Hablar de futuro es sentarse a soñar, analizar el recorrido histórico de los cambios tecnológicos, económicos y sociológicos. Aceptar que las velocidades de cambio son mucho más inmediatas y que el cambio es una constante. Resistirnos al cambio es desaparecer.
Durante dos décadas, la industria periodística se ha visto obligada a reinventarse; es necesario transformarse para poder sobrevivir a las crisis financieras, la digitalización, la gratuidad y un mercado mucho más competitivo. Este paso no es opcional. Es una realidad constante que enfrentan globalmente los generadores de contenidos noticiosos y, en Venezuela, hay que sumarle el factor de un gobierno al que no le gusta la libertad de expresión y sumió al país en la crisis económica más profunda del continente.
Los medios tradicionales han reducido su impresión de ejemplares, en más de 70%, según diversos estudios. Incluso, hay quienes hablan del fin del periódico impreso, tal como lo conocemos. Así como las redacciones tradicionales se han reducido y modificado sus procesos, hoy pasamos de redacciones fijas a remotas con la llegada del teletrabajo; proceso que se aceleró desde el 2019, con la llegada de la pandemia.
Tras veinte años de errores y aciertos, los medios todavía están intentando encontrarse a sí mismos, buscando un equilibrio en este mundo hiperinformado. Ahora, enfrentan otros retos inmediatos que, sin duda, van a marcar el futuro próximo, por ejemplo: que el lector decida pagar por el contenido y cómo encontrar un modelo de financiación, que abogue por un periodismo de calidad y sostenible.
Llegué al cargo de gerente general de El Nacional en un momento económico y político muy duro. A pesar de esa realidad y de todas las presiones, hemos -y lo digo en plural ya que es un gran trabajo en equipo- logrado mantener su independencia y objetividad. No considero que la independencia y la supervivencia de un medio de comunicación tengan que ver con su tamaño. Creo que la supervivencia pasa directamente por la calidad de la información. El futuro es el “periodismo de calidad”, que haga posible crear un modelo de suscripción.
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Un medio de calidad es, en sí mismo, un canal que aspira a ofrecer toda una gama de productos, narrativas valiosas, propuestas informativas relevantes y servicios útiles para los lectores. Servir a la audiencia quiere decir conocer muy bien a los usuarios, saber sus intereses, identificar sus necesidades y estudiar la manera de satisfacerlas. Ese es el futuro del periodismo: conocer a sus audiencias y serles útil.
Han llegado y seguirán llegando nuevas narrativas, se utilizaran videos, gráficos, infografías y formatos para elevar la calidad de los contenidos. Por eso, veremos cómo en las redacciones trabajarán cada vez más expertos en otros campos que no son del periodismo. Desde desarrolladores web hasta expertos en realidad virtual para poder generar nuevas experiencias y, quién sabe, tal vez con los recursos de la realidad virtual podremos explorar la noticia desde el lugar de los hechos.
En el futuro tendremos tanta información disponible, que será tarea del profesional del periodismo seleccionar la información adecuada, y así ofrecer lo importante para entender lo que sucede, sin saturar a las audiencias. Nuestra sociedad necesita medios y periodistas que analicen, verifiquen y cuestionen. El futuro del periodismo estará basado en la calidad del contenido útil para el lector. El futuro ya está acá: en los próximos cinco años veremos mejoras en la calidad de los contenidos e increíbles cambios en el modelo de consumo de los mismos.
En este 78 aniversario, desde El Nacional, estamos viendo ese futuro, en el que nuestros lectores serán el centro de nuestro cambio y el corazón de nuestros esfuerzos.