Alfred Hitchcock es uno de los grandes nombres del cine, con obras maestras como Rear Windows, Notorious, Vertigo o The Birds, y aunque incomprensiblemente no ganó ningún Oscar a la Mejor Dirección, cuando se cumplen 125 años de su nacimiento sus películas han envejecido con una enorme dignidad.
El considerado maestro del suspense no solo está muy presente para los espectadores —la inmensa mayoría de sus películas se pueden ver en plataformas como Prime Video, Movistar Plus+, Apple TV+, Max—, su influencia se sigue dejando notar en los cineastas actuales, al igual que pasaba con las generaciones anteriores.
Desde Jordan Peele hasta David Fincher, pasando por Martin Scorsese, Peter Bogdanovich, Brian de Palma, Wes Anderon o David Lynch, las referencias al cine de Hitchcock se suceden en tramas que convierten al espectador en voyerista, con falsos acusados, víctimas rubias e identidades dobles.
Nominado al Oscar en cinco ocasiones como Mejor Director —Rebecca (1940), Lifeboat (1944), Spellbound (1945), Rear window’(1954) y Psycho, (1960)—, únicamente recibió el reconocimiento de la Academia de Hollywood con una estatuilla honorífica en 1968.
Y solo una de sus películas, Rebecca, se llevó el de Mejor Filme, un premio al que también optaron Foreign correspondent (1940), Suspicion (1941) y Spellbound.
Títulos espléndidos que respondían al talento de un genio que sin embargo en su vida personal distaba mucho de mantener el tono elevado de su trabajo. Conocida era su misoginia al tiempo que su obsesión por las actrices rubias —especialmente por Grace Kelly— y la poca consideración que tenía hacia los actores de sus películas.
«Los actores son ganado», le dijo Hitchcok a Truffaut durante la famosa serie de entrevistas que el cineasta francés hizo a su colega en 1962 y que fue publicada en un libro en 1966.
Tippi Hedren fue sometida a tal presión por Hitch en el rodaje de The Birds (1963), que abandonó el set al grito de «¡Puto cerdo gordo!». El realizador intentó además besarla en un carro, como contó la actriz en un libro en el que aseguró que fue «brutal» y «perverso».
Aunque también ha habido actrices que le han defendido. «Era un director maravilloso, un caballero, divertido, cortés, pero hubo otras actrices que no lo sintieron igual . Yo no quiero escuchar historias sobre él», afirmó, por ejemplo, Eva Marie Saint en una entrevista con la CBS en 2014.
Ingrid Bergman, Janet Leigh, Kim Novak o Joan Fontaine formaron parte de esas «rubias de Hitchcock», un director nacido en Essex el 13 de agosto de 1899 y que comenzó en el mundo del cine cuando las películas aún eran mudas.
Desde el principio comenzó a labrar su peculiar capacidad para crear tensión y suspense (el denominado estilo «hitchcockian»), en títulos como The Lodger (1927), que además fue la primera ocasión en que el director hizo acto de presencia en la pantalla, una seña que se convertiría en característica de su cine.
Antes de dar el gran salto a Hollywood convencido por el productor David O. Selznick (con quien firmó un contrato por cinco películas y 800.000 dólares), dejó dos de los mejores thrillers británicos de la historia (The 39 Steps -1935- y The lady vanishes’-1938-) con elementos tan recurrentes de su cine como el espionaje y la confusión de identidades.
Con su marcha a EE UU se vio al Hitchcock más brillante y no pudo comenzar esa andadura con mejor pie que con un clásico en toda regla como Rebecca (1940), una película protagonizada por Laurence Olivier y Joan Fontaine que obtuvo 11 candidaturas a los Oscar. Fontaine, un año después, se llevó el premio de la Academia por Suspicion, algo que ningún otro actor (hombre o mujer) logró con una película del cineasta británico.
Esa cinta supuso también su primer trabajo con Cary Grant, con quien volvió a colaborar en Notorious (1946), To Catch a Thief (1955) y la mítica North by northwest (1959), cuya escena del avión acechando al protagonista pasa por ser una de las más recordadas del celuloide.
Rope (1948), su primera película en color, fue también el inicio de sus trabajos con James Stewart, con quien filmó después Rear window, The Man Who Knew Too Much (1956) y Vertigo (1958).
Forman parte de una filmografía que también incluye Shadow of a Doubt (1943), Strangers on a Train (1951), Topaz (1969), Torn Curtian (1966), Dial M for Murder (1954) o Marnie (1964), entre otros. Además del famoso formato televisivo Alfred Hitchcock presents, cuya inolvidable sintonía daba paso a la aparición de perfil del celebrado realizador.