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Es irreversible: vehículos sin conductor

por El Nacional El Nacional

Es bastante probable que, en las próximas tres décadas, seamos testigos de una escena cada vez más frecuente: conductores que deciden entregar la responsabilidad de conducir su vehículo, a un robot bajo su control. Se convertirán en pasajeros y ordenarán al panel de su vehículo, que se dirija a un determinado destino.

Lo que parecía una historia de ciencia ficción, se nos muestra con la precisión y la contundencia de las últimas tecnologías. Tres gigantes, Google, Apple y Tesla son los pioneros de estos vehículos que se conducen solos y que apenas inician su carrera.

La competencia promete ser ardua y dependerá del entramado de la nueva movilidad -el modo en que las ciudades se organizarán para hacer posible la circulación de vehículos sin conductor-, para que el mercado los acepte. De la gestión de las ciudades dependerá la velocidad con que el potencial de los sin conductor se incremente.

No solo: también deberán vencer ciertas resistencias -los poderosos lobbies- de aquellas empresas que pugnan por mantener su modelo de negocio masivo y más manejable a nivel financiero. Por ahora, solo Estados Unidos y Japón son los abanderados de esta innovación destinada a cambiar radicalmente la perspectiva del sector transporte y reinventar orgánicamente a sus actores.

Seis pasos hacia lo que viene

La producción de estos robots podrá materializarse en seis pasos o niveles, escalando del 1 al 5, de acuerdo al grado de automatización. En el escalón seis, estaría concretándose el vehículo sin conductor.

El proceso anuncia en una primera fase el antibloqueo de ruedas y control de estabilidad. A continuación, los niveles 2, 3 y 4 incluyen asistente para atascos y para estacionar, control de velocidad y de carril o freno de emergencia. En el nivel 5 -este constituirá un salto cualitativo- el conductor apenas tendrá que ocuparse de su vehículo: podrá verificar su móvil, leer o dormir, mientras el auto le traslada al destino. Esta innovación, sin embargo, está pensada, en las primeras dos décadas, solo para carreteras. Por ahora, no podría ser funcional en centros urbanos.

¿Por qué Google o Apple llevan la delantera?

Porque son gigantes tecnológicos que han desarrollado extraordinarios programas de navegación, sensorización e informática, y pueden delegar en otras compañías la fabricación de motores, suspensiones y carrocerías. La industria automotriz no cuenta con herramientas tecnológicas de tanta sofisticación como algoritmos, mapas y sistemas informáticos para acometer una tarea de tanta complejidad.

Tanto Google como Apple mantienen total discreción con sus desarrollos en el campo del coche autónomo. Sin embargo, vienen anunciando desde hace algunos años, los cambios drásticos que se producirán en el sector transporte y la inminente digitalización de sus sistemas. La norteamericana Tesla lleva, por su parte, al menos 13 años fabricando autos eléctricos, mientras que los europeos unos 5 a 6 años, retraso que algunos voceros asumen como imperdonable.

Producción millonaria

No sólo el costo del auto como tal, pone a pensar a cualquiera. En el desarrollo, que incluye la industria de autopartes, los costos se elevan de manera exponencial. El ritmo progresivo de cada nivel, va sumando nuevos elementos de innovación que ameritan de tecnologías especializadas. Para el 2030 se estima que el negocio de autopartes ronde los $50 mil millones. Existen fábricas desarrollando llantas que contienen el motor, la suspensión, el amortiguador y el freno, como un avance acompasado al despliegue paulatino de los modelos autónomos, lo que impactará en otros componentes.

Estados Unidos más permisivo

Pionero en la habilitación de carreteras para el desplazamiento de autos sin conductor, Estados Unidos cede terreno literalmente a un tipo de coches de baja velocidad, mediante permisos otorgados a fabricantes como Nuro, cuyos autos no cuentan con espejos laterales ni retrovisor, y otras disposiciones de seguridad usualmente requeridas para vehículos conducidos por humanos.

Anteriormente, los vehículos estaban sujetos a estándares específicos para coches de velocidad reducida, que rodaban a menos de 40 kilómetros por hora y no necesitaban volantes ni pedales de freno. Nuro ya cuenta con los R2, vehículos de baja velocidad producidos en asociación con Walmart, para entregar mercancía a clientes en Texas.

