Si algo le fastidia a Kanye West es perder a Balenciaga de entre sus clientes. Él, que se cree el mesías de no se sabe qué nuevo mundo, puede perder a The Gap o Adidas, pero deseaba ser el corazón de una marca potente y avant garde con un aura más intelectual. No va a poder ser.
Kanye West comenzó el último desfile de Balenciaga en la pasada semana de la moda de París, abriendo la colección vestido de gasolinero en Alaska. Capas de ropa oscura de plástico, botas gigantes negras hechas en 3D, gorro, gorra y capucha. El hombre de las nieves en el desfile de una marca fundada por un verdadero arquitecto de la moda, el inigualable Don Cristóbal. Si levantara cabeza el maestro de Guetaria.
El director creativo de Balenciaga, Demna Gvasalia, polémico porque casi solo introduce accesorios del día a día como comprados en un chino pero a más de «mil quinién» pavos (bolsas de viaje a cuadros, bridas de plástico, bolsas de basura en cuero…), hizo buenas migas con Kanye en sus reuniones tipo «a ver que chaladura se nos ocurre hoy». Pero parece que Kanye secretamente envidia el puesto de Gvasalia, si bien el ex de la Kardashian sugiere siempre que se llevará al georgiano a trabajar con él.
Rapero reconvertido en diseñador de su propia marca, Yeezy para Adidas, extraño colaborador ocasional de Nike, Louis Vuitton o The Gap. También pretendiente al Despacho Oval según sus propias declaraciones y sobre todo, exmarido de Kim Kardashian, comenzó a ser conocido globalmente por su relación con el clan televisivo y matriarcal.
Balenciaga ‘despide’ a Kanye West
Tras creerse la madre del cordero y emitir declaraciones antisemitas en las últimas semanas, Balenciaga ha visto la ocasión de oro de darle la patada en el «derrière» a un hombre que ya no pegaba desfilando en el mismo desfile que su ex, Kim. Que si los judíos han robado el protagonismo a la raza de color, que si las estrategias de control de población se diseñaron para monitorizar el crecimiento de la población judía o que si los medios judíos han fastidiado a los afroamericanos. No aprendió nada Kanye West de lo que sucedió hace años a John Galliano. Y no ayuda que su propia familia política declare que Kanye es bipolar y difícil de trato.
Así las cosas en Balenciaga han declarado este viernes que la casa no tiene ya ninguna relación comercial con Kanye ni ningún plan ni proyecto de seguir con el artista rapero. Y Kanye ve que puede perder también a The Gap, de quienes comentó cuando supo que habían tenido una reunión sobre la colección de gafas sin él: «¿una reunión sin mí? Esto no es marketing de celebridades, esto no es una colaboración, es una misión de vida». J.P. Morgan y Adidas se unen a las dudas de futuras colaboraciones con West y el rapero compra de repente Parler, una plataforma social digital para emitir sus comunicados sin límites.
Y es que a este hombre de clase media que dejó sus estudios al acabar el colegio, nacido en Georgia y recriado en el cinturón de Chicago, se ha convertido según muchos de sus críticos en viva imagen de lo que denuncia: el racismo y la ignorancia. No obstante, la moda estadounidense actual le salvará de este trance. A más polémica, más notoriedad y a más notoriedad, más ventas.