La escritora canadiense Margaret Atwood confesó que espera y desea que su nueva novela, The Testaments, junto con su precuela The Handmaid’s Tale (1985), sea una distopía: un descripción y jamás una realidad.
Atwood presentó su libro, una de las novedades editoriales más esperadas del año, en un acto en la Biblioteca Británica de Londres. El evento se realizó el mismo día que la obra se publica en inglés y antes de su aparición en español.
Dijo que la secuela de The Handmaid´s Tale explora «el principio del fin» de Gilead, el régimen imaginario que en la primera entrega rige Estados Unidos, donde se subyuga y esclaviza a las mujeres.
La autora explicó que se decidió a escribir The Testaments más de tres décadas después del primer libro porque se dio cuenta de que, en lugar de alejarse del universo de Gilead, el mundo avanzaba hacia allí.
Sin embargo, no quería que esta segunda entrega fuera una repetición de lo ya narrado, ni tampoco una novelización de la exitosa serie.
Nuevos personajes
A diferencia de The Handmaid´s Tale, narrado por su protagonista Offred, The Testaments cuenta con tres narradoras: la cruel tía Lydia del primer libro, que ofrece su perspectiva como parte del régimen; la hija de una notable familia de la clase dominante y una joven de Canadá, que lo analiza desde fuera.
Atwood dijo que entiende por qué hay mujeres que en protestas feministas en todo el mundo se visten como los personajes de sus libros. Subrayó que son cosas que escapan «al propio control».
«Entiendo que es una buena táctica, porque el vestido envía un mensaje de una manera pacífica. Además, como es modesto, no pueden echarte de los sitios», afirmó.
Añadió que, en todo caso, no ocurriría si la sociedad fuera justa e igualitaria y las mujeres no vieran violados sus derechos, como ha ocurrido últimamente por ejemplo con la ley contra el aborto en Estados Unidos.
La cubierta de The Testaments muestra a una mujer con un hábito verde, frente al rojo que llevaba Offred en su condición de sierva sexual. Esto indica que se introducen nuevos personajes.
La presentación de The Testaments ha estado precedida de un gran secretismo, roto cuando hace unos días la empresa Amazon vulneró el embargo sobre la difusión del libro al enviarlo «por error» a cientos de clientes.
Tal era el misterio que rodeaba la novela que solo unas pocas personas pudieron leerla con antelación -previa firma de un estricto contrato de confidencialidad-, incluidos los jueces del premio literario británico Booker, por el que compite la obra de la canadiense.