Pensar que las mujeres solo existen para servir al hombre y para procrear podría parecer una postura de hace un siglo, sin embargo, es la temática de un mundo distópico en The Handmaid’s Tale.
La primera temporada de la serie se estrenó en 2017, en plena era de Donald Trump. En ese momento las opiniones en Estados Unidos se radicalizaron tanto que esta historia podía estar más cerca de la realidad que de la ficción.
Este 2021 se estrena la cuarta temporada de The Handmaid’s Tale basada en el libro homónimo escrito por Margaret Atwood. A cuatro años de haber llegado a la pantalla, el mundo parece muy distinto a aquel 2017. Incluso surgió el movimiento Me Too que exhibe los abusos a los que miles de mujeres se enfrentan en la industria del entretenimiento.
Para Ann Dowd, una de las protagonistas de la serie, la historia no está muy alejada de lo que pasaría si Trump siguiera en la Casa Blanca.
«Recuerdo que cuando la serie estrenó, Donald Trump apenas comenzaba su mandato como presidente de los Estados Unidos. Esto provocó comparaciones de izquierda a derecha entre la política de Estados Unidos y la política de Gilead (el país en el que se desarrolla el show). El país es en sí es una distopía conservadora evangélica. La serie ofreció un grito de batalla cultural: ‘Nolite te bastardes carborundorun¡. En latín significa’no dejes que los bastardos te abrumen’, explicó a El Universal de México la actriz, quien da vida a la tía Lydia Clements, una instructora encargada de la reeducación de las criadas.
Para la actriz, este año en el que Trump ha dejado la presidencia, el mundo ya podría parecer distinto al que muestran en la serie. Sin embargo, Dowd considera que Gilead todavía no se compara con la cultura actual.
«No sé si la oleada de opiniones y emociones políticas cambiaron debido a una elección. Las poblaciones que votan a nuestros líderes todavía existen y los desafíos que existen normalmente trascienden cualquier período de cuatro años. No es que la gente que pensara como Trump haya desaparecido. Simplemente permanecen ocultas pero sus ideas radicales y que buscan dividir ahí están, siguen ahí. Eso hace pensar que la ficción que hacemos no esté alejada de nuestra realidad», señaló Dowd.