«Nunca más Panamá», escribió Guillermo García Alvarado en su cuenta de Instagram. El actor, locutor y periodista venezolano denunció el trato que recibió junto con su familia en el Aeropuerto Internacional de Tocumen, Panamá.
García Alvarado viajaba con su esposa e hijo, de tres meses de edad, a Estados Unidos, lugar donde residen. En el trayecto, les correspondió hacer escala en Panamá durante una noche. Sin embargo, al actor no le permitieron la entrada porque su pasaporte está a un mes de vencerse.
«Les expliqué que solo hacíamos escala y que por nuestro bebé de 3 meses nos quedábamos una noche. Ni siquiera nos dejaron sacar el coche para que Carla pudiera al menos estar más cómoda. Les pedí que entendieran que teníamos muchas maletas y que ella sola no podía cargar con todo el peso. Que no nos interesaba quedarnos en Panamá», manifestó el venezolano, quien aseguró que pasó horas intentando hacerse explicar ante los funcionarios.
«Cuando dijeron que no, les dije que no quería estar en un país que ha tratado tan mal a mi gente, que hoy muchos países aceptan venezolanos con pasaportes vencidos por la crisis humanitaria que vivimos (y mi pasaporte aún no está vencido) y les mostré el boleto de salida que es justo mañana. Estaríamos menos de 24 horas en la ciudad y aún así dijeron que no. Diego lloraba porque venía de un vuelo muy largo y estaba agotado. Y sin embargo nada», escribió.
Asimismo, contó una breve conversación que tuvo con otro oficial de migración. «Se acercó y me dice: ‘¿de donde eres tú?’ Le dije: ‘Venezolano’. Y contestó: ‘Ah, con razón».
Carla Baratta, esposa de García Alvarado, y su hijo, pasaron la noche en un hotel de la ciudad, mientras el actor permaneció en el aeropuerto. «Nunca Más Panamá. Como dijo Roberto Durán ‘No más, No más», concluyó el venezolano.
Este lunes, Guillermo García Alvarado y su familia se reencontraron y llegaron a Estados Unidos. En otra publicación, el actor agradeció los mensajes de apoyo y agregó: «Los venezolanos vivimos una crisis humanitaria y con esto no pretendo dar lástima. Al contrario, yo con mi frente en alto sí soy de un país que le abrió los brazos al mundo».