ENTRETENIMIENTO

Ana María Simón/Carlota comparten con el público que la felicidad es ahora

por Avatar Alba Freitas

“Me llamo Carlota. Dicen que es nombre de reina. Durante mucho tiempo me decían que mi mamá se equivocó al ponerme ese nombre porque en vez de sentirme como una reina, me sentía mínima de pequeña. Muy plebeya. No podía entender cómo esa mujer que me puso ese nombre me hizo sentir como una equivocación. El día en que murió… sentí cierto alivio”. Así comienza Sin cuenta, el monólogo con el que la locutora, presentadora de televisión y actriz Ana María Simón, de 50 años de edad, celebra su regreso a Venezuela tras ocho años de ausencia así como su medio siglo de vida.

Sobre las tablas de la Sala Concierto del Centro Cultural BOD,Carlota, interpretada por Simón, prepara una venta de garaje poco común entre objetos que pertenecieron a su madre fallecida. Aunque no tiene dotes como comerciante, un aspecto que destaca sin miedo a ser juzgada, la mujer, recién divorciada, intentará vender algunas de las cosas de las que se quiere deshacer. Lo hace después de entrar rápidamente al recinto por el pasillo de butacas, pidiendo disculpas por haber llegado tarde. Desde el inicio del monólogo, escrito por Indira Páez y dirigido por Albi De Abreu, el público es parte de la historia como unos compradores más que pronto se convertirán en los confesores de Carlota.

Ana maría simón

Carlota llega a la venta de garaje | Foto cortesía Centro Cultural de Arte Moderno (CCAM).

Un sillón, un espejo, una mesa antigua con una lámpara Tiffany; libros, cajas, un teléfono, una olla y hasta una bailarina de porcelana son algunos de los objetos que Carlota quiere vender. A medida que los ofrece al público va revelando, poco a poco, la historia que hay detrás de ellos. Sin contenerse, confiesa la difícil relación que tenía con su madre fallecida hace cinco años. En medio del luto y la pérdida, se describe a sí misma como una huérfana permanente porque al final del día, “ser huérfana no se cura”.

Aunque su relación no era la mejor, Carlota expresa lo mucho que le duele la pérdida de una mujer que, a pesar de ser su madre, no era su fan número uno, ni dos, ni tres. La criticaba constantemente, pero eso no fue impedimento para que igual la quisiera. “La amé y admiré con locura. Fue una relación delicada… eso de ser madre se aprende en el camino, no se estudia. Estuve con ella hasta el último día. A veces me descubro llorando todavía, devastada y descansada”, comenta.

Además de huérfana, Carlota relata que acaba de pasar por un divorcio. Su exesposo, Antonio, un día llegó a la casa y le dijo que se sentía asfixiado. Ella pensó que hablaba de un infarto. Tras bromear con lo trágica de la situación, la mujer también comenta que su hija acaba de dejar la casa para irse a vivir con su pareja. Así terminó ella, sola, con las cenizas de su madre, objetos que no consigue vender, una casa vacía y soltera.

Carlota se reprimió durante toda su vida para complacer a su madre. Tras su partida, comienza a plantearse cómo ha sido su crecimiento personal una vez se acabó todo porque, además, la despidieron de su trabajo. “Hay un hueco aquí en el pecho que no se cierra. Es raro porque por otro lado te sientes bien, uno intenta taparlo con la aceptación y el entendimiento pero al final te das cuenta de que la extrañas”, confiesa.

Aunque el panorama parece bastante desolador para ella, afronta las circunstancias adversas con mucho humor negro e ingenio, siempre con una sonrisa o un chiste. Así es Carlota, la protagonista de Sin cuenta, un personaje que aunque tiene muchas similitudes con Ana María Simón, la actriz insiste en señalar sus diferencias. “Carlota es Carlota y yo soy yo”, insiste.

