Bello. De facciones perfectas. Fue el prototipo de la masculinidad elegante y sexual: ojos azules, cabellera cuidadosamente despeinada, cuerpo salvaje. “Alain Delon, mi amigo, es una fiera, uno de esos animales preciosos e indomables en vía de extinción”, escribió su amiga Brigitte Bardot en el prólogo de Las mujeres de mi vida, la biografía que el francés publicó y en la que dio cuenta de su debilidad por el sexo opuesto.
En esa cronología no se privó de mencionar a aquellas señoras que, como su mamá, también lo conformaron como persona. Alain Fabien Maurice Marcel Delon no se privó de amar. Ni de ser amado. Antes de ser un hombre público, su pasión por las mujeres lo llevaba a enamorar a sus vecinas o compañeras de claustro; con la fama, aquellas herramientas seductoras se perfeccionaron y trascendieron las fronteras de Sceaux-Altos del Sena, el lugar que lo vio nacer. Aquellas páginas escritas por él fueron el reconocimiento a esas mujeres que formaron parte indisoluble de sus afectos más profundos: “Es un agradecimiento sincero a ellas”, expresó al momento de editarse el volumen en el que no figuran aquellos rumores que lo definieron, más de una vez, como bisexual.
Delon no se privó de convertirse en una estrella internacional con una carrera cuidada, pensada, más allá de sus distracciones amatorias. Muchas de sus películas son verdaderos clásicos de la cinematografía del mundo. Imposible no pensar en Rocco y sus hermanos o El gatopardo, ambas de Luchino Visconti; ineludible el repaso de El samurái, de Jean-Pierre Melville o El eclipse, de Michelangelo Antonioni. Muchos de sus directores callaron ante las conquistas del galán en el set. Delon fue el protagonista de la mejor historia de amor que podría haber rodado: nada menos que su propia vida.
Esa en la que ostentó belleza, sex appeal, esa en la que los amores oficiales se superpusieron con los otros. Amador empedernido. Hasta sus últimos días, en Suiza, donde vivió con ciudadanía adoptada, hizo gala de su porte, la cabellera entrecana y nutrida, y esa mirada única que derritió a mujeres y hombres por igual.
Sus primeros amores
Su recurrente falta de estabilidad emocional tuvo algún germen en su niñez y juventud. Cuando sus padres se divorciaron, él solo tenía cuatro años. Ninguno de los dos se hizo cargo del pequeño, ante lo cual, su vida transcurrió en casa de una familia que le dio cobijo y en diversos orfanatos en las afueras de París.
Cuando su madre volvió a formar pareja, el vínculo de Alain con su padrastro fue pésimo. La conducta del niño en los hogares no era la mejor, recurrentemente era reprendido y hasta echado de las instituciones. Su rebeldía tenía justificada razón en el abandono. El profundo desamparo lo marcó para siempre. Y si bien, el amor fue una revancha a la falta de afecto en su desarrollo, también la inestabilidad ha sido una consecuencia propia de aquellos vaivenes emocionales.
En 1959 llegó el primer amor conocido. Él tenía 23 y ella 20. Con la actriz Romy Schneider conformó una pareja perfecta. A Alain el romance le sumó peldaños dado que ella ya era muy conocida por haber protagonizado Sissi. Estuvieron varios años juntos. La simpatía de Romy fue un arma poderosa a la hora de seducirlo: “Tenía la sonrisa más linda que haya conocido, iluminaba el mundo”, dijo Alain en alguna oportunidad.
El encuentro fue en la escotilla de un avión, allí los presentaron. La primera impresión no fue la que contó: a la actriz, Delon la pareció aburrido; él, ni bien la vio, pensó que era una engreída. Además, pertenecían a mundos diferentes, quizás incompatibles. Alain venía de trabajar en la Marina y como descargador en el Mercado Central de París. Sin embargo, en el rodaje de Christine nació el amor.
En 1963, la pareja se disolvió. El actor reconoció que no fue prolijo. Su juventud impulsiva sostenida en una belleza soberbia significaba una bomba letal para la fidelidad. Se dijo que él se despidió con una carta y flores. Le rompió el corazón a la pobre Schneider, a la que le costó sobreponerse de la decepción. Con todo, luego de la separación siguieron trabajando juntos, lo cual habla del buen vínculo que sobrevivió al amor. La piscina fue uno de esos rodajes en los que se pensó que podría renacer el amor. No sucedió. La actriz murió en 1982. En alguna oportunidad, el actor escribió: “Mi ángel bonito, estés donde estés, pienso en ti, hasta siempre”.
Mientras se separaba de su primer gran amor, Alain tuvo un pasajero affaire con Nico, una cantante alemana de gran repercusión. Acaso esta relación fue la gota que colmó la paciencia de Romy. Delon y Nico fueron padres de Christian Aaron Boulogne. La madre debió lidiar para que el actor reconociera la paternidad.
En los años 50, el protagonista de Borsalino conoció a la cantante italiana Dalida. Mantuvieron un romance tan fogoso como secreto. En 1972 grabaron a dúo la versión de “Parole”, dado que Delon también fantaseó con cantar aunque sin mayor repercusión. En aquella grabación, las miradas cómplices entre él y ella hablaban de una gran relación y un fuego que aún no se había apagado. “Guardo una gran fidelidad a la amistad con Dalida. Comenzamos juntos nuestras carreras, siendo muy jóvenes éramos vecinos en un hotel cerca de los Campos Eliseos y creo que la grandeza artística de ella, más que su voz y cómo cantaba, era su gran humanidad”, reconoció el actor. Dalida se suicidó en 1987. Alain, consternado, no dudó en asistir al funeral.
