pandemia. La pieza fue encargada para la Orquesta de Las Américas. El segundo proyecto es un concierto para violín y orquesta, una pieza que será un híbrido ya que tiene un pequeño cuarteto de jazz. El tercer trabajo es con su proyecto de música latina, La Clave Secreta, con quienes presentará próximamente un álbum.