Desde hace 7 meses, Andrés Badra asumió como vicepresidente y gerente general de Venevisión con el propósito de liderar un proceso importante y exhaustivo de transformación, de acuerdo con palabras de Jonathan Blum, presidente de Cisneros Media.
Ha vuelto a ser noticia el canal de La Colina, entre otras cosas, por el anuncio de una teleserie producida por Hispanomedios que se estrenará por la pantalla de Venevisión y que reunirá a nombres importantes de la industria televisiva del país. Lo deja claro el gerente general: el canal no producirá dramáticos porque no tiene el dinero que se necesita para desarrollar un proyecto de calidad como lo hizo en sus mejores tiempos. «Para tener un producto medianamente competitivo requieres de una inversión tan alta en tecnología y talento, detrás y delante de cámaras, y el mercado venezolano hoy no tiene la cantidad de dinero que puede respaldar la producción de una telenovela», señala Badra.
El ejecutivo se ha propuesto crear una nueva relación con la audiencia. Reconoce que, cuando asumió el cargo en noviembre, se encontró con un canal que no existía en el mercado. «Estábamos anulados», afirma. Aunque no hay empresas de medición de audiencia en el país, reportes le aseguran que Venevisión tiene 65% del mercado conquistado en televisión abierta.
Sábado Sensacional es el programa que más se ve. Los noticieros, asegura, mantienen su liderazgo, a pesar de las limitantes en el procesamiento de la información. «Nuestra labor no es hacer política, sino entretener e informar».
El hacedor de milagros
Badra es publicista de profesión con posgrados en Negocios, Administración de Empresas y Juntas Directivas. «Comencé operando producciones a los 17 años. Era mi pasión. Luego, trabajé en una agencia de publicidad, pero a los 20 me di cuenta de que no era lo mío. Llega 1996 y es cuando entro a RCTV, lugar que consideré mi alma mater; el espacio de aprendizaje profesional más importante que tuve durante muchos años”, señaló el ejecutivo.
Salió del canal de Bárcenas en 2004 al recibir una oferta en HBO. Estuvo poco en el cargo, porque la televisión por cable le pareció predecible y poco retadora. Luego, entró a CANTV para dirigir un proyecto que sería la primera oferta cuadruplay de toda Latinoamérica de una Telco. «Estuvimos un año trabajando en asesoría con McKinsey & Company para desarrollar el negocio, y justo cuando lo íbamos a lanzar, desprivatizan a CANTV devolviéndola al Estado», recordó. «Nada se llevó a cabo, pero me llamaron para gerenciar La Tele. Tenía 37 años y manejaría una empresa de 300 personas. Era la primera vez», dijo.
No tenía dos años liderando el proceso de transformación cuando lo llamaron de Panamá para ofrecerle la gerencia general de un grupo importante de medios. Allí estuvo 5 años. Luego pasó a trabajar con el Fondo de Inversiones del Perú.
«Con todos estos años encargado de negocios me he dado cuenta de algo importante: no puedes cambiar un negocio si no cambiamos a la gente. Con esa idea, abro mi propia compañía. En cuatro años, habría transformado la vida de 500 ejecutivos personalmente. Me encargaba del proceso de transformación de cada uno», recordó. Sin embargo, tuvo que bajar santamarías. Venevisión debía ser prioridad. Algo que, desde Venezuela, no podía darle a su empresa radicada en Perú.
Una versión de esa empresa esperar replicar en Venezuela.
—¿Por qué dejó su posición en Perú para regresar a un país sumido en una profunda crisis económica, política y social como Venezuela?
—Regreso, simplemente, porque tenía 15 años fuera del país y tenía una necesidad demasiado grande de volver a reconectarme con él, con mi gente. Tengo una casita en Caracas que mi esposa y yo compramos con mucho esfuerzo, nos costó todos nuestros ahorros y la extrañamos. Cuando pudimos remodelarla y tuvimos a nuestros dos hijos, me salió aquella oferta de trabajo que no pude rechazar. Pero ya era hora de regresar a la casa que soñé y construí con mi mujer. Lo segundo, y no menos importante, es que en Perú los venezolanos no estamos tan bien vistos. Mis hijos sufrían de mucha xenofobia en el colegio y eso no se lo merece nadie, ni ellos ni ningún venezolano en el extranjero. Cuando me di cuenta de que podía hacer toda la gestión laboral vía online y tener control sobre lo que pasaba en mi empresa sin necesidad de estar presente, me regresé a Venezuela en diciembre de 2021. Desde esa fecha no he vuelto a salir del país. Y no tengo pensado hacerlo.
