Dos, dos, cinco. Este año se conmemora el 225 aniversario de la fundación de la Hacienda Santa Teresa, un número maestro que evoca cambios, elecciones y decisiones importantes, pero también adaptabilidad, aventura y aprendizaje a través del compromiso y la experiencia. Para celebrarlo se diseñó una experiencia única e inigualable con el objetivo de mostrar la esencia de descubrir lo inesperado.
La cifra 225 es el punto de partida para seguir construyendo país y, por supuesto, hacer ron. Pero no uno simple, si no el mejor.
Santa Teresa, protagonista
Este miércoles 13 de octubre, por una noche, la Hacienda Santa Teresa se convirtió en el epicentro de una historia llena de resiliencia y propósito centrada en la transformación.
En un encuentro que reunió a familiares, amigos, medios de comunicación y reconocidas personalidades del mundo corporativo y artístico en Venezuela, la Quinta Esmeralda fue escenario de una extraordinaria puesta en escena dirigida por Javier Vidal y en la que la reencarnación de Panchita Rivas, fundadora de la marca, fue la protagonista.
Lo que ocurrió no fue un típico evento aniversario sino una obra de teatro que evidenció el profundo amor de una marca hacia Venezuela y su inexorable arraigo en la historia. Esa noche, más de un centenar de personas fueron testigos de la lucha incansable de una familia que, de forma ininterrumpida, dio con la fórmula perfecta para hacer de su ron, el mejor del mundo: Ron Santa Teresa 1796.
Seguridad, ante todo
Al llegar al punto de encuentro, los invitados debían realizarse –sin excepción- la prueba de hisopado para descartar la presencia o rastros del covid-19 en el organismo. A continuación, la espera de los resultados se hizo dentro del mismo vehículo mientras se procesaba la muestra. Todo resultado negativo garantizó el acceso al lugar.
Cabe destacar que la velada se sostuvo bajo un estricto protocolo de bioseguridad, manteniendo el uso obligatorio del tapabocas durante el evento y el distanciamiento social, garantes de la salud y el bienestar de todos los asistentes.
Santa Teresa, más que un aniversario
Bajo la dirección de su esposo, la primera actriz venezolana, Julie Restifo, personificó el espíritu indomable de quien fuese la pieza fundamental en la creación de Ron Santa Teresa, Panchita Rivas. Sus memorias fueron desempolvadas y se convirtieron en vivencias recreadas a todo color para el público asistente.
Esta historia de superación que abarca cinco generaciones, inició con Juana, su nodriza, quien la salvó de la esclavitud y la criaría como a su propia hija. También, a quien sería su esposo, Gustav Julius Vollmer, un alemán que habría llegado a Venezuela desde Hamburgo en busca de negocios, pero que se terminó enamorado del país y de esta peculiar mujer en el proceso.
Entre saltos atemporales y como si de una serie documental -en vivo y directo- se tratase, el joven actor y esposo de Daniela Alvarado, José Manuel Suárez, cargó con la responsabilidad de contar en paralelo las vivencias de un migrante venezolano residenciado en España que nunca logró encontrar su cabida en el mundo y que, gracias a la biografía de una marca, su arraigo y su ron, encontró la motivación para regresar y trazarse nuevos sueños en el país que lo vio nacer.
Presentaciones para la historia
Por su parte, una de las embajadoras de Ron Santa Teresa, Valentina Quintero, dijo presente con una serie de anécdotas que comenzaron con su padre y cómo se convirtió en su maestro ronero personal desde que tuvo la edad suficiente para consumir alcohol. Entre risas y aplausos, deleitó al público con un poco de historia y su total conocimiento acerca de la primera marca de ron en Venezuela que, a su parecer y el de paladares expertos alrededor del mundo, es la mejor en existencia.
Para completar esta presentación especial, Wilkinson Arrieta, embajador de Proyecto Alcatraz, ofreció un breve discurso en el que resaltó la importancia de los valores y el compromiso que posee Santa Teresa no solo con el país sino con cada venezolano, recalcando que es necesario el entendimiento en conjunto para lograr la integración y, en consecuencia, construir un mejor país. “La solución solo puede venir con la suma de todos”, indicó.
Junto a él y con un grupo de alcatraces a cuestas, se resaltó la valentía de superar la oscuridad y encender en las vidas la luz de los principios y los valores.
