Con salas de ventas cerradas y equipos confinados, las casas de subastas debieron acelerar su pasaje a las ventas en línea para continuar en el mercado del arte, que resiste bastante bien la crisis del coronavirus.
Una a una, las grandes ventas de primavera boreal, que mueven a miles de compradores de todo el mundo en Londres, Nueva York o Hong Kong, fueron progresivamente pospuestas desde inicios de marzo, privando a los rematadores, al menos temporalmente, de una zafra que alcanza miles de millones de dólares.
Ninguna venta física importante, en sala, está prevista antes de junio entre los grandes actores del sector.
«Agradecemos al cielo tener las subastas en línea», explica Giles Peppiatt, responsable de arte moderno y contemporáneo africano de la casa británica de remates Bonhams.
Desde hace varios años, en línea con la digitalización de la economía, el mundo de las subastas había comenzado a invertir masivamente en las ventas online.
Hoy en día, las ventas en pantalla son las únicas posibles, y el número uno mundial del sector, Christie’s, pasó de nueve a más de 20 ventas programadas en abril y mayo, indicó Jennifer Zatorski, presidenta de Christie’s America, durante una conferencia telefónica.
Realidad aumentada
«Y es solo el comienzo», aseguró. «El mercado del arte y nuestros clientes están listos y demandan esta forma de interacción y transacción».
Con el cierre de los espacios de exposición físicos, varios rematadores proponen a los compradores galerías virtuales, con la posibilidad de ver las obras en 360°, o en realidad aumentada, que permite imaginarse, gracias a un teléfono inteligente, cómo luciría un cuadro o una escultura en casa.
Los resultados de las pujas en línea ya realizadas son alentadores. A fines de marzo Sotheby’s batió récords para una venta de objetos de diseño enteramente on line.
El viernes, la casa Julien’s vendió en una subasta virtual el manuscrito original de la canción de los Beatles «Hey Jude» por 910.000 dólares. Fue cinco veces la estimación más alta (180.000 dólares) para este documento de la icónica banda británica.
«No vimos caída de precios o del apetito de los compradores», afirma Jussi Pylkkänen, presidente de Christie’s.
«El arte sobrevive a los desastres», confirma Kathryn Brown, especialista de Economía del Arte en la Universidad británica de Loughborough.
Revolución
Las ventas virtuales no intimidan más a los coleccionistas, asegura Edward Dolman, director general de Phillips, tercera casa de subastas en el mundo.
Los montos son aún modestos con relación a lo que se juega en las salas de venta, con cifras que superan rara vez los cinco millones de dólares por subasta. En cambio, en una noche en las ventas de primavera boreal pueden gastarse cientos de millones.
Por ahora, las grandes subastas de primavera en el hemisferio norte solo fueron pospuestas, pero Guillaume Cerutti, director general de Christie’s, maneja varios escenarios en la hipótesis de que no puedan realizarse a fines de junio en Nueva York.
«Tenemos tres soluciones», explicó durante una conferencia telefónica. «Posponemos de nuevo, pasamos a la venta por internet o estudiamos la posibilidad de realizar la venta en otro sitio».
Ofrecer obras mayores únicamente en línea sería una revolución para los grandes rematadores, que consideraban hasta ahora las ventas digitales como un simple complemento de la oferta principal.
«Los compradores tienen tendencia a ofrecer un poco más libremente durante una venta en sala», argumenta Giles Peppiatt. «Viven el momento, el drama, la teatralidad», señaló.
«Reconstruir» el mercado
Para las piezas de gran valor monetario, el sector se concentra por ahora en las ventas privadas.
En una venta privada, la casa de subastas busca directamente un comprador para un vendedor. El propietario de la obra puede retirarse si el precio propuesto no le sirve y no se expone a la aleatoriedad de una venta pública en subasta.
Este aumento de esta modalidad de ventas privadas «es muy común en tiempos de incertidumbre económica», destacó David Schrader, responsable de este rubro en Sotheby’s.
Christie’s vendió recientemente por esta vía una obra por 30 millones de libras, destacó Adrien Meyer, responsable de ventas privadas en esta firma.
«Es un buen medio para continuar trabajando con quienes quieren realizar operaciones durante este período», abundó Edward Dolman, de Phillips, firma que abrirá una galería virtual dedicada a las ventas privadas.
La mayoría de los profesionales del sector saben que la crisis del coronavirus tendrá consecuencias duraderas para el mercado del arte y las casas de subastas.
«Habrá un retorno a lo básico», prevé Cerutti, «principalmente con ventas de menor tamaño, al menos al comienzo», en un mercado que habrá que «reconstruir».