—¿Por qué cree que lo contrataron para ser el gerente general de Venevisión?
—Me lo planteé cuando arrancó todo el proceso en octubre del año pasado. ¿Sabes que mi proceso de selección no duró más de tres semanas? Para ser CEO de una compañía, es algo inédito. Pero se dieron par de cosas que calzaron perfectamente: los accionistas querían transformar la organización y se dieron cuenta de que no podían hacerlo con el liderazgo que existía dentro. También necesitaban una persona con mucha experiencia en televisión y que, además, hubiese pasado por procesos de transformación. Yo tenía eso. Fue casi como una cita hecha en el cielo.
—¿Coincidencia o Dios metió la mano?
—De todo un poco (Risas). Creo que el hecho de que me haya decidido venir a Venezuela fue un elemento importante en el proceso. Tanto así que hasta pude despedirme de mi madre antes de morir. Me esperó durante años para irse en paz. Después, mi hija encontró un puesto en un equipo de fútbol femenino. Hasta la fecha, ha diputado dos Copas Conmebol y hoy es parte de la Vinotinto Sub-17. Por su parte, mi hijo está estudiando actuación y, apenas llegamos, entró a dos grupos y empezó a hacer obras teatrales. Mi esposa, quien es coach, pudo también arreglar las citas con sus pacientes –en su mayoría viviendo fuera de Venezuela– para atenderlos vía online. Todo cuadró a la perfección, lo de Venevisión fue una pieza más en el rompecabezas y Venezuela fue siempre el centro de todo.
El canal de la Colina
—¿Con qué canal se encontró? ¿Cuál es el balance que hace de este primer semestre como VP y gerente general de Venevisión Media?
—Me encontré un vaso medio lleno, como siempre decido decir. Medio lleno porque Venevisión tiene historia, experiencia, marca, capacidades e instalaciones, pero prácticamente todo era inexistente cuando entré en noviembre. No existíamos en el mercado. Estábamos anulados. No obstante, un vaso medio lleno es más fácil de llenar que de vaciar porque ahora lo que me queda es construir hacia adelante. Venevisión tiene todas las capacidades y la responsabilidad de ser quien lidera el nuevo proceso de medios de comunicación en Venezuela. Nadie más en este momento, lamentablemente, cuenta con el historial, experiencia, personal, instalación e infraestructura con las que cuenta Venevisión. Que no tomemos la batuta de convertirnos en pioneros del nuevo ecosistema de medios del país sería una irresponsabilidad de nuestra parte.
—¿Cuál es el sello Badra que ofrece entonces para cambiar este escenario?
—Transformación y cultura. Así de simple.
—Dijo Jonathan Blum que usted «lideraría un proceso de evolución importante en el canal». ¿Lo logrará?
—Estoy convencido, porque además de su soporte, cuento con el de toda la junta directiva en Miami y de los dueños. No hay nada más que valore un CEO que sentirse respaldado por los dueños y accionistas de la compañía para la que trabaja. No ha habido un solo día en donde no haya tenido el apoyo de ellos y así es muy fácil trabajar.
—¿Cómo cree que los televidentes perciben a Venevisión? ¿Hoy es un canal apreciado, querido por los venezolanos?
—Creo que la historia de amor y desamor que pudo haber vivido Venevisión con sus audiencias en los últimos años es una telenovela; una que no debemos ni desdeñar ni desvalorizar, pero tampoco podemos sobredimensionar. Existe una relación de amor entre las audiencias y el canal, y creo que de alguna manera la historia nos hizo pasar por procesos donde la gente sintió que los abandonamos. En base a esa historia de amor, desamor, encuentros y desencuentros, empezamos a construir algo distinto. No es lo que había, eso no va a poder ser nunca si lo que buscamos es evolución; no queremos volver atrás. Así pues, Venevisión hoy día puede aportar mucho a sus audiencias más allá de una historia de amor de telenovela.
—¿Y la competencia? ¿Hay estudios o mediciones que digan cómo está ubicado el canal en relación con los demás?