La pieza se presentará de jueves a domingo, hasta el 24 de septiembre de 2023. Después de eso, Carlota recorrerá el país. Valencia, Maracaibo, Barquisimeto, Mérida, Acarigua-Araure, Lechería y Margarita son hasta ahora las ciudades confirmadas. A Madrid llegará el 8 de noviembre al Pequeño Teatro Gran Vía, donde la actriz se presentó por primera vez en España cuando emigró, en 2018.

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Intenta vender los objetos aunque nos ea buena comerciante | Foto cortesía Centro Cultural de Arte Moderno (CCAM).

Atreverse

La narración de Simón como Carlota ocurre mientras su personaje espera una llamada importante. Tras años de no ejercer la profesión que estudió (Comunicación Social), finalmente se atrevió a hacer un casting para tener un programa de radio. No sabe si quedará y está visiblemente nerviosa por eso, pero aun así, se atrevió. Carlota está en ese momento de su vida en el que, aunque evalúa las decisiones que tomó en el pasado, está dispuesta a seguir adelante mejorando como persona.

Es por ello que las comparaciones con Ana María Simón son tan frecuentes. Tras pasar por una ruptura amorosa, la actriz mantiene una relación con Albi De Abreu. Emigró a España, incursionó en el mundo de las redes sociales donde crea contenido y, además, cría a su hija preadolescente, Micaela. Este momento de su vida, confiesa, lo define con la palabra “fortaleza”, una virtud que también destaca en Carlota, quien se atreve a hacer lo que nunca hizo por miedo a fracasar.

“Quería que esta pieza mantuviera su género de comedia, algo que me encanta porque además es comedia negra. Además quería que fuera entretenida y aleccionadora, que la gente saliera riéndose pero evaluando también su vida. Que se preguntará qué ha hecho, cómo han pasado los años, si están conformes con lo que son a la edad que tengan”, comenta De Abreu, quien se estrenó como director de teatro en Sin cuenta.

Como director, buscaba que la pieza fuera para todo público: en ningún momento quiso limitar a sus espectadores a solo aquellos que tuvieran 30 o 40 años o más. “Quería que fuera para jóvenes, para aquellos que creen que la vida se puede acabar a cierta edad hay un momento en el que se acaban las oportunidades. Eso era una de las cosas que queríamos tumbar, esa teoría falsa de que la vida se acaba a cierta edad. Queríamos inspirar a la gente y decirles que cualquier edad es buena para atreverse. Una vez se atreven no hay nada que temer. Los cambios son positivos”, señala el también actor y productor de 48 años de edad.

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Foto cortesía Centro Cultural de Arte Moderno (CCAM).

Para todo público

En Sin cuenta, Simón bromea con el público para hablar de las cosas no tan positivas que ha vivido. Estuvo con un hombre que al final no le gustaba tanto y ahora, a sus 50 años, empieza a reencontrarse con el placer sin tabúes. Aborda el tema de las relaciones sexuales con naturalidad e incluso bromea al respecto para destacar lo importante que es darse felicidad a sí misma antes de buscarla en alguien más.

Para el montaje de la pieza, explica De Abreu, nunca se enfocaron si el monólogo era un discurso masculino o femenino: querían una obra para todo público. Tampoco querían que se confundiera con un lado feminista o con una obra que sugiera algún tipo de competencia entre hombres y mujeres. Eso lo querían evitar. Por ello, se enfocaron en leer el texto muchas veces, hicieron correcciones y hasta hablaron con la escritora para buscar el equilibrio. “Lo que es inevitable es que el texto se cuenta a través de una mujer, pues la mujer lo cuenta como lo vive y hay muchas cosas de las que el hombre no forma parte. La mujer y el hombre viven ciertas cosas de forma diferente y eso es inevitable. Eso debe verse allí”, explica.

Foto cortesía Centro Cultural de Arte Moderno (CCAM).

