Siempre soñó con ser Miss Venezuela, aunque no se tomaba muy en serio la idea de participar en el concurso porque tenía otras metas en las que estaba enfocada: ser médico y modelo. Sin embargo, al salir de su natal Villa de Cura para estudiar Medicina en Caracas, Alejandra Conde comenzó a trabajar como maniquí y poco a poco se fue materializando la posibilidad de ser reina de belleza.
Así fue como en 2019, faltando un día para que cerraran las postulaciones, decidió inscribirse en el Miss Venezuela y se atrevió a dejar, dice, su destino y su vida en manos de Dios. De esa manera representó al estado Aragua y la noche del 24 de septiembre de 2020 se convirtió en la representante del país ante el Miss Mundo.
«Cuando quedé en el Miss Venezuela me di cuenta de que en ningún momento me faltó algo, ni necesitaba convertirme en una miss, porque entendía perfectamente que lo que necesitaba era simplemente ser yo misma y mostrar desde esa plataforma quién era Alejandra Conde, cuáles eran mis pasiones, qué era lo que quería hacer. Así fui entendiendo que a veces uno retrasa sus sueños por sentir que no estás preparado, pero sí lo estás y lo que tienes es que dar el primer paso», dice Conde.
Para ella, ninguna corona tiene valor sin un propósito. Y con esa filosofía espera conquistar al jurado del certamen de belleza más antiguo del mundo. La estudiante de Medicina de 24 años de edad llegó este sábado a Puerto Rico para intentar conseguir la séptima corona del Miss Mundo para Venezuela.
Alejandra fue elegida en un Miss Venezuela sin precedentes. Su reinado no solo estuvo marcado por la pandemia del covid-19, sino que también se cambió el formato de selección de la representante al concurso presidido por Julia Morley.
Por primera vez, antes de nombrar a las 10 semifinalistas, sorpresivamente anunciaron a la ganadora del Miss Venezuela World. Para Alejandra, las circunstancias en las que se desarrolló su elección hizo que la edición quedara para la historia.
«Ser la ganadora en el primer año donde se elegía primero a la Miss Mundo fue un gran honor porque ahora entiendo y siento todo lo que significa el Miss Mundo. Ese gran concurso, que tiene tanto prestigio, exige que sea un certamen separado y me parece perfecto que se respete esa decisión de ellos. Que yo haya podido ser esa primera candidata que fue electa de esa manera», asegura.
Durante su año como reina de belleza, han sido muchos los cambios. Perdió el miedo y entendió que tenía la oportunidad de llevar un mensaje de esperanza. También tuvo pérdidas importantes: su abuela murió a causa del coronavirus. A pesar de que comenta que ha sido una etapa difícil, sostiene que eso es lo que le ha dado la fuerza para continuar con sus proyectos.
Por ello, ahora se describe como una mujer alegre, trabajadora y disciplinada. No tiene dudas de que todo lo que quiere lograr lo transforma en objetivos. Además, dice, sigue teniendo sueños, pues para ella son los que permiten trabajar cada día para superarse.
Reconoce que en estos momentos su mente y esfuerzo están enfocados en ganar el Miss Mundo. Con su proyecto social «Río Blanco: un río de esperanza» quiere llevar ante el mundo la voz de las comunidades de su estado afectadas por las lluvias.
«Comencé a trabajar en un centro comunitario que también fue afectado. Allí diariamente se benefician más de 150 personas (más de 100 niños y 50 adultos mayores), pues funciona como un comedor, como una escuela y como un sitio recreativo. Me enfoqué en recuperarlo para poder brindarles un lugar más adecuado».
—¿Cómo se ha sentido con la preparación? ¿Cómo ha sido la experiencia de ser elegida en pandemia?
—Es un honor muy grande. Siempre digo que nosotras, las de la edición 2020, somos misses que vamos a quedar en la historia, pero vamos a tener un extra: estar en pandemia y lograr sacar adelante el Miss Venezuela en un momento difícil para todos. No lo cambiaría por nada porque me favoreció mucho. Tuvimos más tiempo de preparación. Aunque fue a distancia, tuvimos la capacidad de adaptarnos a la tecnología y acercarnos a los profesores para tener la misma preparación que en años anteriores. Así que estoy muy feliz de haber sido parte de esta gran edición del Miss Venezuela.
—También su elección como Miss Venezuela Mundo fue diferente.
—También fue un gran honor, porque ahora entiendo y siento todo lo que significa el Miss Mundo. Ese gran concurso, que tiene tanto prestigio, exige que sea un certamen separado y me parece perfecto que se respete esa decisión y que yo haya podido ser esa primera candidata electa de esa manera.
—El Miss Mundo fue retrasado por la crisis sanitaria. ¿Llegó a pensar que no iba a participar?
