Los fanáticos de El diablo viste a la moda están hace años esperando la secuela de la popular película, algo que más allá de los amagues nunca llegó. A pesar de que no está segura de querer continuar con el proyecto, Anne Hathaway fantaseó con el futuro de los personajes y contó cómo se imagina que estarían tantos años después.
“No sé si puede haber una secuela”, dijo la actriz en el programa de este martes de The View, respondiendo a una pregunta que le hizo la presentadora Alyssa Farah Griffin sobre una posible continuación del largometraje, el cual se estrenó en 2006 y contaba la historia de Andy Sachs, una periodista que consigue un trabajo en una revista de moda dirigida por la despiadada Miranda Priestly (Meryl Streep).
“Creo que esa película fue en una época diferente. Ahora todo se ha vuelto muy digital, y esa película se centraba en el concepto de producir una cosa física, muy diferente de lo que sucede ahora”, continuó Hathaway, animándose a especular a dónde estarían ahora los personajes, incluyendo la descarada asistente personificada por Emily Blunt, Emily, y el leal director de arte compuesto por Stanley Tucci, Nigel.
“Es tentador pensar que Andy y Emily necesitan llevarle a Miranda su café y ella está en algún lugar de Europa. Luego en el camino recogen a Stanley Tucci en Italia, que está en un restaurante. Es tentador, pero no creo que vaya a suceder. Podrían relanzarla, conseguir gente nueva y hacerla otra vez”, expresó la estrella.
La actriz de 39 años también se refirió a su aparición en la semana de la moda de Nueva York, en el mes de septiembre, donde se sentó junto a la editora de Vogue Anna Wintour, cuya revista sirvió de inspiración para El diablo viste a la moda. Para aquella ocasión, Hathaway lució un traje sorprendentemente similar al que su personaje Andy lleva al final de la película.
“Simplemente ocurrió. Tenía que ponerme otra cosa, pero Michael Kors me envió dos trajes preciosos y los zapatos no encajaban con el que pensaba que iba a llevar, y el otro resultó ser ese. Estaba trabajando con un nuevo peluquero y me dijo: ‘Oh, un cuello de tortuga, vamos a recogerte el pelo en una colita’”, recordó la actriz. “Cuando salí por la puerta del hotel me miré en el espejo y me dije: ´Es muy gracioso, me pregunto si alguien se va a dar cuenta´”, dijo entre risas.
El diablo viste a la moda es una adaptación de la historia de Lauren Weisberger, inspirada en la época en que la autora trabajaba bajo las órdenes de la editora jefe de Vogue, Anna Wintour. Desde su estreno, llamó la atención con su trama de tinte feminista y atractivo general.
El personaje de Miranda Priestly (Meryl Streep) causó sensación con su impecable representación de la mujer en una posición de poder, con todas sus virtudes y defectos, en un mundo dominado por los hombres.
Asimismo, la comedia dramática se destacó en su mezcla de outfits increíblemente chic, diálogos caracterizados por humor inteligente, agudo e irreverente y la excelente química entre sus protagonistas, entre los que también se destacan Emily Blunt y Stanley Tucci.
La película tuvo un presupuesto escueto, de 35 millones de dólares. Por lo que McKenna reveló que sus escenas finales, ambientadas en París casi tuvieron que ser rodadas en los Estados Unidos. La guionista contó que el estudio le pidió hacer recortes y calculó que eliminó escenas por valor de 10 millones de dólares.
En junio de 2021, el elenco se reunió para celebrar los 15 años del estreno del largometraje y juntos debatieron sobre el film y su éxito. Allí, revelaron que Nate, el personaje interpretado por Adrian Grenier, es el verdadero villano de la historia. El personaje es el novio de “Andy” Sachs (Hathaway), un chef que finalmente se separa de la protagonista al alegar que se convirtió en una persona gobernada por su jefa y que le da más importancia a su trabajo que a la relación.
“Cuando todo eso salió por primera vez no me cabía en la cabeza”, señaló el intérprete de Nate. Y explicó: “No lo entendía. Tal vez era porque no era un hombre maduro, al igual que Nate, al que probablemente le hubiera venido bien madurar un poco. Yo era tan inmaduro como él en ese momento, así que no podía ver sus defectos”.