Los permisos concedidos tienen duración temporal, por lo tanto, la empresa deberá redactar informes de seguridad en tiempo real y compartirlos con la agencia reguladora, así como mantener contacto con la comunidad, en las zonas donde circulen los vehículos. Nuro, que tiene su sede en Mountain View, California, planea desplegar hasta 100 vehículos autónomos antes de 2025.

Japón cerca de decir adiós al piloto humano

En Japón se ha producido el lanzamiento de una versión del Honda Legend, que vendrá certificado para la conducción de nivel 3, con el sistema Traffic Jam Pilot, es decir, un conjunto de algoritmos, inteligencia artificial y sensores, que permitirán entender lo que sucede en el entorno y tomar decisiones sobre la marcha.

El nuevo vehículo podrá frenar, acelerar, cambiar de carril o permitir al conductor mirar a otro lado fuera de la vía. Sin embargo, este nivel 3 aún exige que el conductor esté alerta en caso de cualquier eventualidad que amerite su intervención. En este nivel 3, por ejemplo, podría ver una película o revisar el móvil, aunque el conductor debe permanecer en el asiento.

Un distintivo adhesivo estará ubicado en la parte posterior del coche con la advertencia Automated drive, en su denominación en inglés, que se traduciría como conducción automática y que servirá de alerta para los demás conductores.

En base a un acuerdo entre 60 países, la legislación establece un máximo de 60 km/h para este nivel. Como puede preverse, los próximos pasos y legislaciones estarán dirigidos a aumentar la autonomía de los robots conductores y también la velocidad con que podrán circular los vehículos sin conductor.

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Foto: Pixabay

Drones versus CO2

En lo sucesivo, cualquier vehículo que utilice el espacio aéreo supondrá un aliado a la hora de descongestionar las ciudades y mitigar la emanación de tóxicos. Un dron es un vehículo aéreo que vuela sin tripulación. Existen de distintos tamaños y con diferentes finalidades. No obstante, es importante señalar que la invención de este tipo de artefactos no es reciente. Aunque existían prototipos desde hace tres décadas, su producción permanecía sin avanzar, principalmente por los altos que ello significaba. Pero la espera no ha sido en vano: han aparecido nuevos materiales firmes y más livianos, nuevas tecnologías y se ha producido una reducción de los costos. Distintos factores se han sumado para hacer posible el despegue de la era de los drones.

La característica más notoria de un dron es que su vuelo es manejado por control remoto, aunque existen algunos que son conducidos mediante un programa informático y no de forma directa por un piloto desde tierra. Existen dos tipos: los que se asemejan a un avión y los que se parecen a un helicóptero. Ambos pueden mantenerse de manera estática en el aire.

Más allá de lo militar

Estas máquinas tienen su origen en el contexto militar. Fue allí donde se diseñó esta especie de robot aéreo con cámaras, GPS y múltiples sensores, para ser utilizado como arma, en misiones de guerra, combate o vigilancia. Sin embargo, hoy en día el uso de drones rebasa los fines bélicos. Su distribución y venta está orientada hacia diversos usos, cómo por ejemplo, estudios científicos, entregas coordinadas, sesiones de fotografía y videos, inspecciones territoriales, control de incendios, seguimiento del tráfico vehicular y misiones de seguridad, entre muchos otros.

Estos vehículos sin tripulación se manipulan mediante un control remoto, o por medio de aplicaciones para tabletas o teléfonos inteligentes y en la actualidad es posible encontrarse con app desarrolladas para iOS y Android. Las compañías encargadas de fabricar drones tienen como finalidad fabricarlo cada vez más intuitivo, sencillo y práctico de usar.

Algunas tendencias

En estadísticas, gracias a fuentes como Single European Sky ATM Research (SESAR), Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), Droneii y el Ministerio de Fomento de España, podemos verificar el desempeño de estos robots y comparar aspectos de interés: solo en Europa existen entre 1 y 1,5 millones de drones. Se proyecta que para el 2024, el valor de mercado de estos artefactos superará los 39 mil millones de euros. Hacia el 2035, más de 100 mil personas en el mundo se desempeñarán en esta actividad. Uno de sus beneficios más significativos, es que, en la medida en que su uso como transporte de mercancías crezca, contribuirá a reducir las emociones de CO2 a la atmósfera.

Drones, herramientas disuasorias

La tecnología del dron, que le confiere una gran autonomía operativa, ha llegado ya mucho más allá de todas las previsiones iniciales: ha comenzado a utilizarse como herramienta de disuasión, dirigido a aquellas personas que han decidido acabar con su propia vida.