—Lamentablemente, en Venezuela no hay mediciones de audiencia autorizadas o, digamos, unificadas a nivel de mercado. De hecho, es una de las grandes fallas o carencias que tenemos en el sector publicitario. No hay ninguna medición confiable o aceptada por todos. Nosotros hemos traído una compañía argentina con la medición más parecida a la que tiene Nielsen en todos los países donde hay televisión abierta. Actualmente, medimos las cajillas de Simple TV, que es la cablera con mayor penetración del país. Hemos sacado una muestra representativa en donde tenemos todo lo que ocurre, minuto a minuto, dentro de ellas. De acuerdo con eso, Venevisión, y lo digo con toda la tranquilidad, propiedad y certeza, tiene 65% del mercado conquistado en televisión abierta.
—¿Cuál es el programa que más se ve?
—Nos sentimos orgullosos de la fidelidad y la relación de años que tiene el público con programas como Sábado Sensacional, que, con todos sus altibajos, es de los favoritos. Por eso ahora lo pueden ver en la calle, decidimos eso a nivel estratégico y estamos felices. El nivel de aceptación y recibimiento es una maravilla; sentir el amor que nos siguen ofreciendo, ahora con Wilmer Ramírez en el timón, es impresionante. Es lindo revivir todo eso. Sábado tiene niveles de 45 y 50% de audiencia a nivel nacional. Portada’s, con todas las críticas que pueda tener como un ‘programa que se quedó en el tiempo’, sigue siendo el favorito. La mitad de los venezolanos que ve televisión abierta en las mañanas siguen apostando por él. Además, los noticieros siguen siendo líderes, a pesar de las limitantes en el procesamiento de la información. Hoy día, tenemos que ser muy cuidadosos con las cosas que hacemos. Es una nueva realidad y estamos cumpliendo nuestro lema: con información justa, equilibrada o balanceada. Soy enfático en algo: no tenemos nada que decir de un lado o del otro. Tratamos siempre de relatar ambos lados por igual porque nuestra labor no es hacer política, sino entretener e informar.
—¿Se puede hablar de competencia, hoy, en la televisión venezolana? ¿Es retador trabajar cuando pareciera que no hay con quién competir y cuando en el pasado entablaron una durísima pelea por el rating con RCTV?
—Es un acto de magia tratar de trabajar sin números, pero estamos trabajando con lo que tenemos y decidimos creer en ellos. De acuerdo con eso, poco se está haciendo en la televisión. ¿Por qué? Porque cada vez que hacemos algo medianamente chico para decirle a la gente que estamos vivos, automáticamente se mueven las cajillas en esa dirección. Nos dice, de alguna forma, que estamos haciendo cosas, que la muestra sí sirve, se mueve y reacciona de acuerdo con lo que hacemos, pero muy pocos están haciendo otras cosas. Hay mucha repetición y poca capacidad de innovación; hay un conformismo para tomar decisiones desinformadas, viscerales y de moda o coyunturales. Eso es uno de los peores ingredientes en una industria, porque cuando no se toman decisiones racionales, estás despilfarrando dinero, tiempo y estás enseñándole a toda la organización y al mercado que aquí lo que importa es la emocionalidad, el sentimiento y no necesariamente la rentabilidad de lo que se está haciendo. Cuando veo las mediciones y veo dónde está el dinero, digo:alguien tiene que decirle a las agencias y anunciantes qué está pasando en el país, porque están tomando las decisiones de una manera desinformada, con muchas discrecionalidades y mucho ombliguismo, y eso al final indica que las decisiones que se están tomando a nivel publicitario no están generando valor. El dinero no está llegando a quienes están haciendo algo por la industria del medio.
—¿Entonces, no hay suficiente inversión publicitaria en el país en este momento para comprar espacios en la TV?
—Lo que estamos haciendo es tratando de educar sobre el valor de la televisión mostrando los números que tenemos. De esta forman verán claramente lo que está pasando con los canales. El primer canal en Venezuela, en mayo, en audiencias, de acuerdo con las cajillas de Simple TV, es Venevisión. Eso incluyendo todos los canales de televisión por suscripción. Entonces, es totalmente irracional que no estén viendo eso. Lo segundo es cumplir con nuestras promesas. Prometemos algo y lo cumplimos para que cuando nos volvamos a ver la cara digamos: puedo confiar un poco en ti, porque probablemente pasé mucho tiempo sin hacer nada, pero ahora te estoy mostrando lo que estoy haciendo. En nuestro proceso posventa, que ocurrirá en el mes de junio, le diremos a los anunciantes ‘hace 6 meses te prometimos esto, y esto es lo que te entregamos… un 150% más de lo que prometimos’. Queremos restablecer una relación de confianza. De esa manera, voltearán a vernos. Ya no somos los reyes de la colina, pero somos parte de un ecosistema y seguimos importante. Eso tiene que reconocerse.
