Sintonía. Todas las parejas, independientemente del entorno país, familiar o social, tienen momentos en que la pasión o el grado de complicidad puede verse disminuido, indica la sexólogo Michela Guarente. “Para alimentar la vinculación o aumentar el grado de diversión juntos no se necesitan grandes inversiones de dinero, pero sí es clave que ambos estén en la misma sintonía porque si, por ejemplo, una de las personas está sumamente agobiada y preocupada por determinada situación, y no se compromete con la voluntad del otro, que sí quiere avanzar y alimentar la relación, entonces obviamente cuando se intente hacer algún plan no tendrá el resultado que se espera, precisamente porque no hay sintonía”.
Reconocimiento. Es primordial reconocer que se vive una situación de crisis social, y el hogar debe ser el sitio de “pasarse el suiche”. Afuera todo puede estar muy crítico, pero es primordial tratar de desconectar, porque ya hay suficientes problemas en la calle. En la medida en que se reconozca que esa situación existe y que hay voluntad en la pareja, así como la sintonía para pasarla bien y disfrutar, con o sin presupuesto, ambos tendrán esa disposición al disfrute. Planes hay muchos y dependerán del estilo de la pareja: si es muy enérgica, por ejemplo, y necesita liberar estrés y quemar calorías, es buena idea una rutina de ejercicios, bien sea en un parque cercano o una clase de ejercicios en Youtube y hacerla en casa, también una clase de baile o de una disciplina que no dominen. Practicar cosas nuevas con la pareja puede ser bastante divertido. Los juegos de mesa son también alternativas económicas.
Romper la rutina. Cuando de romper la estructura de la dinámica del día a día se trata todo es cuestión de creatividad, refiere la especialista cuya cuenta en Twitter es @michelaguarente. Un masaje a la luz de las velas, preferiblemente con un olor agradable, no invasivo o que pueda resultar molestoso, no requiere de mayor inversión. Una cena en casa a la luz de las velas puede complementar, o una escapada a la playa o un picnic; no tiene que ser una comida abundante o lujosa, sino siempre procurando ir a un sitio especial a realizar cualquier actividad. Un parque de diversiones al estilo adolescente también puede ser muy divertido. Guarente sugiere la actividad la “copa de los deseos”, un ejercicio que se hace en pareja, y consiste en poner en una copa, vaso o florero, papelitos donde con anterioridad cada uno escribe qué le gustaría que le hiciera su pareja, por ejemplo, una sesión de besos, un masaje en los pies, en el cuero cabelludo, bañarse juntos. Todas esas actividades, obviamente, están en sintonía, es decir, a ambos les gusta hacer lo mismo. Un día a la semana o varias noches un miembro de la pareja escogerá un papelito.
Agendar los placeres. El componente sexual es muy importante porque es una forma de tener intimidad y acercamiento con el otro. Si alguno de los dos siente que está muy agobiado, trate de planificar ese encuentro con su pareja, que no significa ir en contra de lo espontáneo. “Usted puede tener relaciones sexuales un miércoles a media mañana, si le apetece. Eso está muy bien, pero si nota que el día a día lo agobia -los quehaceres, la atención a los niños o las compras-, coloque en la agenda un encuentro con su pareja; si no hay ganas ese día, no importa, pero al menos construya el momento para besarse, acurrucarse en la cama, es decir, fomentar el roce con el otro; esa es una forma de intimar y tampoco se debe perder”, agrega la especialista.
Cese al conflicto. Atenea Anca, psicólogo y directora de la Clínica de la Pareja (en Instagram @clinipareja), enfatiza en que para que ambos se puedan conectar desde el romance se requiere el cese de conflictos o de lo contrario no existirá la deseada conexión. “Te puedo querer, pero no te lo voy a transmitir o expresar si estoy molesta o molesto contigo”. Es importante no problematizar las soluciones, la mentalidad debe enfocarse en eso. Procure escuchar atentamente las molestias del otro sin estar a la defensiva, para analizar si eso que reclama pudiera ser algo cierto. Muchas veces se bloquea y se responde “no” como un proceso de defensa y de negación aún cuando lo que se dice pudiera tener algo de verdad. “Hay que saber expresar las molestias desde el respeto y hablar desde el malestar: qué estoy sintiendo, en lugar de enjuiciar la conducta de la otra persona o sacar facturas viejas; tratar un problema a la vez y que esa situación sea abordada enfocándose en la molestia y no en que las razones u ocasiones en los que el otro haya errado, sino expresar ‘me siento triste’, ‘estoy molesta’ o ‘me da miedo”. Se resume en hablar desde la emoción y no desde el juicio porque si no, se activa la defensiva de la otra persona, lo que evidentemente dificultará un acuerdo.
