Paralizado desde el 12 de marzo, Broadway sigue sin tener claridad sobre las condiciones necesarias para su reapertura, que se visualiza no antes de septiembre, y teme una hecatombe imposible de detener sin ayuda pública.
Por las noches las luces de neón se mantienen encendidas, pero desde hace casi dos meses no hay nadie haciendo fila a la entrada de los teatros en las afueras de Times Square en Nueva York.
Cada semana, 33 millones de dólares en taquilla quedan en nada ante la pausa impuesta por la crisis de coronavirus.
Los profesionales que dan vida a esta industria cobraron sus honorarios dos semanas después de decretado el cierre, pero ahora sus ingresos se limitan a los subsidios de desempleo que en muchos ni siquiera han recibido, por el caos administrativo que se multiplica a medida que avanza la pandemia.
«Por desgracia, es casi imposible para un músico de escenario ganar dinero en este momento», lamenta Clayton Craddock, baterista de la orquesta del musical Ain’t too proud.
La tarifa básica, según varias fuentes, es de unos 2.000 dólares a la semana, pero muchos músicos recibían pagos más altos.
Según el presidente del sindicato de músicos Local 802, Adam Krauthamer, ya han muerto varios de sus miembros por covid-19.
De los 16 espectáculos en preparación en el momento de la interrupción decidida por el gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, solo dos se han cancelado oficialmente.
«Es probable que algunos no vuelvan, pero aún no tenemos esa información», dijo Charlotte St. Martin, presidenta de la Liga de Broadway, asociación representantiva de esta industria.
Distancia social… imposible
El pronóstico es aún más sombrío frente a la certeza de que la reactivación está descartada antes de julio al menos. Brodway no tiene claridad sobre una fecha para su reapertura y muchos apuntan a septiembre en el mejor de los casos.
El pesimismo se agudiza al comparar la posición de esta industria con otras como la del deporte profesional, que aspira a reactivarse con estadios a puertas cerradas o con público restringido, una opción imposible de implementar en el teatro.
«El modelo financiero para Broadway está estructurado de tal forma que el distanciamiento social simplemente no funcionará», advierte St. Martin. «Incluso con las salas ocupadas al 50% un espectáculo no podría pagar sus costos».
Las obras de teatro y los musicales entran en la categoría de reuniones masivas «que probablemente sean las últimas en ser permitidas», reconoce la presidenta de la Liga de Broadway. «Y no tenemos información sobre cuáles serán las condiciones para que sean reactivados».
«El estado de ánimo general entre mis colegas, en cuanto a la ganarse la vida haciendo música, nunca ha sido tan sombrío», confesó Maxim Moston, violinista y miembro de la orquesta del musical Moulin Rouge.
«Todos perdimos un poco la esperanza y muchos están considerando otras carreras en este momento», aseguró. Arreglador y orguestador, Moston trabaja actualmente en otros proyectos.
La ciudad necesita a Broadway
«Veo este periodo como una oportunidad para volver a empezar», considera un miembro de la orquesta de otro musical desde el anonimato, que no descarta una reconversión: «Si Broadway regresa en setiembre y puedo volver a vivir de él, está bien», asegura. «Pero estoy preparado para la eventualidad de que sea más complicado».
Clayton Craddock se define a sí mismo como «optimista». «Creo que la gente querrá ver música en el escenario (…) Tiene sed de interacciones, de contacto directo».
Para resistir hasta la reapertura, Broadway se moviliza para sumar ayuda de fondos púbicos.
«Si no hay dinero para quienes trabajan en las orquestas de Broadway, no lo lograremos», advierte Krathaumer.
«Económicamente, la ciudad necesita que Broadway cobre vida, que el turismo, los hoteles y los restaurantes sean más saludables», dice Charlotte St. Martin, citando un estudio que estima el impacto económico de la industria en 14.700 millones de dólares al año en la ciudad de Nueva York.
«Para que muchos espectáculos continúen, vamos a necesitar algún tipo de apoyo financiero», asegura.
Cuando Broadway esté en condiciones de reabrir sus teatros, surgirá una interrogante paralela: ¿estará el público dispuesto a regresar a una ciudad tan afectada por la pandemia?
«La música siempre será necesaria», dice Moston. «Pero puedo imaginarme gente que se niegue a salir en grupo o a visitar Nueva York por mucho tiempo».