Un mundo convulsionado produce un arte más sincero, cargado de realidades.
Un avioncito que se estrelló de frente contra las preocupaciones de la actualidad: guerras, hambrunas, economía colapsada. Nació como un despertar de Valerie Brathwaite ante la vida durante década de los noventa en donde dejó atrás una visión inocente para comprender lo que sucedía a su alrededor.
El avión está inspirado en el juego infantil de la rayuela. Después de un frustrado viaje a Yugoslavia, en donde Brathwaite esperaba encontrarse con viejas amistades, la artista recibió una invitación para exponer en la sede del Banco Unión. Decidió presentar una muestra allí un collage de revistas y periódicos, que tiene como soporte madera, en los que capturó problemas de la sociedad de entonces. Conflictos que son los mismos, esta vez en otros lugares y circunstancias.
La artista plástico, nacida en 1942 en Trinidad y Tobago, llegó a Venezuela en 1969. Inició sus estudios artísticos en el Hornsey College of Arts and Crafts de Londres entre 1958 y 1960; luego estuvo en el Departamento de Escultura del Royal College of Art, en la misma ciudad; de ahí se mudó a París, donde asistió a L’Ecole des Beaux Art. Brathwaite recuerda este momento con mucho cariño entre arte, charlas sobre los países que luchaban por su independencia y marchas con motivaciones diferentes. Pero en sus viajes de los noventa se encuentra una realidad diferente: jóvenes con cabezas rapadas y la esvástica por todos lados.
“Viendo esta esvástica en Inglaterra, donde en los sesenta yo la pasé tan bien, con esa decepción de no poder ir a Yugoslavia porque estaba en guerra, comencé El avión. Muy influenciada por las revistas Newsweek y Times, en esa época comencé a ver el mundo desde otro punto de vista. Tantos países tienen problemas por raza o por religión y doy cuenta de que esto inicia con ‘ismos’: comunismo, capitalismo, catolicismo; con cualquier ismo siempre hay una guerra atrás”, explica Brathwaite.
Como si se tratara de un juego en el que al crecer el ser humano se deslastra de su inocencia, en la obra de Brathwaite se produce una transición entre lo seguro de un juego de niños a lo incierto de la vida adulta: “Yo decido jugar en El avión, no con la alegría y la inocencia de un niño, sino con la furia de un adulto que ve su mundo totalmente cambiado. Yo disfruté tanto Europa como estudiante, conocí personas de muchos lugares y razas diferentes. Estaba en los sesenta, y en ese momento pensábamos que el mundo iba a ser mejor. Después hago estos viajes y me doy cuenta de que el mundo era mucho mejor antes de lo que estaba sucediendo a mediados de los noventa”.
El avión estará en El Anexo/Arte Contemporáneo hasta el 5 de agosto; en la muestra se observan guiños a aquella época, un plato vacío, un turbante como referencia a los conflictos musulmanes, una esvástica y un símbolo del dólar, pues Braithwaite considera que la raíz de los conflictos está precisamente en el dinero.
Para la artista, una de las cosas más duras es haber visto a una muchacha joven, hermosa y bien vestida hurgando en la basura tratando de encontrar algo que comer. “No se deben aceptar en la sociedad las cosas que no funcionan y esa culpa es individual. Es más fácil criticar al gobierno, pero nadie ve lo que hace cada uno para que las cosas no funcionen”, señala.
Considera que en el país todavía queda mucha gente inocente, quizá como un mecanismo de protección, quizá por indiferencia. “Yo creo que es muy difícil enfrentar el miedo, así que es mejor para algunos ignorar ciertas cosas”, finaliza Braithwaite.
El avión
El Anexo/Arte Contemporáneo
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Horarios: lunes a sábado las 24 horas, previo aviso
Domingos: de 11:00 am a 2:00 pm
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