Hablando de los procesos de transformación…
—Hace unos meses se conoció el despido del canal de Hugo Carregal y Erik Simonato, dos personas que habían dedicado más de la mitad de sus vidas al canal, gente que sentía que aún tenía mucho que aportar. Personas que cuestionaron no el hecho de no estar mas en el canal, sino la manera en la que fueron despedidos. ¿Hace un ejercicio de autocrítica sobre esto?
—Mira, lo más importante aquí es ver el norte y no los obstáculos que te llevan a ese norte. Creo que el proceso de cambio que hicimos en algunas personas, internamente, fue mucho mejor percibido que externamente. Lo cual te indica que estabas moviéndote en dirección correcta. Pero más allá de que saques a una persona u otra, realmente no lo veo como un obstáculo, veo simplemente a quien quiere sumarse al camino que estamos transitando. Y el que quiera sumarse, bienvenido. no importa que no tenga la experiencia, lo que sí vale mucho es querer recorrer el camino. Es intentar. Tenemos 7 años sin hacer cosas nuevas, así que vamos a intentarlo. Los cambios son parte de ese ‘vamos y lo hacemos’, porque hay que rodearse de las personas que están convencidas del camino que tú quieres tomar. Solo así se llega al objetivo. Que al final no es una meta de Andrés Badra o del dueño de la compañía, es un objetivo de la organización completa; si la organización lo logra, nosotros lo lograremos con ella. No ocurre al revés. Ese cambio de paradigma a veces cuesta para las personas. Cuando anteponemos los fines del bienestar común, el individual viene por añadidura.
—Un proceso de cambio también cuesta dinero. ¿Cuenta hoy Venevisión con presupuesto para desarrollar buenas producciones, para invertir en talento nuevo, para producir como en los buenos tiempos?
—Vamos de menos a más. Se está inyectando paulatinamente dinero a la organización, en la medida que el mercado nos vaya acompañando. Una verdad inobjetable es que, si el mercado le da la espalda a las empresas de medios, todos fracasaremos. No solo se trata de Venevisión. Si queremos que todos vayamos adelante, el dinero tiene que seguir circulando dentro de estas paredes. Si logramos obtener el retorno del mercado, es muy probable que haya cada vez más capacidad de los accionistas para seguir invirtiendo. Es matemática pura. Hoy día, sin que el mercado no es esté dando todo lo que necesitamos, te puedo afirmar que estamos recibiendo mucho más de parte de los accionistas para nuestra transformación. Hay inversión, por supuesto que la hay. Y lo que se ha invertido este año, probablemente, no se había hecho en los últimos 10 o 12 años.
—Con bombos y platillos se anunció el regreso de los dramáticos a Venevisión por una alianza con Daniel Ferrer Cubillán y su productora Hispanomedios para desarrollar no una telenovela, como se dijo inicialmente, una serie de 12 episodios en la que participarán estrellas de la mejor época de la televisión venezolana, incluida Lupita Ferrer. ¿Cómo toma la decisión Venevisión, luego de seis años, de volver a la producción original?
—Te daré la respuesta como es: la información no ha sido transmitida bien. Creo que se deformó a través de los canales sociales. Nosotros no estamos produciendo una telenovela. No solo no estamos produciendo, sino que Venevisión no es el responsable del producto que vamos a desplegar en pantalla. Estamos hablando de una serie basada en un ambiente que provoca o que permite que Venevisión sea el telón de fondo, el proveedor o el socio estratégico es el responsable único y final del 100% del producto. Lo que sí te puedo adelantar es que se desarrollará en un ambiente de telenovelas y por eso es que tiene los actores que actualmente tiene.
—¿Será por eso que hay informaciones que aseguran que hay talentos que a último momento han decidido no estar en el proyecto por desacuerdos económicos? Hay también quienes afirman que no es del todo creíble este proyecto.