¿Arde, París?
El actor Anthony Delon tiene mucho de la seducción de su padre. A los 55 años, posee el privilegio de contar aquella infancia en la que Alain lo crió con devoción, a pesar de las inseguridades y las ausencias. En 1964, tan solo un año después de su separación de Romy Schneider, Alain contrajo enlace con Nathalie Canovas Barthélemy. La noticia copó las tapas de las revistas del corazón. El actor ya tenía un lugar muy bien ganado dentro de la industria del cine. Ella encontró en él la ausencia de aquel padre que la había abandonado de niña. Historia parecida a la de su flamante marido.
Actriz, como la pareja anterior de Alain, la bella joven, que había nacido en Marruecos, no dudó en bautizarse como Nathalie Delon. El matrimonio de Alain y Nathalie parecía idílico. Será por eso que eligieron ser padres juntos. Anthony fue el fruto de esa relación que terminó en 1969. Los más indiscretos aseguraron que la pareja tenía escasa vida sexual. Los rumores surgieron porque él, alguna vez, dijo que con la madre de su hijo parecían hermanos. De todos modos, y así como en su relación anterior, otra vez el actor no pudo con su genio y le fue infiel a su mujer. Esta vez, la famosa actriz Mireille Darc es quien había roto el corazón del galán. Aunque, hay que decirlo, la relación fue extensa si se tiene en cuenta la fugacidad de otras parejas de Delon. Alain y Mireille estuvieron juntos hasta 1982.
Quince años de pareja fue todo un récord para este hombre que no se quedó solo con la actuación, sino que incursionó en la producción y en el lanzamiento de diversos productos con su nombre. El más famoso es el perfume que recorrió el mundo. La pareja entre Alain y Mireille, a quien él apodaba Mimi, fue poderosa. Ella, de quien se decía que tenía el mejor escote de toda Francia, adoró a ese hombre. Alain también sintió devoción por esa mujer que lo había atravesado como ninguna otra antes. “Soy un hombre muy difícil, celebro que Mimi haya estado conmigo tanto tiempo”, asumió alguna vez. Sin hijos en común, la pareja se terminó en los mejores términos. Ya separados, no dudaban en pedirse consejos, darse recomendaciones y estar al tanto de lo que le pasaba a cada uno.
Amar en la madurez
Ha sido el hombre más deseado por las mujeres de buena parte del mundo. Si la belleza es una construcción cultural, el parámetro con el que se podría medir tal cosa acerca a Delon a la perfección. Sin embargo, y a pesar de las bellas mujeres que estuvieron a su lado, a lo largo de su vida vio crecer rumores que daban cuenta de una posible bisexualidad. ¿Infundios para opacar su estelaridad como galán ganador? Lo cierto es que todo comenzó cuando se lo vinculó con su íntimo amigo Luchino Visconti.
La relación entre el actor y el director era estrecha, aunque jamás estuvieron en una situación que afirmara que lo de ellos iba más allá de la amistad. También le endilgaron un romance con el boxeador argentino Carlos Monzón. En los 80, trabaron una amistad internacional debido a los viajes del campeón deportivo a Europa. Pero Delon jamás reconoció el vínculo amoroso con ningún caballero. ¿Acaso porque no existieron o porque no los quiso reconocer? El James Dean europeo jugó con los misterios, disfrutó de todo lo que se dijo sobre él.
A pesar de esos rumores jamás confirmados, en 1987 se concretaría el inicio de su último romance formal. La dama en cuestión fue la modelo, actriz y escritora holandesa Rosalie Van Breemen. La conoció en el rodaje de su clip “Comme au cinema”. La atracción fue tal que, inmediatamente, comenzaron a salir. Él le llevaba 31 años, pero la diferencia de edad no se notaba. Tuvieron dos hijos: la actriz Anouchka, que es la debilidad de su padre, y Alain-Fabien.
En 2002, la relación entre Alain y Rosalie terminó. ¿Los motivos? Parece ser que, por primera vez en su vida, una mujer decidió dejar al eterno galán. Esta vez, el tercero en discordia dicen que fue un empresario multimillonario de la industria óptica. La ruptura fue un shock para el actor, desacostumbrado a que sean ellas la que tomaran la decisión de poner punto final a la pareja.
Brigitte Bardot reconoció que la última mujer en la vida de Delon sería la muerte, augurando que se pierde el pelo (aunque no es el caso), pero no las mañas. Gala, Brendo, Lola, son algunas de las mascotas del astro del cine que compitieron en amor con sus mujeres. Acaso el afecto hacia sus perros haya sido el único que no supo de deslices, infidelidades y ausencias.
En su biografía, no se cansó de alabar a esas damas con las que compartió la vida. Caballero al fin, sabe que esos amores también fueron responsables de su magnífica carrera estelar y de elevar aún más el rango de masculinidad de su perfil. La fidelidad le costó: Alain Delon padeció esa imposibilidad emocional de entregarse a una sola mujer y no pensar en ninguna otra más.
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