ENTRETENIMIENTO

Ana María Polo: Las leyes no siempre son el vehículo para lograr algo justo

por Avatar GDA | El Comercio | Perú

Siempre soñó con estar en televisión, pero nunca imaginó las singulares circunstancias que la llevarían a tener un programa propio. Fue durante una tertulia improvisada de canto que un productor vería algo especial en Ana María Polo, por entonces una consumada abogada de mediana edad con esporádicas participaciones en la pantalla chica. Una amiga suya acababa de abrir un pequeño restaurante frente al juzgado de Miami y la invitó junto a otros amigos a la inauguración. Esa noche la doctora Polo accedió a cantar frente a todos los invitados. Días después, el 21 de diciembre de año 2000 le ofrecieron pasar un casting que buscaba a la conductora de un programa judicial. Aprobada por la cadena Telemundo, empezó a grabar en enero de 2001 y el 2 de abril de ese mismo año Sala de parejas, el nombre inicial de Caso cerrado, salió por primera vez al aire. Desde entonces los altos niveles de sintonía convirtieron a esta cubana-estadounidense en una de las personas más influyentes del mundo hispano.

«Pero ¿quién me iba decir a mí que al final mi sueño se iba a hacer realidad a través de las leyes?», se pregunta la presentadora durante esta entrevista motivada por los 20 años de su polémico show televisivo. Desde Miami, donde radica, ahonda sobre importantes episodios de su vida y comenta temas coyunturales como la pandemia y la discriminación en Estados Unidos.

-Usted dejó Cuba de muy pequeña y ya lleva seis décadas fuera. A pesar de esto, ¿qué costumbres cubanas conserva?

-Aunque llegué a los dos años y medio y nunca he regresado a Cuba, ni siquiera de visita, mis raíces están muy arraigadas y presentes en todo. Por ejemplo, mis platos favoritos siguen siendo los frijoles negros, el lechón que se come mucho en Cuba, la ropa vieja, la vaca frita. Son platos con los crecí, porque mi padre y mi abuela los preparaban. Eso no se va. No importa cuánto tiempo te pases en un lugar hay ciertas cosas que son parte de uno. Está en mi ADN y a mí el amor por el cubanismo se me quedó. Yo también preparo estos platos. Cocino muchísimo y ahora con la pandemia he cocinado más porque he evitado estar saliendo a lugares donde hay grupos reunidos.

Ana María Polo

-También vivió en Puerto Rico hasta su adolescencia.

-A los tres años de estar en Estados Unidos, en el año 64 nos mudamos a Puerto Rico y estuvimos 10 años. Fueron mis años formativos de 6 a 16 años más o menos. Yo fui una chica concentrada en mi escuela, me gustaba el estudio, se me hacía fácil. Era curiosa y me gustaba aprender, el conocimiento. Mis padres no tuvieron quejas ni mías ni de mis hermanos, éramos niños dóciles que hacíamos caso a nuestros padres.

-Siempre ha dicho que supo que sería artista y famosa. Sabemos que canta y compone. ¿Ser conductora de TV era una posibilidad que alguna vez barajó?

-La música siempre ha estado en mis venas. Mis padres me contaban que desde pequeñita, cuando miraba la televisión, yo me paraba adelante y cantaba, bailaba o recitaba poemas. Yo siempre decía que iba a trabajar y salir en televisión. En la escuela siempre participé en teatro y en los coros de la iglesia. Siempre teníamos esa inquietud, mi hermano y hermana también cantan, a los tres nos gusta. La verdad es que yo pensé que iba a ser actriz de Hollywood, que iba a estar en los Oscar, pero mis padres siempre me informaron que eso para ellos no era una carrera formal, porque es muy complicado conseguir trabajo o triunfar en el mundo del entretenimiento como lo imaginamos de pequeños. Ellos me dirigían hacia otro camino. Y como niña bien portada les hice caso. Así que terminé estudiando Ciencias Políticas y después Leyes. Pero quién me iba decir a mí que al final mi sueño se iba a hacer realidad a través de las leyes.