—Por eso es que hay tanta confusión, no se ha manejado nada bien la información desde que salió la noticia. El concepto del seriado gira alrededor de lo que significan las telenovelas en Venezuela y por eso requiere a los actores que se mueven en ese ámbito. Por eso escogimos a los que tenemos: Adrián Delgado, Mimí Lazo, Lupita… Las redes sociales tampoco han ayudado, a través de ellas se ha desvirtuado el camino de lo que ha sido una gran intención y una gran negociación, encabezada por el VP ejecutivo del canal, Manuel Fraíz-Grijalba junto con Hispanomedios.
—¿Y han habido conversaciones con quienes fueron grandes escritores de dramáticos en Venevisión para que regresen al canal con estos nuevos cambios?
— En este momento, no.
—¿Pero está 100% descartado?
—No, que a futuro podamos retomar el género no está descartado. Pero no está en el corto o mediano plazo. Sencillamente, es inviable hacer telenovelas ahorita.
—¿Por el costo?
—Claro. Para tener un producto medianamente competitivo requieres de una inversión tan alta en tecnología y talento, detrás y delante de cámaras, que el mercado venezolano hoy no tiene la cantidad de dinero que puede respaldar la producción de una telenovela.
— ¿Cree que este contenido nuevo en formato serie pueda competir con las plataformas de streaming?
—Lo que creo es que es un proyecto tan diferente que por eso le estamos dando tanto crédito. Significa la posibilidad de empezar a coquetear con la idea de volver a producir ficción en Venezuela. Vamos a ver cómo nos va. Vamos a ver qué tal, cómo reacciona la gente; cómo reaccionan el mercado y los anunciantes ante una iniciativa tímida, pequeña, recogida. Vamos a ver cómo le va a este proyecto invernadero. Veamos como son las reacciones y cómo es la capacidad de producción que podemos tener en el mercado local. En función de esto, tomaremos decisiones en el mediano plazo. Pero hoy día gastar medio millón de dólares en la producción de una telenovela, bajo los estándares de calidad, con los talentos con los que contamos hoy día en el país, es un graso error financiero.
—Hablando sobre una diversidad de plataformas para hacer contenido. ¿Venevisión incursionará en esta área desconocida hasta la fecha por las televisoras nacionales?
—No lo descartamos. De hecho, en los próximos 45 días tendremos una iniciativa de contenidos a través de un integrador digital que permite el consumo bajo demanda, suscripción y publicidad, en canales lineales. Todo eso dentro de un ecosistema digital. Podríamos estar pareciéndonos perfectamente a un Netflix u otra OTT que hay en la región, salvando todas las distancias del mundo. Mientras conversamos, tenemos un equipo multidisciplinario trabajando desde Estados Unidos ayudándonos en la concepción. Además, tenemos activos a profesionales locales ya. Dios mediante, veremos en 45 días la primera OTT venezolana hecho por un canal de televisión.
—¿Qué puede adelantar de la nueva programación y las nuevas incorporaciones que se sumarán al canal?
—Estamos muy enfocados en reforzar la oferta de entretenimiento que es lo que mejor sabemos hacer. Reforzaremos Sábado Sensacional y haremos un relanzamiento de las mañanas con un nuevo Portada’s. Tendremos una propuesta matinal más robusta y competitiva a nivel internacional, lo que nos permitirá tener una gran cantidad de horas en producción de entretenimiento. En términos de información, en el último cuatrimestre del año haremos un revestimiento de toda la propuesta informativa. Apostaremos a una nueva propuesta bajo el mismo procedimiento habitual de producción de noticias hoy día, con miras de cambiar el año que viene para ponerlo a nivel de los estándares de las más grandes cadenas de TV en el mundo. Después, y en un futuro no muy lejano, estaremos incursionando dentro de deportes con una pisada un poco más fuerte, con una parte de asociaciones estratégicas que podríamos estar anunciando en las próximas semanas o meses muy interesantes. Con esto, el deporte podría regresar en primera plana al canal. Por último, empezaremos a conversar sobre los temas de dramáticos, de ficción u otro tipo de contenido.
—En cuanto a la línea de informativos, cómo hacer para informar en un momento de tanta desinformación en el país, tomando además en cuenta la relación de Venevisión con los gobiernos de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro.
—Lo primero que tenemos como norma y norte es que atendemos a todos por igual. Cualquier petición de cobertura o llamado, la vamos cubrir. Lo segundo, es que tratamos de remitirnos siempre al hecho noticioso. Trabajamos por no emitir opiniones o juicios. Lo tercero, esa opinión se dará en Abriendo puertas, los domingos a las 8 am, con Margarita Oropeza como periodista, donde todos los políticos tendrán la oportunidad de decir lo que piensan de su propia boca, sin excepción. Ahí tendremos un poco de todo, la pluralidad y el balance suficiente para que haya perspectivas distintas que permitan que la gente se mantenga informada. No podemos permanecer ajenos a la política, pero no jugamos un papel político. Lo que sí hacemos es informar a las personas para que tomen decisiones, estando bien infirmados.