Motivación y visión de equipo. A pesar de que pareja esté desmotivada, insista en hacer las cosas bien. “En consulta escucho mucho expresiones como ‘yo me porto bien, pero si él me grita, me pongo a su nivel y también grito’. Ojo por ojo y diente por diente no es recomendable, la motivación para cambiar tiene que salir de cada persona y no de si el otro está haciendo su proceso de cambio. Es intrínseca, debe venir de mí, saber que estoy haciendo las cosas bien, yo aporto aún cuando tú no lo estás haciendo”. Anka insiste en que en la relación exista visión de equipo: estar en plan de competencia resaltando quién es mejor o quién hizo más daño no funcionará y hará que el conflicto sea cada vez mayor. Es importante que ambos sientan que están en el mismo equipo que como tal, está integrado por personas diferentes con distintas habilidades. “No se le puede pedir a la pareja que actúe como lo haces tú, no tiene sentido. Por el contrario, se debe valorar aquello distinto, por ejemplo, si soy rápida y mi pareja es lento no puedo molestarme por ello, sino más bien tratar de entender que su lentitud para algunas cosas me viene bien”.
Momentos propicios. La especialista recomienda no abordar los conflictos de pareja en medio de un desbordamiento emocional, pues cuando se está muy molesto y se trata de conversar en lugar de razonar o resolver muy seguramente terminará atacando al otro. “Te conviertes en un ser primitivo cuando tienes mucha rabia y no serás capaz de resolver. Cuando se tiene mucho enojo no hable porque lejos de solventar dañará, sin que eso signifique guardar la molestia en un baúl y no volverlo a hablar, sino esperar a estar más calmado”. Una buena prueba para que la persona sepa si está lista para conversar es intentar ser empático, es decir, por un momento ponerse en la posición del otro para entender su realidad aunque no comparta su punto de vista. Si es capaz de ello, estará listo para tener una conversación y solucionar lo que tenga que solucionar.
Evite mentir. Aunque sea por la buena intención de no molestar al otro o evitar el conflicto, siempre sea sincero con su pareja. “En algunos casos se trata de ocultar información vital, en otros directamente la mentira, y cuando es así, es mucho más fácil superar una diferencia de opinión que la desconfianza. Es vital que no se mientan aún cuando las diferencias de criterios sean muy grandes y el decir la verdad pudiera originar un conflicto”. No minimice las equivocaciones, pida disculpas por los errores que como seres humanos se suelen cometer. Desestimar o minimizar le dice al otro que su malestar no es válido y no se puede invalidar el malestar de la pareja: las emociones nunca se invalidan. “Si te equivocas, acéptalo y genera una propuesta para cambiar el error, cuando admites ayudas a resolver, pero cuando lo niegas simplemente lo complicas más”.
Detalles que suman. Finalmente, la pasión hay que preservarla ante todos los obstáculos. La especialista sugiere que tengan besos apasionados diarios y caricias que no siempre lleven al sexo. “Que sean caricias de afecto, de romance, pero tienen que ser diarias; muchas parejas terminan teniendo besos y caricias solo cuando van a tener relaciones sexuales, terminan besándose una vez al mes y esa no es una conducta sana. Hay muchas formas de fomentar el romance, de no perderlo, aunque nunca será igual que en la fase inicial del enamoramiento. “No tienes dinero para enviar el ramo de flores o pasar el fin de semana en el sitio que te gusta pero puedes comprar papelitos de corazones y pegárselos en el espejo, dejarle una notica en el almuerzo, enviarle un mensaje a media mañana con una canción, a media tarde decirle ‘pienso en ti’: el romance no siempre es la caja de bombones”.
Paula Bevilacqua y Cristóbal Lander
A la pregunta sobre los inicios de su relación hace cinco años, Paula Bevilacqua y Cristóbal Lander coinciden en una misma palabra: espontaneidad. Tras sus respectivos procesos de divorcios, ninguno mostró interés en una relación estable, mucho menos en etiquetar o ponerle nombre a las salidas cada vez más frecuentes al coincidir nuevamente cuando Lander regresó a Venezuela, luego de varios proyectos internacionales. “Hay muchas anécdotas divertidas de esas salidas. Una vez le di tres shots de tequila que bastaron para regresarla a su casa casi desmayada”, recuerda el actor como vivencia divertida. Ella rememora los dulces detalles dejados en su carro por Lander y que fueron ganando su corazón, tanto como el verlo en su faceta paternal junto a su pequeña Oriana. “Supe que sería un buen padre para mis hijos”.