¡Música, maestra!
La velada estuvo amenizada musicalmente bajo la extraordinaria batuta de la joven promesa Elisa Vegas quien, de la mano de la Orquesta Gran Mariscal de Ayacucho, sorprendió a los asistentes con sus dotes de dirección y su apasionada entrega.
Un despliegue fotográfico y audiovisual acompañaban asimismo las notas de cada pieza, dándole a todo el espacio un efecto de cuarto inmersivo donde la experiencia parecía una réplica en 3D de la historia de la hacienda.
Hacienda Santa Teresa: habló el legado
Las palabras de Andrés Chumaceiro, director de Negocios y Marca, fueron precisas: “Seguimos trabajando por y para Venezuela”. Destacando que los 225 años que se cumplen este 2021 defienden la cuna de una marca, una empresa y una familia.
“Desde el valle de Aragua, y de manera ininterrumpida, hemos elaborado lo que añejamos, lo que destilamos y lo enviamos al mundo reconociendo siempre de dónde venimos”, destacó.
“1796 es historia, orgullo y propósito. La esperanza y la calidad de lo que somos, la calidad por la que luchamos, aspiramos y estamos dispuestos a presentarle a los demás”, agregó.
Alberto Vollmer, CEO de Ron Santa Teresa, rescató por su parte que todo lo que hace su marca es por amor a Venezuela, por respeto a su gente. “Me llena de dicha ver y ser testigo de cómo brota la inspiración, la templanza, la amabilidad, las ganas de echarle pichón a la vida que tiene el venezolano”, dijo.
Para él, es un coctel explosivo pues, se esté en donde esté, ese espíritu de superación jamás se apaga. “El venezolano no mira hacia atrás sino hacia delante; tiene la vista puesta en el horizonte y ver eso en los demás, hace que te sientas minúsculo. Esa grandeza no tiene comparación”, señaló.
“Las personas lo único que necesitan es tener una oportunidad para brillar y nosotros queremos estar ahí para dársela”, agregó.
Para la familia Vollmer, Santa Teresa es: uno, una santa; dos, un terruño; tres, maestría; y cuatro, es propósito.
“Nuestro legado es servir una intención, un objetivo. Queremos ver la empresa convertida en un proceso de transformación social y que sea percibida como fuente infinita de inspiración”, finalizó.
Buque insignia
El ron 1796 está presente en más de 90 países del mundo. Además, ha ganado cerca de 60 reconocimientos internacionales, 7 de ellos solo en el 2021.
De hecho, en una evaluación realizada por The Best 50 Bars of the World el producto está en las barras de 93% de los establecimientos más influyentes de Estados Unidos, Canadá y Alemania, y siguen sumando.
Ron Santa Teresa 1796, factor inesperado
Esta bebida de convirtió en leyenda por tres cualidades específicas:
- Es seco: debido a que no se utiliza ningún atajo, químicos o altos contenidos de azúcar que puedan disfrazar el perfil sensorial del producto. En gran parte, esto se logra por las extraordinarias condiciones climáticas de los valles de Aragua (días calientes y noches templadas), como también el uso del ron pesado.
- Es balanceado: gracias a la experticia de los maestros roneros y su equipo de colaboradores. Todos tienen el reto de que cada batch de Santa Teresa 1796 sea exactamente igual al original desarrollado en 1992.
- Es suave: este atributo se consigue por la incorporación del método de solera. Esto es un segundo proceso de añejamiento donde se combinan dos blends: el primero elaborado, y comúnmente llamado “ron madre” y un segundo denominado “relleno de solera” que tiene rones de hasta 35 años. Ambos líquidos son llevados al sistema de solera por un período adicional. La solera es una hilera de cuatro barriles que nunca es vaciada por completo. Por el contrario, se extrae la mitad del contenido de la última barrica y el líquido empieza a caer en cascada desde la primera hasta la cuarta. Una manera de ejemplificarlo es imaginar que el ron (antes de la solera) es una camisa de algodón y al pasar por la solera se transforma en una camisa de seda.
El equipo de Santa Teresa culminó la velada dejando en claro que su marca trasciende el tiempo y el espacio. “Brindemos por 225 años más, siendo los mismos de siempre, lLos mejores”, señaló al unísono un aforo de cientos de invitados que chasqueó sus vasos coreando “¡Salud!”.
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