El éxito de Rogue One (2016) llevó a Disney a anunciar rápidamente una serie protagonizada por Cassian Andor (Diego Luna). Una ficción que se ha hecho esperar y que llega este miércoles con el mismo y reconocible tono de toda la saga Star Wars pero con una historia más oscura y enrevesada.
Porque aunque es bastante evidente con la presencia de las tropas imperiales y la mención de la Alianza Rebelde que estamos ante una serie del universo Star Wars, no cuenta con los elementos más característicos de la saga, como los Jedi, las espadas láser o el omnipresente Luke Skywalker.
Es una serie sobre los orígenes de un solo personaje, que al mismo tiempo sirve para contar los inicios de esos rebeldes que han protagonizado las tres trilogías cinematográficas. Y lo hace con una perspectiva de thriller más que de aventuras.
Con escenas oscuras, lluviosas, en la que apenas se puede ver los rostros de los buenos de la historia, en contraste con el luminoso mundo imperial de los malos. El creador de la serie, Tony Gilroy, juega con los clichés y los utiliza en su beneficio para desarrollar una estupenda ficción que puede funcionar como parte de Star Wars o de forma independiente a la saga galáctica.
Gilroy ha sabido manejar el hecho de que los fans de la saga ya saben el destino del protagonista, porque la serie, que se estrena este miércoles en Disney+, es una precuela de Rogue One, película que acaba con la muerte de Andor y de Jyn Erso (Felicity Jones) en una de esas historias de sacrificios tan habituales de Star Wars.
Así que Gilroy sitúa Andor cinco años antes de Rogue One y se centra en los orígenes del piloto -con flahsbacks a su infancia en una comunidad en la selva- y en cómo entra en la Alianza Rebelde que trata de acabar con el Imperio.
Los primeros cuatro episodios de la serie, facilitados a la prensa, muestran a un Andor que es más un delincuente de poca monta que un héroe de la resistencia. Y en su transformación es precisamente en lo que se centra la ficción televisiva.
Junto con Luna, un puñado de intérpretes interesantes, como el sueco Stellan Skarsgard (tan brillante como suele), que es su mentor en el mundo rebelde; Adria Arjona (hija del cantante Ricardo Arjona), que interpreta a Bix Caleen, una valiente amiga del protagonista; Genevieve O’Reilly, como la senadora imperial y espía Mon Mothma, o Denise Gough, la agente del Imperio Dedra Meero.
Hacia dónde va cada uno de estos personajes y el peso que tendrán en la trama de los 12 episodios que componen la primera temporada, aún está por verse. Lo único seguro es que Andor saldrá en cada uno de ellos y en la segunda temporada, ya confirmada por Disney, en la que también estará Skarsgard.
De momento nos quedamos con esta primera temporada, en la que el protagonista absoluto es Andor, rodeado de decenas, por no decir cientos, de personajes, aunque ninguno con el peso del de Felicity Jones en Rogue One.
El equilibrio en la pareja del mexicano y la británica era la base del éxito de Rogue One, algo muy diferente en Andor, donde Luna va cambiando de compañeros según lo necesita la acción.
Una acción que da pocos momentos de respiro, algo habitual en los trabajos de Gilroy, director de Michael Clayton, Duplicity y El legado de Bourne.
Técnicamente impecable y con escenas visualmente brillantes, este miércoles se podrán ver los tres primeros capítulos de los 12 de que consta esta primera temporada y a partir de la semana próxima uno cada siete días.
Y teniendo en cuenta que en noviembre se empieza a rodar la segunda temporada, está claro que Disney confía mucho en una serie con la que busca repetir el éxito de The Mandalorian, que ya prepara su tercera entrega.
Hasta ahora, The Mandalorian, protagonizada por el chileno Pedro Pascal, es la serie de Star Wars que mejor ha funcionado en la plataforma televisiva de Disney, según estudio de la consultora Nielsen.
Ni El libro de Boba Fett ni Obi-Wan Kenobi han logrado calar en los fans de Star Wars como lo han hecho Baby Yoda y el Mandaloriano.
Ahora le llega el turno a Cassian Andor en una precuela de la precuela que era Rogue One, que sirvió de unión entre las dos primeras trilogías de la saga y que contaba cómo los rebeldes se habían hecho con los planos que permitieron acabar con la Estrella de la Muerte, en aquella primera película que en 1977 dio comienzo a una saga que sigue igual de viva 45 años después.