—La Organización Miss Venezuela siempre fue muy clara conmigo: yo iba a ser la candidata que representaría a Venezuela en el año en que se decidiera realizar el concurso. Así que nunca sentí miedo. Además, es una realidad que a veces el miedo aumenta más cuando la edad llega al tope, y pues aún me quedan varios años para poder participar, y nunca sentí que eso podría pasar. Cuando retrasaron el concurso también me sentí muy feliz porque en ese momento estábamos en plena pandemia y a mí me daba miedo viajar. No estábamos vacunados, había una situación mundial muy fuerte y no le veía sentido. Hoy me siento más segura y tranquila de que voy a poder viajar con la situación un poco más controlada. Ya todos vacunados, y sé que voy a un concurso que va a cumplir con todas las normativas de bioseguridad y vamos a poder desarrollarlo de una manera normal.
—El camino al Miss Venezuela no es sencillo. ¿Soñaba con ser miss?
—Toda venezolana sueña con estar en el Miss Venezuela porque es parte de nuestra cultura. Sin embargo, nunca me lo había planteado como «en tal año voy a ser reina» o «me voy a preparar para ser reina», pues yo siempre tuve varios sueños. Quería ser modelo, quería estudiar Medicina y quería trabajar por mi crecimiento. Cuando llegué a Caracas a estudiar Medicina comencé a trabajar haciendo comerciales, haciendo fotografías y desfiles de moda. En ese momento aún no se me pasaba por la mente plantearme en qué año iba a entrar al Miss Venezuela. Sentía que todavía era muy niña. Finalmente, a finales del año 2019, faltando un día para que cerraran las postulaciones, decidí atreverme a probar y a dejárselo al destino, a la vida, a las decisiones de Dios; si quedaba, iba a comenzar a adaptarme, a transformarme en una miss y a sentir que eso que me faltaba ya estaba trabajándolo. Cuando quedé en el Miss Venezuela me di cuenta de que en ningún momento me faltó algo, ni necesitaba convertirme en una miss porque entendía perfectamente que lo que necesitaba era simplemente ser yo misma y mostrar desde esa plataforma quién era Alejandra Conde, cuáles eran mis pasiones, qué era lo que quería hacer. Así fui entendiendo que a veces uno retrasa sus sueños por sentir que no estás preparado, pero sí lo estás y lo que tienes es que dar el primer paso.
—¿Es la misma Alejandra Conde de hace un año? ¿Cómo la ha transformado el concurso y la pandemia?
—No, de ninguna manera soy la misma. Si hablamos de la pandemia, principalmente a mí me ha tocado duro. He perdido a muchos familiares. Justamente una semana después de convertirme en Miss Venezuela Mundo perdí a mi abuela a causa de la pandemia. Eso fue un shock muy grande para mí porque no entendía cómo después de una alegría tan grande tenía una tristeza y un vacío tan fuertes. Y alguien me dijo: Quizás este era el momento donde tenías que vivirlo, porque esa alegría y esas ganas que estás sintiendo de representar a tu país son las que te van a dar la fuerza para salir adelante y superar todo esto. El concurso me transformó totalmente y aprovecho para decirlo. Estoy agradecida por estar en un concurso, el Miss Mundo, que inspira a la mujer a sacar lo mejor de sí, a trabajar por un proyecto social; no sólo soy, somos más de 100 mujeres buscando una manera para sembrar el cambio. Eso nos permite a nosotras darnos cuenta de la capacidad tan grande que tenemos de transformar y de hacer cambios positivos. Eso es algo que valoro y estaré eternamente agradecida con el Miss Mundo.
—¿Cómo se describiría Alejandra Conde?
—Alejandra Conde es una mujer muy alegre, muy trabajadora y disciplinada. Todo lo que quiero lograr lo transformo en objetivos y voy trabajando día a día por lograrlo. Siento que todas esas cualidades que tengo y esa alegría que me caracteriza nunca la pierdo, porque quiero llevarla a donde voy, porque siento que quiero lograr las cosas con mi propia esencia, sin fingir ser alguien más. Sigo teniendo sueños e impulsos, pues son los que te permiten trabajar cada día para superarte.
—¿Cuál es el proyecto social que tiene preparado para presentar ante el Miss Mundo?
—Mi proyecto social se llama «Río Blanco: un río de esperanza». Comencé a trabajar en la comunidad de Río Blanco, una de las comunidades más afectadas por las lluvias en la tragedia que vivió el año pasado el estado Aragua. Esa comunidad se inundó completamente y sus habitantes lo perdieron todo. Comencé a trabajar en un centro comunitario que también fue afectado, donde diariamente se benefician más de 150 personas (más de 100 niños y 50 adultos mayores), pues eso funciona como un comedor, como una escuela, como un sitio recreativo. Me enfoqué en recuperarlo para poder brindarles un lugar más adecuado donde los niños que van cada día puedan conseguir oportunidades, donde puedan educarse, tener sus alimentos y medicinas, todo lo que necesitan para crecer y para superar todos esos traumas que pudieron haber vivido. Ese es mi proyecto principal.
—¿Quiénes están detrás de su preparación para el Miss Mundo?
—Estoy trabajando con varios profesores, a nivel intelectual y para desarrollar mi proyecto social. Toto Aguerrevere ha sido una de las principales personas y pieza clave en el desarrollo de mi discurso, de cómo llevar mi mensaje, y de resumir todo lo que he vivido en este año. María Ignacia Arcaya, de la parte de impacto social del Grupo Cisneros, también ha trabajado muy de cerca conmigo; Eduardo Galán; Brian Urea en la parte de baile; May Niño en la parte de pasarela.