No es una obra feminista, insiste. La define, en cambio, como un monólogo muy inclusivo que no busca generar más discusiones por causa del género. De Abreu confiesa: “Queríamos una obra donde todos estos temas que han sido debatibles en estos años sobre los géneros de las personas, quedase equilibrado. Buscábamos una reconciliación, que nos viésemos como seres humanos y no como bandos en competencia”.

Albi de Abreu, el director, y Ana María Simón | Foto Archivo

Nuevo rol como director

El estreno de Albi De Abreu como director de teatro fue un proceso metódico en el que prevaleció la madurez y el profesionalismo de todo el equipo. Al dirigir a Ana María Simón, actriz con quien actualmente mantiene una relación amorosa, ambos conversaron cómo sería la dinámica para que el proyecto no afectara su relación. “Simplemente, somos dos personas adultas y profesionales. Tuvimos una conversación en la que nos pusimos de acuerdo, lo que pasara sobre el escenario y en los ensayos no era personal, era profesional”.

En los ensayos se dejó claro, desde el inicio, que todos los comentarios y acotaciones serían en pro de mejorar el espectáculo. En escena, él le hacía propuestas a Simón como director y las conversaban hasta encontrar un equilibrio. “Esa discusión nunca se lleva a la casa y viceversa, lo que pasa en la casa no se lleva a escena”, insistió.

Foto cortesía Centro Cultural de Arte Moderno (CCAM).

También fue un proceso que describió como “relajado y divertido” en cuanto a horarios y lugares de ensayos. Al principio realizaron juntos muchas lecturas para entender qué era lo que entendían del texto. Ambos comentaban sus puntos de vista hasta llegar a una primera alineación de ideas para después avanzar. Después, el monólogo lo dividieron en cuatro bloques, para enfocarse a profundidad en cada uno. “Poco a poco fuimos avanzando hasta tener la obra entera. Tratamos de hacerlo de la forma más relajada posible, incluso pasamos una semana en la playa ensayando, tratamos que fuera divertido el proceso”, cuenta. Después, fue momento de pulir detalles y dejar que la actriz le pusiera su toque personal.

Sin cuenta: éxito total

A los 50 años, Carlota evalúa en Sin cuenta las decisiones que tomó de una manera diferente, algo en lo que coincide con Simón. “Conocerme fue el principio de mi liberación. Comencé a ser feliz cuando me conecté conmigo misma. Ese fue el primer paso.”, asegura en escena. A través del monólogo continúa abordando temas como la maternidad, la menopausia o el placer sexual que pueden tener las mujeres tras 25 años de casadas. También envía un mensaje sobre la importancia de ir a terapia y no resistirse a los cambios.

El éxito de su historia, en palabras de De Abreu, ha sido total. “Tenemos 8 funciones agotadas, tenemos ocho funciones en el interior y nos han pedido funciones privadas. Las expectativas se han cumplido y se seguirá cumpliendo”, afirma. El actor considera que los venezolanos en otros países querrán ver la función.

Foto cortesía Centro Cultural de Arte Moderno (CCAM).

“Lo tenemos todo: tenemos una gran escritora que es Indira Páez, muy respetada con gran ingenio que llevaba tiempo sin escribir, es un producto interesante, recién salido del horno. Tenemos a Ana María Simón que tenía 8 años sin volver a Venezuela, muy querida, ha creado una carrera muy respetable en el país, mucha gente la quería volver a ver. Luego tenemos la producción con Juan Carlos Troconis que es increíble”, explica. A eso le suma, además, su estreno como director: ese hecho despertará la curiosidad de varias personas por ver cómo es su trabajo al frente de una pieza teatral.

A eso se le suma que Sin cuenta, como historia, envía un fuerte mensaje de amor propio, de resiliencia para sobreponerse a los cambios inesperados con una sonrisa o una broma. También envía un mensaje sobre la importancia de vivir sin creer que la felicidad está en la cima de una escalera: la felicidad es ahora.