-Siguiendo con la música, ¿cómo fue que llegó a cantar frente al Papa?

-Eso fue en 1974, el Papa Paulo VI invitó a un coro estadounidense para que participara en los eventos del año santo. El coro era de la Universidad de Nueva York, que era de 100 personas, pero estaban faltos de ciertas voces, altos, sopranos, barítonos. El director de ese coro trabajaba muy cercanamente con la monjita que dirigía el coro de la escuela a la que asistí en Puerto Rico, la Academia del Perpetuo Socorro, entonces él fue a Puerto Rico, hicieron un casting y mi hermana y yo participamos. Ambas fuimos escogidas y tuvimos el honor y el placer de participar. Fue una experiencia que nos marcó de jovencitas, ir al Vaticano y tener acceso al coro de la Capilla Sixtina, cantar en varios lugares, con un repertorio muy bonito en latín, otros temas en italiano, en inglés y en español. Fue maravilloso.

Ana María Polo

-Además de componer y cantar el tema de su programa, ¿tiene otros temas escritos?

-Me gusta mucho la música. Yo diría que tengo unas 250 o 300 canciones compuestas a lo largo de mi vida. Comencé desde pequeñita cuando mi madre me complació y me puso a tomar clases de guitarra. Inmediatamente, cuando aprendí algo básico, empecé a componer.

-¿Y estos temas han visto la luz en otras voces?

-Nadie realmente ha cantado una de mis canciones, lo hago porque me gusta, por su propio placer no para comercializarlo precisamente. Mi camino no se fue por la música aunque lo intenté. En algún momento quise hacer un CD, una producción musical, pero no llegó a nada, ahí la tengo engavetada. Cuando nos reunimos con mis hermanos y gente que me conoce de muchos años, recordamos algún numerito. La música nos ayuda a recordar, cuando cantas alguna melodía te acuerdas del momento que viviste, de las amistades. Las cantamos así, en grupo y nos divertimos mucho.

-Antes de estudiar derecho ya trabajaba en un estudio de abogados, ¿ese fue su primer acercamiento con las leyes?

-Eso afincó mi deseo porque ya yo venía coqueteando con la justicia, el orden, la política, que también es para mí un tema apasionante. Comprendo que cuando vivimos en un mundo sobrepoblado como este y donde nos acumulamos en ciertas áreas más que en otras es necesario tener tanto política como justicia para poder organizarnos, sino todo sería un caos. Además el ser humano necesita una ayudita porque por naturaleza no somos organizados. Y bueno, yo comencé en ese estudio de Miami como recepcionista, de ahí fui escalando a secretaria, paralegal y varios de mis jefes me decían «oye, Ana, tú tienes buena capacidad, comprendes cómo funciona el sistema, tienes buen análisis de los hechos y la aplicación de los hechos, ¿por qué no te avientas a estudiar derecho?». Esos comentarios comenzaron a darme la esperanza de que yo podía realizarlo y fue lo que hice.

Ana María Polo

-¿Es cierto que el productor de Sala de parejas la vio cantando en el local de una amiga?

-Sí, esas es una historia divertida. Una amiga abrió un pequeño restaurante frente al juzgado de Miami, hizo una celebración de apertura, invitó a varias personas y esa noche mi amiga me pidió que le cante algo, yo no tiendo a hacer esas cosas, pero ese día estuve de buenas y canté. No sabía que allí estaba un productor de Sala de Parejas, que ya había tenido un casting, pero ningún abogado le había gustado ni funcionado. Vino a verme a mi oficina un 21 de diciembre del año 2000, me propusieron la idea, me pareció buena porque no había ningún programa judicial hispano en ese momento. Me pareció interesante porque podía enseñarles a las personas a resolver sus dilemas y conflictos. Así que fui, hice la prueba y los dos o tres días después me llamaron. Me dijeron que a Telemundo le gustó mi figura, mi postura y mi manera de conducir.

