Alejandro Sanz estuvo el domingo en el Festival de San Sebastián como compositor e intérprete de la canción «El verano que vivimos» de la película homónima, una experiencia nueva que disfrutó muchísimo y que estaría dispuesto a llevar más lejos, tal vez, dijo a Efe, hasta hacer películas si recibe una buena propuesta.
«¿Por qué no?», comentó entre risas el cantante y autor, que vendió más de 25 millones de discos en el mundo y ganó 23 Grammy Latinos y cuatro Grammy estadounidenses.
«Las cosas hay que probarlas todas en la vida, cuando llegue el momento adecuado y si alguien te ofrece algo que esté bien… Yo no voy a ir persiguiendo a nadie para que me meta en una película, pero….», comenta, achinando los ojos en una sonrisa para, acto seguido, lanzar jabón a «todos» los cineastas españoles.
«Creo que el nivel de directores y de actores y del cine que se hace en España es muy bueno, realmente, trabajar con cualquiera de ellos que tenga una buena idea sería para mí un placer», agrega.
Y mientras ese momento llega, Sanz se acaba de bautizar en la banda sonora de la película de Carlos Sedes El verano que vivimos -presentada el domingo en una proyección especial en San Sebastián- como autor e interprete de una canción hecha por encargo y que llegó a su puerta a través de un amigo.
«Invité a los productores a mi casa y me contaron lo que querían que hiciera. Me llamó mucho la atención porque, efectivamente, era algo que no había hecho hasta ahora y yo también me preguntaba por qué no. A lo mejor reservaba esta primera vez para este momento; la verdad es que lo he disfrutado muchísimo», asegura en declaraciones a Efe.
Para Sanz, la experiencia fue diferente y valió la pena. «Creo que ese maridaje entre la música y el cine les condena a entenderse siempre. Es una mezcla maravillosa, no se entendería el cine sin la música», comenta.
Reconoce que hay cosas comunes a la hora de escribir por encargo y no, y es «que siempre necesitas musas en las que inspirarte o una historia que quieras contar; en este caso, te dan la historia, lo cual te evita el cincuenta por ciento del trabajo», se ríe, pero igual, añade: «Te tienes que adaptar un poco e intentar cantar y contar con música, en este caso, el espíritu de la película».
Ya que no conocía a los actores (Javier Rey, Blanca Suárez, Pablo Molinero, Guiomar Puerta, María Pedraza o Mercedes Sampietro), aparte de por sus trabajos, Andalucía, los viñedos, y «ese paso del tiempo de unas décadas a otras» le sirvieron de inspiración.
Pero también, agrega: «Ese espíritu de lucha inexorable contra el tiempo que es el amor, la forma en la que el ser humano lucha contra el paso del tiempo». Y en el suyo, en los años pasados desde Los chulos son pa’cuidarlos (firmado como Alejandro Magno en 1989), «de repente, apareció algo que no sabía que podía hacer» y que le descubrió «un mundo increíble».
«Hoy todos estamos mirando al mundo audiovisual porque tenemos tantas restricciones para hacer nuestro trabajo en vivo que es realmente interesante buscar y explorar en ese mundo. Y es muy gratificante, porque es la parte del trabajo que se hace en casa, en silencio, la que siempre ha sido más atractiva para mí».