La avispa llegó a Venezuela y este fin de semana volará malhumorada sobre Caracas. No importa si hace frío o calor, si está nublado o despejado. La avispa se pondrá cada vez de peor humor. Insensata, dará tumbos y emitirá mentadas para enfurecerse aún más, en medio de un público que la observará y que esperará que recapacite.
Las voces de más de 350 niños se encargarán de relatar su historia. No es cualquier grupo de personas, sino un coro que por primera vez interpretará en Venezuela la obra La avispa brava de Alberto Grau, acompañado por la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho.
“¡Adiós!”, le dicen unas flores blancas a la avispa, pero el insecto, con su mala cara, sigue de largo sin inmutarse.
En el Teatro Chacao está Alberto Grau. Es el primer ensayo de los niños con la orquesta. Falta un día para el primer concierto. Observa desde la segunda fila; en el escenario, Luimar Arismendi dirige, pero él constantemente se levanta, camina y se para al lado de la directora. Se balancea para que los pequeños que no llevan el ritmo lo hagan como él. “¡Vamos, vamos!”, dice mientras los más aplicados, y con swing, no encuentran mayor problema.
Le llevó año y medio componer esta obra, inspirado en Fábula de la avispa ahogada de Aquiles Nazoa. En junio la estrenó en el Carnegie Hall, y hoy y mañana finalmente la avispa vuela en su lugar de origen.
La música de la orquesta varía. La avispa se pone brava y no hace caso a los buenos consejos, mientras suena una cumbia, un bolero o un son. Ni los ritmos caribeños contentan al pequeño animal que de tanta cólera se cae en un vaso de agua con pocas posibilidades de salir de tal embrollo.
Mientras solistas y narradores enfatizan cada momento de la historia de la protagonista, la niña Mariangel Santamaría demuestra en escena el tino de quienes la eligieron para interpretar a la furiosa avispa. “Es una artista innata. Atiende a las observaciones y se concentra con facilidad”, dice Grau.
“Para estos niños es un paso importante. Les enseña que están en capacidades para interpretar obras más difíciles. Muchos niños que están acá vienen de lugares difíciles, en ambientes agresivos y con problemas de familia. Es muy bonito porque además, para algunos, es la primera vez que están en un lugar como este o que ven un trombón. El propósito es la salvación, que puedan ser distintos y llevar la música durante todas sus vidas, que no sientan que porque nacieron en un barrio hay cosas que les son imposibles. Un coro es lo más económico que hay para enseñar a los niños a ser felices, pero convencer a los demás de que esto es hacer patria, es muy difícil”, indica el compositor sobre las agrupaciones corales que participarán en el concierto de hoy y mañana, muchas de ellas pertenecientes al programa Construir Cantando de la Fundación Schola Cantorum.
Con La avispa brava comienza el Festival Venezuela Cantat 2017, organizado por la Fundación Schola Cantorum de Venezuela, que hasta el 3 de diciembre ofrecerá una serie de conciertos, talleres y conferencias.
María Guinand, directora titular de la fundación, también está en el ensayo, y recuerda la moraleja sobre una avispa que se ahoga en un vaso de agua. “En la vida de todos vemos situaciones parecidas. No hay explicaciones, solidaridad, capacidad crítica y reflexión, y al final también nos ahogamos. Para una avispa un vaso de agua es lo que para una multitud es el océano. Creo que esta fábula dice que sin la perseverancia y la autocrítica no hay capacidad de entendernos ni vida posible”.
Festival Venezuela Cantat 2017
Desde hoy hasta el 3 de diciembre
Más información
www.fundacionscholacantorum.org.ve
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