-¿Cuándo deciden cambiar el nombre y llamar al programa Caso cerrado?

-Eso fue muy simpático. Yo siempre cerraba los casos diciendo caso cerrado. Qué es lo que dicen en inglés los jueces de Estados Unidos cuando dan su decisión, es decir case closed. Yo lo único que hice fue traducirlo al español. Y la gente en la calle en vez de decirme Sala de Parejas me gritaba, «Doctora, caso cerrado». Y a mí se me ocurrió utilizar el nombre, pero primero ampliamos los temas porque Sala de parejas se restringía a casos de parejas de todo tipo. El programa fue cambiando hasta que en 2005 más o menos se convirtió en Caso cerrado.

-Abril es un mes especial para usted. No solo su programa acaba de cumplir 20 años sino que también es el mes de su cumpleaños.

-Bueno, uno ya después de cierta edad dice ya para qué vamos a pensar en los cumpleaños, pero cumplir un año más es maravilloso. Eso es lo que queremos como seres humanos, vivir lo más que podamos con buena salud. Así que este año cumplí 62 (el 11 de abril) y me siento muy feliz y orgullosa. Me siento bien para mi edad, físicamente soy activa, mentalmente estoy andando. Y sí, abril es un mes muy importante, especialmente este año que ha sido muy complicado para todos por la pandemia.

-Usted maneja los casos con mucho sentido humano, pero a veces es complicado tomar una decisión. ¿Ha sentido que el derecho o las leyes colisionan con lo que es realmente justo?

-Si uno ve los juicios de verdad, posiblemente te aburras a los cinco minutos. Un juicio que se lleva en las cortes tiene que aplicar un sinnúmero de leyes y requisitos, reglas, evidencias y testimonios. Se pierde mucho tiempo. Para hacer un programa de televisión donde se aplica leyes y justicia, no puedes llevar esas reglas tan apretadas. Caso cerrado resuelve conflictos, sí, pero más bien reflexiona. La aplicación de las leyes no siempre puede ser tan estricta porque si no se convierte en un estudio académico de la cosa y no es entretenido y este programa pretende ser, además de entretenido, educativo.

-Replanteo la pregunta. ¿En su experiencia, ejerciendo de abogada, considera que la aplicación de las leyes y la justicia van de la mano?

-Yo siempre he dicho que muchas veces las leyes se interponen a la justicia. Las leyes no siempre son el vehículo para lograr algo justo, de hecho si aplicamos las leyes al pie de letra sería lo más injusto porque estas demoran el proceso y una justicia demorada no es justicia. El programa me da la flexibilidad de llegar a una posición que yo considero justa. Al final yo soy algo así como el compás de la justicia.

-Ha publicado dos libros donde reúne las cartas que su público le escribe…

-Esos libros ya tienen varios años, pero recuerdo cuál era la premisa y la razón. Había cartas cuyo contenido era altamente sexual como suele suceder en casos de familia. Las razones de por qué las parejas se separan son múltiples, pero el sexo y la infidelidad son de las mayores. Así que mi equipo y yo decidimos responderlas tratando de darles el sentido legal. Te cuento que aquí en Estados Unidos la historia sexual de una pareja es irrelevante al divorcio porque no hay causa, solo debes decir que el matrimonio esta irremediablemente roto, pero muchas parejas necesitan contar lo que les pasó. En el libro trato de extraer lo que no es cotidiano porque, seamos sinceros, el ser humano tiene morbosidad y ese es uno de los sentimientos que nos mueve, que nos interesa. Esa era la premisa del libro.

 

Ana María Polo

-Una de las grandes taras de Estados Unidos como sociedad es la discriminación. Como migrante en Estados Unidos, ¿la ha sufrido?

