ENTRETENIMIENTO

Bruce Willis recibe una buena noticia: será abuelo por primera vez

por Avatar GDA | El Universal | México

En medio del amargo momento que vive Bruce Willis por su retiro de la actuación tras ser diagnosticado con afasia, un delicado problema de lenguaje, una buena noticia llega a la familia del actor: será abuelo.

A través de unas fotos en Instagram, Rumer Willis, de 34 años de edad, quien goza de una discreta pero sólida carrera como actriz, reveló que está embarazada; su novio, el músico y productor Derek Richard Thomas aparece abrazando su pancita.

Demi Moore compartió su alegría en Instagram, donde se declaró en estado de «abuela desquiciada»; posteó una foto en la que ella y sus otras dos hijas, Scout y Tallulah, asisten a un ultrasonido de Rumer

«Saludando al pequeño mordisco. Contenta por ti, mi dulce Rumer. ¡Es un honor presenciar tu viaje hacia la maternidad, y ¡no puedo esperar para darle la bienvenida a este bebé al mundo!», escribió.

El delicado estado de salud de Bruce Willis

Hace unas semanas, antes de la noticia de que será abuelo, cibernautas agradecieron volver a ver a Bruce Willis junto a su familia y junto al árbol de Navidad. A inicios de marzo se dio a conocer que el actor de 64 años se retiraba de la actuación debido a la afacia, una alteración del lenguaje producida por un fallo en el sistema nervioso. Esta enfermedad impide al paciente escribir, leer o hacerlo correctamente además de no comprender lo que le dicen los demás y a veces solo poder hablar con monosílabos.

«Bruce estuvo experimentando algunos problemas de salud y recientemente fue diagnosticado con afasia, lo que está afectando sus capacidades cognitivas. Como resultado de esto y tras mucha reflexión, Bruce se retira de una carrera que ha significado mucho para él», se lee en comunicado que se dio a conocer en redes sociales.

Las causas más comunes son los accidentes cerebro-vasculares (ACV) o lesiones en la cabeza. Los expertos advierten que si bien puede afectar la producción y comprensión del discurso hablado o escrito, normalmente no afecta la inteligencia.

La padecen unos dos millones de estadounidenses, de acuerdo con la Asociación Nacional de Afasia, y es más común que el párkinson, la parálisis cerebral o la distrofia muscular. Si bien normalmente la causa un evento puntual como un ACV, «hay otras posibilidades, como que provenga de una enfermedad neurodegenerativa», explica Brenda Rapp, científica especializada en cognición de la Universidad Johns Hopkins.

En esos casos el daño es progresivo y la terapia se enfoca en prevenir futuras pérdidas funcionales. La familia de Willis no compartió la causa de su diagnóstico en su comunicado.

Problemas del habla

El sistema cerebral que gobierna el habla es una «máquina muy compleja» que involucra la capacidad de escoger las palabras correctas, mover la boca apropiadamente para vocalizarlas, y asimismo la escucha y codificación de su significado, dijo Rapp.

Todos ocasionalmente tenemos problemas para encontrar la palabra adecuada, «pero esto con la afasia pasa muchas veces», añadió. Los médicos ocasionalmente clasifican la afasia en categorías clínicas amplias que se correlacionan con el lugar donde ocurrió la lesión del cerebro.

En la afasia expresiva, la gente «usualmente entiende completamente bien pero tiene problemas para emitir palabras», dice el logopeda Brooke Hatfield, de la Asociación Americana del Habla, el Lenguaje y la Audición (ASHA, por sus siglas en inglés).

Una persona con este tipo de afasia puede usar frases simples como «querer comida» para que la entiendan. En la afasia receptiva «las palabras vienen fácilmente, pero pueden no ser las correctas. Y es difícil para esa persona entender lo que está oyendo», añadió Hatfield.

La buena noticia, dice Hatfield, es que «todos tienen una oportunidad de mejora» en el largo plazo.

Todos los expertos enfatizan en la importancia de tener paciencia. La afasia puede ser frustrante y aislar a quien la padece. «Nuestras relaciones con otros dependen mucho de ser capaces de hablarles y comunicarnos con ellos», dice Rapp, lo que puede llevar a que los pacientes o sus cuidadores tiren la toalla.