El talento sobra
—Algunas personas que conozco, que de hecho han hecho casting, han comentado que la tendencia es incorporar a tiktokeros e influencers a la programación. ¿Es cierto?
—No tenemos ninguna preferencia por ningún tipo de talento. Hay algo que hemos incorporado, que no es mentira, en nuestro criterio en la toma de decisiones: la relevancia del talento en las plataformas digitales. Hay algunos que, hoy día, pueden venir con un capital en la mano que proviene de las redes sociales. Eso eso hace que lo consideremos, evidentemente. Pero nuestro proceso de decisiones, el filtro de cuál es el talento que escogeremos y cuál es la razón por la que escogemos es que hagan match y cubran la necesidad de lo que necesitamos en el contenido que vamos a producir. En este momento, ni por política ni por norma, contratamos o cambiamos personas por otras que tengan un mayor activo digital. Al contrario, a veces el excesivo enfoque en la plataforma digital de los talentos los desenfoca en su capacidad de poder ser personas con valor agregado; por su foco excesivo en la explotación y desarrollo de su propia personalidad, más que por la razón por la que están trabajando.
—Sobre el Miss Venezuela: ¿por qué durante tantos años ha hecho Venevisión oídos sordos a comentarios en redes, de los medios, sobre la manera en la que está enfocado el show. Un show que se quedó anclado en el tiempo y que no ha evolucionado como ha evolucionado la televisión, el contenido, los mismos concursos de belleza.
—Una de las razones por las cuales las personas se mueven (se van) de Venevisión es precisamente por el planteamiento de esta pregunta. Cuando las personas no entienden que no estás haciendo un espectáculo para los que están sentados en el público sino para la televisión, hay lago que debemos revisar. ¿Un show de 5 horas? ¡No! Debe ser de dos horas, máximo. Y eso es lo que ocurrirá este año. Por primera vez en mucho tiempo, tendremos un espectáculo de esa duración, desde un espacio que sea suficientemente plástico para tener una buena recepción de gente pero que tengamos un muy buen programa de TV. Estará conceptualizado para ser un programa, no un magno evento. Repito: a veces esas son las razones por las que las personas no pueden dar el paso; porque están atados a patrones antiguos. Hoy por hoy, el público tiene otras demandas. Mis referencias para el Miss este año son el Miss Universo, los Premios MTV o los Golden Globes, programas que son eventos que están concebidos para la televisión con principio y fin. Eso haremos con el Miss Venezuela y eso le dará la calidad correcta a un espectáculo que se debe transmitir en televisión.
—¿Volverá Maite?
—Tendremos un espectáculo muy bueno. ¿Quiénes van a estar animando? Es muy temprano para decirlo. Lo que sí te puedo adelantar es que el espectáculo para el que estará en su casa será tan bueno -o mejor- que el que vimos el año pasado en el Poliedro. No tiene que ver con el espacio en el que se desarrolle sino con el entendimiento de lo que es el Miss Venezuela. Si entiendes que es una noche de gala de la televisión venezolana, tú produces un programa de gala para la televisión, no un evento para quienes están sentados en el recinto.
—¿Cómo le gustaría que recordaran su paso por Venevisión?
—Gracias por la pregunta (Suspira). Miraré a la cámara, quisiera que los venezolanos me miren a los ojos a mí también; que me vean como a otro venezolano más que está confiando en que podemos hacer cosas grandiosas y retarnos a nosotros mismos. Venevisión está buscando retar a su historia, su pasado y su presente, para convertirlo en un mejor futuro. Las oportunidades están dadas, solamente tenemos que creer en nosotros mismos y Venevisión ha decidido creer en sí mismo.
—¿Cuál es el mayor reto al que se enfrenta Venevisión en los próximos años?
—La adaptación a la transformación, pero lo lograremos.
—¿Cuál es el ambiente hoy en el canal? ¿Qué percibe?
—Mucha incertidumbre, mucha esperanza, muchos temores, y muchas alegrías.
—Venevisión en una palabra.
—Esperanza.