Ocho han sido los años en los que Jorge Pineda ha vivido en Alemania. Abogado de profesión, partió de Venezuela con la idea de un futuro mejor. Cuatro años después de haber emprendido en aquel país que –para la fecha– era aún desconocido, estuvo seguro que tomó la mejor decisión de su vida. Hoy, gracias a PABerater, está dispuesto a brindar oportunidades para que otros repitan y mejoren su experiencia.
El lema del país hacia el mundo es: «Alemania necesita trabajadores especializados», y las puertas están abiertas para recibir ingenieros, médicos y enfermeros. Aseguran que les brindan todo lo necesario a los profesionales para vivir plácida y cómodamente. Todo esto, en cambio de sus conocimientos. Solo piden seriedad, compromiso y responsabilidad». ¿Es tan sencillo como parece?
Según Pineda, sí. Pero no por lo fácil, sino porque -haciéndose correctamente- no hay cabida para errores. «Todo fluye en armonía».
Persiguiendo un sueño
Pineda se gradúo en el año 2012. Recuerda que, paralelo a sus estudios universitarios, trabajaba en un tribunal. Así lo hizo durante los 5 años de su carrera. Eran tiempos difíciles en el país. Venezuela comenzaba a atravesar una de sus peores crisis sociales y económicas así que decidió emigrar. Un cliente le hizo cambiar de idea en cuanto a su destino. Él se inclinaba por España, pero le ganó el afán de su conocido por ir a Alemania. Era 2015 cuando armó sus maletas y salió por Maiquetía. Nunca miró atrás.
Sin saber el idioma, aterrizó en tierras desconocidas creyendo que sus ahorros aguantarían por más tiempo de que lo hicieron. Comenzó, entonces, su verdadera travesía como inmigrante. Le tocó hacer de todo, desde trabajar como mesero en un restaurante hasta desempeñarse como camillero en distintos hospitales; una realidad completamente alejada de su objetivo: ser abogado y hacer cosas buenas en Alemania, creciendo como profesional.
Algo que lo desalentó, en principio, fue el hecho de que nunca encontró información en español, apoyo o guía. Todo resultaba, en aquella época, tan técnico que rayaba lo inentendible. Muy pocos sabían qué era lo que se tenía que hacer para evolucionar y él no estaba incluido en esa lista.
Tres años después logró homologar su título como abogado, tras estudiar arduamente el idioma. Continuó sin poder ejercer derecho alemán pues no lo estudió. Sin embargo, pudo desempeñarse en el venezolano. Consiguió trabajo, entonces, en un reconocido bufete de abogados en Berlín donde trabajó durante 4 años, hasta 2019, cuando nació PABerater.
PABerater: dos apellidos + una palabra en alemán
Pe de Pineda, A de Arcia y paberater, que significa asesor en alemán, le dan nombre al negocio. Su visión es sencilla. «Realizamos el reconocimiento profesional de los latinoamericanos y de habla hispana que quieren trabajar como profesionales en Alemania. Tanto universitarios como técnicos», describe su fundador.
Son, en teoría, un puente comunicacional entre esos países y las empresas alemanas para homologar o validar el reconocimiento oficial de sus títulos profesionales. «Significa que sus calificaciones extranjeras son comparables con una profesión alemana. Por ejemplo, si se tiene una carrera como técnico en electrónica, las capacidades y conocimiento adquiridos serán comparables con los que obtienen el título de elektrotechniker en Alemania», asegura.
Posteriormente, PABerater acompaña al solicitante en el ajuste y la traducción de su CV al modelo alemán, a completar sus traducciones juradas y, finalmente, les indican cómo postularse a puestos de trabajo desde sus países de residencia y así asegurar su plaza al arribar al país europeo.
Las empresas, generalmente, tienen programas de housing o reubicación para sus empleados. «A la mayoría, los han reubicado ellos. Pero cuando no pasa esto, PABerater ofrece una asesoría para conseguir apartamentos, para la inscripción de los seguros, cubrir necesidades básicas de alimentación y todo lo demás».
«La vida cambia cuando te conviertes en uno de ellos. Yo, por ejemplo, estoy inscrito en la cámara de abogados de Berlín. Soy miembro activo y oficial», señala. «No es fácil, de verdad nunca se ha dicho eso, pero se logra. Vale la pena».
Las profesiones más buscadas
También llamadas profesiones reglamentadas, necesitan que los profesionales tengan cierto tipo de cualificaciones o técnicas para ejercer la profesión en Alemania. Por ejemplo, médicos, maestros o arquitectos.
Actualmente, las plazas más solicitadas son: doctores –en todas sus especializaciones–, enfermeras e ingenieros en todas las áreas, informáticos, mecánicos, eléctricos, desarrolladores.
«Por ejemplo, si se obtiene un reconocimiento parcial de las calificaciones, pero debe compensar las deficiencias técnicas, prácticas y lingüísticas para alcanzar la aprobación, entonces se puede solicitar un permiso de residencia para culminar el reconocimiento. Esto como parte de una medida de calificación o qualifizierungsmaßnahme; para ello necesita un conocimiento de alemán por lo general de A2 (elemental) y poder financiar su estadía en Alemania».
Cuando aparece el escepticismo
«Nosotros partimos de que Alemania necesita profesionales. No por nada es actualmente el país que ofrece mayores oportunidades laborales en Europa», dice Pineda. «Muchas campañas en infinitud de medios de comunicación afirman que enfrenta una grave crisis en materia profesional. Es verdad: nos estamos quedando sin maestros, médicos e ingenieros».