Este uso ha comenzado a producirse, muy especialmente en Japón, que exhibe la segunda tasa más alta de suicidios de Asia, sólo superado por Corea del Sur. Diseñados para ese fin, disponen de softwares capaces de identificar potenciales víctimas, con sorprendente eficiencia.

Pilotados por voluntarios, donde confluyen activistas de derechos humanos, personas sensibles y funcionarios policiales en situación de retiro, los drones sobrevuelan los lugares en los que, las prácticas suicidas, ocurren con más frecuencia. Entre los años 2017 y 2020, unas 600 personas fueron detectadas y persuadidas de cambiar la decisión que habían tomado.

En el ámbito de la seguridad activa, estos vehículos destinados a detectar personas, aparte de generar un ahorro considerable de recursos, resultan efectivos por determinadas características: tienen una autonomía de vuelo superior a una hora; cámaras con sensores de temperatura a distancia; potentes cámaras de video, capaces de penetrar en zonas boscosas, acantilados profundas o lugares que tienen una alta presencia de grandes rocas. Apenas ruidoso, tienen capacidad de aproximarse a los suicidas potenciales. Una vez localizados, la acción de expertos y las autoridades correspondientes ocurre de forma más rápida y efectiva.

Este método, una vez que ha mostrado sus notables resultados, está siendo evaluado en países asiáticos y europeos, para ser adoptado en los próximos años, especialmente en aquellas regiones del mundo donde las tasas de suicidio son especialmente altas.

Foto: Pixabay

¿Cumpliremos el sueño de volar?

¿Quién no ha soñado con surcar los aires? Desde que Leonardo Da Vinci inventó el Ornitóptero, en los albores del Renacimiento, otras máquinas voladoras se han diseñado con pocos o ningún resultado. La idea del vuelo, que pasa por una inspiración poética y se inserta como favorita dentro del concepto de la ciencia ficción, nos ha acompañado durante toda la vida. Desde la aparición de Buck Rogers en 1928 y su justicia aérea bien empacada, hasta lo que se ha dado a conocer actualmente como Copterpack, hay algunos años de investigación.

La mochila voladora o jetpack eléctrica ha sido creada por una empresa australiana, que se ha reservado los detalles de fabricación con un sugerente hermetismo, siendo sus grandes misterios el peso, su autonomía o la velocidad que puede alcanzar. Sin embargo, entre las características que han salido a la luz ,además de que la altura de elevación es de 90 cm, están su funcionamiento mediante una palanca de control de mando con tres ejes, que permite direccionar el dispositivo y la incorporación de dos rotores.

Lejos de emplear propulsores y fomentar una experiencia tipo espectáculo, el Copterpack se vale de enormes hélices ubicadas al nivel de los hombros de su portador, algo considerado como peligroso, al estar las aspas desprotegidas. La empresa desarrolladora del artefacto, cuyo nombre es igualmente Copterpack, alega que sus rotores son extremadamente livianos y que difícilmente puedan ocasionar algún daño a las extremidades superiores del tripulante, además de llevar integrada una función de piloto automático con capacidad de auto nivelación. Una gran ventaja es que esta mochila voladora está elaborada con fibra de carbono y robusta estructura tipo panal de abeja, que la hacen ligera y manejable. Como vehículo unipersonal, hay quienes lo comparan con un dron tripulado, pues hay una mezcla de principios de funcionamiento entre éste y el jetpack.

El aterrizaje forzoso de Buck Rogers

Un primer planeo se ha llevado a cabo ya, consumado bajo todos los protocolos de seguridad. No se ha incurrido en errores, ni se ocasionaron daños. La mochila se encuentra en etapa de prototipo y en la demostración de sus funciones, se pudo constatar que el tiempo de vuelo es muy limitado, tal como ocurre con los drones. El objetivo de la producción de este artefacto, según sus fabricantes, es apoyar en el acceso a lugares complicados en casos de siniestros. Se muestra muy eficiente para las áreas de seguridad como auxiliar rescatista, aunque no se descarta otros usos de carácter cultural, deportivo o de entretenimiento.

No obstante, todavía hay un trecho que recorrer para optimizar detalles técnicos, mejorar su desempeño y generar algún mecanismo que ofrezca más protección al piloto en el vuelo.  Dicho esto, las posibilidades comerciales de masificación del Copterpack estarían ligadas también a aspectos sin resolver, como la normativa, que debería tener un carácter internacional.