-He sido discriminada por ser mujer, por ser latina, por tantas cosas. Hasta por ser bajita. Para discriminar no importa el motivo, es nada más tener ese prejuicio. Lo he sufrido, es un grave problema aquí en Estados Unidos, que siendo el país de las libertades y bla bla bla tiene mucha discriminación. Lo hemos visto hace poco con los afroamericanos, con latinos y asiáticos. Es horrible que esto esté pasando. Parte de lo que yo considero que ha prendido más el tema fueron los cuatro años que tuvimos como presidente a (Donald) Trump. Yo creo que ese señor le echaba más aire al fuego en estos temas. Ahora siento que tenemos un nuevo presidente que está lidiando con esto de manera diferente. Creo que (Joe) Biden lo está haciendo bien. Calladito, pero está haciendo lo que tiene que hacer con los inmigrantes, ayudarlos a legalizar su estadía.

-¿Cree en el llamado sueño americano?

-Te digo algo importante, el sueño americano no existe. Eso es una frase que se ha distorsionado. El sueño americano puede ser el de peruanos, de los chilenos, de los mexicanos. El sueño lo hace uno, con las circunstancias que tiene y su propia capacidad. El que tenga ansias de volar e ir a otro sitio a buscar mejor suerte puede hacerlo. No hay sueño americano, aquí se viene a trabajar y ojalá a vivir con cierta calma.

-Hace poco usted recibió la vacuna contra el covid-19, ¿que nos puede decir sobre la forma en que han vivido los estadounidenses la pandemia y la han afrontado? A pesar de que las muertes se cuentan por miles en ese país, muchos siguen diciendo que el virus no existe.

-La pandemia aquí se manejó muy mal al comienzo. Tuvimos un presidente que hablaba un montón de tonterías, que desestimaba la seriedad de lo que estábamos lidiando. Hay grupos subversivos que instan a no usar las máscaras, pero ya hemos visto las consecuencias. Este es uno de los países que más muertes ha tenido en el mundo entero. Ahora estamos tomando las cosas con otra visión y actitud y creo que pronto todo el país, y ojalá el mundo, debe tener acceso a la vacuna. Cada vez más y más personas se están vacunando, eso para mí es un acto de responsabilidad ante los demás y que nos va a ayudar a salir de todo esto.

Ana María Polo

-¿Hay algo que le gustaría modificar en su vida o que tal vez hubiera preferido no hacer?

-Absolutamente nada. El guion vino perfecto como lo hizo dios y yo lo he cumplido hasta el día de hoy. Me siento sumamente satisfecha de todo lo que he pasado y cómo ha pasado en mi vida. No tengo nada de qué arrepentirme. Lo único que le pido a dios es que me siga dando fuerzas para seguir ocupando mi espacio para enfrentar con valentía todo lo que venga y ver que comunicándonos el mundo se puede convertir en un lugar más tranquilo. Hay que concentrarnos en resolver problemas que realmente nos afectan como encontrar la cura del cáncer y otras enfermedades.

-¿Considera que haber enfrentado una enfermedad tan dura como el cáncer ha sido su mayor prueba?

-Una de las mayores, pero tomando la totalidad de mi vida he aprendido a mirarlo como un obstáculo más. Como migrante uno pasa por miles de cosas, de niños y adolescentes también. Creo que cuando logras sortear muchos obstáculos sientes que las cosas caen en su lugar.

-¿Alguna vez ha pensado en dejar la televisión?

-No, la verdad nunca he dicho que la pienso dejar. Hace un tiempo anuncié que mi compromiso con Telemundo había terminado. Eso fue en el 2019, pero nada más.

-He leído que su programa tendrá una versión cinematográfica. ¿Cuáles son los avances?

-Estamos trabajando con una compañía chilena para hacer Caso cerrado, la película. Si Dios quiere y la pandemia lo permite, comenzaremos la grabación a fines de este año.