—¿Cuáles considera que son sus fortalezas para traer la corona?
—Mi mayor fortaleza es el enfoque que tengo, las ganas de trabajar, y esta esencia que me caracteriza. Siento que todas las candidatas que han enviado estos últimos nueve años somos totalmente distintas, porque cada una tiene su personalidad. Esa esencia que tengo que siempre me ha permitido mostrar esa real Alejandra, y nunca dejo de mostrar mi verdadera personalidad porque no me gusta fingir algo que no soy. Dios y la vida nos ponen en el lugar correcto, y si eso es para mí, pues va a ser para mí porque también lo he estado trabajando con el corazón, me he identificado mucho con todo lo que es el concurso y lo estoy haciendo de una manera apasionada. Eso se demuestra con acciones, con nuestras palabras. Si estando allá ellos logran percibir eso de mí, pues sé que tendré la bendición de tener uno de los mejores trabajos del mundo, que es trabajar junto a esta gran organización.
—¿Qué diseñador será el encargado de su traje en la noche final?
—Hay varias propuestas de varios diseñadores venezolanos. Estamos pendiente de cómo me sentiré mejor, del día, de la conexión, de lo que siento que va a transmitir mejor mis sentimientos. Eso es lo que voy a escoger.
—¿Cuántas maletas va a llevar?
—Todavía no tenemos un aproximado de maletas. Van a ser cinco o más, porque me iré por 25 días. Es un concurso largo. Además, los trajes de gala son bastante grandes y ocupan una sola maleta.
—¿Qué presentará en la parte cultural del certamen?
—Estoy trabajando en eso. Para las danzas del mundo ya tengo la coreografía, tengo el traje, pero no me gustaría revelarlo porque me encanta el factor sorpresa. Sin embargo, puedo adelantarles que el traje es muy colorido y nos caracteriza muy bien como venezolanos. Tengamos en cuenta que el Miss Mundo no te pide una fantasía sino un traje típico. Claramente, los trajes típicos de Venezuela son contados, no tenemos demasiadas opciones, pero yo me encargaré de lucirlo y de hacer que sea bonito y que las personas se sientan identificadas.
—En un contexto como el que vive Venezuela, ¿qué mensaje le enviaría a las jóvenes que están viendo su trabajo? ¿Los sueños se pueden hacer realidad a pesar de la crisis que vive el país?
—Claro que sí. De ninguna manera eso es un impedimento. Todos los países tienen altos y bajos. Sin embargo, siento que el venezolano tiene la gran cualidad de crear y de superar, de ser bastante resiliente y de salir adelante a pesar de las adversidades. Eso no puede ser una limitación para cumplir nuestros sueños. A todas las niñas que sueñan en este momento con ser reina de belleza les digo que no se detengan y que sigan trabajando por lograrlo porque en Venezuela hay oportunidades que te permiten llegar a la quinta Miss Venezuela. Solo tienes que estar segura de ti, creer en ti, postularte en la página web, esperar la respuesta y presentarte. Sin miedo. No hay nada que dependa de otra persona que no seas tú para poder cumplir tus sueños, sobre todo en este ámbito de la belleza. El Miss Venezuela sigue trabajando a pesar de las dificultades y las adversidades del país. Cuando deje de trabajar, ahí sí diré que va a ser difícil cumplir el sueño de ser reina de belleza, porque ya no hay concurso. Pero mientras exista todos tenemos la capacidad de poder lograrlo y no hay nada más que necesites además de tu personalidad, tu esencia, tu voz y tus acciones. Incluso podemos destacar que ni siquiera hace falta el dinero. El Miss Venezuela no te pide inscripción, ni te exige que pagues absolutamente nada. Es una oportunidad bastante grande porque sería difícil y costoso de otra manera. Sé que muchas tienen esa duda.
—¿Qué mensaje daría a los venezolanos como su reina ante el mundo?
—Todos tenemos la gran responsabilidad de llevar a nuestro país en el pecho, con mucho orgullo. A pesar de las adversidades y de todas las dificultades que pueda estar atravesando nuestro país, nunca se olviden de lo que define a un venezolano: la resiliencia. Nunca permitamos que todo lo que pueda estar pasando en nuestro entorno nos quite los sueños ni nos arruine la vida, porque la vida es una sola y está para vivirse, para disfrutar, para ser feliz y para trabajar. Los sueños, los objetivos y las ganas de vivir son el motor de nuestra vida y nunca podemos perderlos.
—¿Cómo quiere que los venezolanos recuerden su paso por el Miss Venezuela y el Miss Mundo?
—Como una mujer auténtica, alegre, que trabajó con el alma y con el corazón. Que dejó muchas acciones positivas. Ninguna corona tiene valor sin un propósito. Yo encontré mi verdadero propósito con la corona al aprender que la verdadera belleza viene del alma y de las acciones. Eso transformó mi vida.