La convivencia fue fundamental para conocerse aún más, asegura Bevilacqua, y en su caso se originó después de ayudar a Cristóbal a cuidar a su hija. Una vez más, sin planes ni expectativas, la pareja daba un paso más en la relación cuya clave ha sido el compromiso, la lealtad pero también la libertad. “Nadie está donde o con quien no quiere estar, cuando eso pasa, ya no hay nada qué hacer. Siempre ha sido así entre Cristóbal y yo”. La comunicación también ha sido fundamental, algo que Bevilacqua adquirió con el tiempo y que le resultó complicado pese a ser una persona extrovertida. “Muchas veces prefería callarme las cosas para no ser malintepretada y terminaba explotando con todo lo acumulado. Con Cristóbal he aprendido a ser más comunicativa, a expresar más lo que siento. Me cuesta porque soy muy llorona”. La paciencia ha sido otra conducta cultivada con el tiempo, entendiendo los defectos pero al mismo tiempo las cualidades del otro.
Él no se define como la persona más romántica del mundo, pero cada tanto aflora la creatividad y la capacidad para sorprenderla con cualquier detalle, que asegura, por muy mínimo que parezca ella sabe apreciar. “En nuestra relación he intentado demostrarle a Paula que cuenta conmigo, no tengo que manifestarle todos los días que la amo y la adoro porque ella sabe que es así, sabe que vine a su vida para quedarme y Dios quiera que sea así…” Planificar una boda secreta es ejemplo de las ocurrencias en la relación, un evento para el que Paula se preparó pensando sería el baby shower de su primer bebé, Cristóbal Júnior, quien llegó años después de relación tras tomar la determinación de formar familia. Dos años más tarde llegaría Massimo, para conformar lo que llama Lander “el dúo Dina&Mita”.
“No voy a mentir. Las cosas cambian el primer año del vida del niño, pero luego te vas a adaptando, no a la normalidad porque todo cambió, pero empiezas a tener más tiempo para la pareja, te organizas mejor, engranas tu vida con la del bebé, comienzas a canalizar todo y lograrlo sin afectar la vida de pareja”, insiste la actriz y emprendedora cuya agenda se divide en unas pocas horas para sus propias diligencias y el resto del día para las actividades de los pequeños, en las que no falta el trabajo en equipo junto al actor. “Somos complemento del otro”.
Cada tanto, la ayuda de las abuelas y demás familiares permite la escapada al cine, a cenar o uno que otro viaje muy breve. Desde la llegada de los niños la estadía más larga fuera de casa han sido seis días en un viaje sorpresa a Las Vegas, precisamente para que Paula se reencontrara con su mejor amiga y comadre. “Es difícil volver a la vida de novios, creo que eso no existe, pero sí procuramos darle un poco de aire a la relación, con alguna salida con los amigos, una noche de rumba como en los comienzos, siempre tratamos de complacernos”, asevera Bevilacqua.
De su hogar ambos han hecho una fortaleza donde se procura el bienestar en estos tiempos tan complejos. “Intentamos ser positivos ante la situación, el entorno del país, sin pasar por alto lo que pasa afuera, pero apenas abrimos nuestra casa convertimos esto en un templo donde nos desconectamos de lo negativo, de todas las cosas que no queremos que afecten a la familia. Tenemos dos niños pequeños que no deben estar enterados de todo lo que pasa y creo que ha sido éxito fundamental para nuestra relación y nuestra casa, nuestro hogar, mantener la mayor armonía posible”.
En Instagram: @paulabevilacqua
@lander_cris
Él
¿Un apodo cariñoso? Nos decimos ‘Culi’, a veces le digo ‘mama (no mamá)
¿El plato que mejor cocina? Me conquistó cocinando pasta, pero tiene tiempo que no la hace.
¿Una cualidad que te enamora? Lo grandiosa madre que es. Fue lo que primero que vi en ella, que podía ser la madre de mis hijos y no me equivoqué en lo absoluto, puedo estar y morir tranquilo porque sé que mis hijos están en buenas manos.
¿Una manía que no te agrade mucho? Es un poco gritona, ella no se da cuenta.
¿Una canción que la ponga de buen humor? Todo lo que sea reggaetón.
Ella
¿Un apodo cariñoso? ‘Culi’
¿El plato que mejor cocina? Mi esposo hace el mejor pie de limón que he podido comer. Él es muy dulcero.
¿Una cualidad que te enamora? Tiene un corazón muy noble.
¿Una manía que no te agrade mucho? Hay dos cositas aunque ya me acostumbré: una, que le gusta dormir con muchas almohadas, eso me fastidia. Lo otro es que deja el cepillo y la pasta de dientes afuera del envase. Siempre debo ponerlos en su lugar.
¿Una canción que lo ponga de buen humor? La música electrónica.