La mayoría de los alemanes, al parecer, han decidió jubilarse al llegar a los 65 años. Los más jóvenes y con currículo profesional ideal, por su parte, tienden a emigrar abriéndose a otras oportunidades.
«La industria ha crecido tanto que se necesitan alrededor de 400 mil profesionales anuales para recuperarse», subrayó el venezolano. «Por eso, el gobierno se ha preocupado tanto por actualizar y mejorar sus políticas sobre leyes de inmigración, desean flexibilizarlas lo más que se pueda para que las personas se atrevan a pensar en Alemania como destino», rescata. Pasa que, a pesar de eso, hay algo que entorpece el camino: la falta de compromiso por parte del solicitante.
«Lo mínimo que pide un país como este para residir y trabajar es responsabilidad; cumplir ciertos parámetros que garantizarían el éxito de los involucrados», expresa.
En Alemania hay un sistema meritocrático y los salarios recibidos son -en promedio- muy altos. En el lugar de trabajo la gente es escuchada y respetada. Hay un buen equilibrio entre éste y la vida privada. Se trabaja durante las horas establecidas y queda suficiente tiempo libre para que una persona se dedique a otras actividades.
«Pero cuando se trabaja, se trabaja con seriedad. Todos saben exactamente lo que están haciendo y por qué lo están haciendo; esto lo convierte en el país con mayor productividad del mundo», agrega Pineda. «Esta es la razón por la que es casi obligatorio tener un compromiso con cada proceso legal si se desea hacer vida aquí».
“Demasiado bueno para ser cierto”
El CEO de PABerater, afirma que, así sea poco lo que quieran pagarte, no pueden hacerlo porque no está permitido legalmente. «Si eres profesional, hay una regla tabular donde la exigencia es el pago, al menos, del doble del salario mínimo. Eso, se traduce en que, sin experiencia alguna, en Alemania se pueden ganar unos 2.900 euros mensuales siendo reportero, por ejemplo. Un ingeniero, por otro lado, no va a ganar por debajo de los 3.500. No sería posible», explica.
Además de esto, aclara, cuando se desglosan los beneficios, se incluyen el mes completo de vacaciones, en donde se percibirá el pago de la mensualidad por igual, bonos navideños y otros planes extra que pueden ser propuestos por las empresas. «Muchos insisten en que es demasiado bueno para ser cierto, y sí, puede que lo sea, porque así como se gana, Alemania te obliga a velar por tu futuro», subraya.
Al sueldo de un profesional, entonces, le descuentan impuestos al salario, un monto de alrededor 385 euros, el seguro médico (que es obligatorio por un valor de 357 euros), 10 euros por cada día extra que se esté en el hospital si hay alguna emergencia, 58 euros del paro forzoso, 418 euros de la jubilación y 68 euros de cuidados.
«Si ganas 4.500 euros, te descuentan en total 1.288 en impuestos y 3.212 serían lo disponible al final del día. Con esta cantidad, una persona sobrevive cómodamente y sin problemas, pagando el alquiler, haciendo mercado, ahorrando o invirtiendo», advierte. «Esta es una de las razones por las que siempre decimos, cuando contratan nuestros servicios que, en Paberata cambiamos vidas».
Entre sus casos de éxito cuentan con más de 500 títulos reconocidos y, actualmente, tienen alrededor de 100 familias registradas en su negocio viviendo en Alemania. Jorge Pineda asegura que son muchos los venezolanos que solicitan sus servicios, pero los interesados también son argentinos, colombianos, chilenos, mexicanos, panameños, uruguayos y peruanos.
La otra cara de la moneda
Con respecto a los procesos, Alemania es muy estricta al momento de aplicar la ley. Lo hace al pie de la letra. Son burocráticos y exigen el orden y la firma de cantidad innumerable de registros y documentos que, según Pineda, en principio causa mucho rechazo entre sus clientes.
Además, los procesos de reconocimiento de los títulos profesionales, pueden ser engorrosos dependiendo de la carrera. «En el caso de la ingeniería, se pueden homologar en 6 u 8 meses; los desarrolladores también consiguen trabajo muy rápido. Pero los médicos, por ejemplo, que tienen una profesión regulada por el Estado, y de la cual se necesita mucha mano de obra, el tiempo de reconocimiento puede tardarse hasta 2 años», dice. «Lo interesante de todo esto es que, para aplicar, no hay límite de edad. Tenemos casos de personas con 55 años que viven felices actualmente en Alemania», cuenta.
Señala que –aunque no es de preocuparse– efectivamente existe racismo en la sociedad. En muchas ciudades, conseguir alojamiento en determinadas zonas puede resultar muy complicado para los extranjeros. Así pues, para tener alguna posibilidad de integración con la comunidad local, es necesario aprender bien el alemán y poder interactuar con las personas en su propio idioma. Además, la falta de conocimiento de la lengua puede representar una barrera y se vuelve difícil relacionarse con los trabajadores, si el foco es el tema laboral.
Finalmente, el clima es un punto delicado: el invierno es largo y el clima suele ser frío y gris. «Eso suele ser un punto de inflexión entre los solicitantes, pero para la mayoría vale la pena el riesgo», aclara. «En Alemania hay paz, tranquilidad y sobre todo hay trabajo. La calidad de vida es alta y bastante relajada, así que se busca un país en el que trabajar y poder darles un futuro a tus hijos, quizás sea el mejor país del mundo», concluyó.
Para más información acerca de PABerater, su labor y servicios, ingresar a su página web oficial.