Un extraordinario reportaje publicado por National Geographic (enero 2019) recuerda que la cirugía “científica”, apenas rebasa los 150 años de historia. Aunque las prácticas quirúrgicas son milenarias, la aparición de “la verdadera cirugía” -tal como la denomina J. Dargallos Reventós, en su ilustrativo libro Etapas de la cirugía– es relativamente reciente.
Para llegar al alto nivel que han alcanzado las cirugías en nuestro tiempo, decenas de miles de médicos e investigadores, aprendiendo y experimentando a lo largo de siglos y milenios, han avanzado en cuestiones fundamentales como la anestesia, la asepsia, la antisepsia y las técnicas para detener las hemorragias. El sufrimiento infligido a millones de personas a lo largo de los milenios está en la base de los avances que permiten a los pacientes de hoy, pasar por una operación en condiciones controladas y seguras.
Escribe Antonio De Lacy Fortuny, eminente cirujano español, que en siglo y medio la cirugía científica ha recorrido tres fases muy claramente definidas: “el dominio de la anatomía, la sustitución de déficits anatómicos o funcionales (por ejemplo, mediante las prótesis o los trasplantes) y la disminución de los impactos de la agresión que supone toda intervención”.
La cuarta fase es la que ya está dando sus primeros y espectaculares pasos: la Cirugía 4.0 que, además de tener como premisa mayor, la de ser mínimamente invasiva -causar el menor daño síquico y corporal al paciente-, incorpora los enormes recursos de la robótica, que irán aumentado y afinándose a lo largo de los próximos años y décadas. Los calidad e importancia de los instrumentos que utilizarán los robots en el quirófano son incalculables: Inteligencia artificial (A.I.), Aprendizaje automático (Machine learning), Aprendizaje profundo (Deep learning), Visualización avanzada de imágenes y más.
Cirugía 4.0 y aprendizaje colaborativo
La cirugía 4.0 representa, en lo sustancial, un cambio de paradigma sobre el conocimiento médico y quirúrgico: cada paciente será atendido con una cantidad mayor de información, en todos los planos posibles. Su caso dependerá, cada vez menos, del criterio de un solo médico tratante, sino de los aprendizajes, casos y actuaciones de muchos.
¿Cuáles serían los beneficios concretos para cada paciente? Que en vez de contar con los sabes de un profesional, por ejemplo, que realiza un promedio de 100 intervenciones al año, contará con la data acumulada de miles de operaciones por día, realizadas en distintos lugares del mundo, cuyo resultado será un permanente perfeccionamiento de los diagnóstico, las decisiones quirúrgicas, los tratamientos y el seguimiento postoperatorio. La medicina y la cirugía colaborativa tendrán dos efectos decisivos: intervenciones más exitosas y con menos efectos en los pacientes.
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Cada cirugía, una clase en directo
La cirugía 4.0 producirá otro impacto considerable: cambiará el estado de cosas en la formación de los nuevos profesionales de la medicina, particularmente de las próximas generaciones de cirujanos. La incorporación de cámaras de fotografía y de videos en los robots, conectadas a redes de internet, permitirá que estudiantes, profesores y colegas cirujanos puedan ‘asistir’ con mucha frecuencia a las intervenciones, acumulando un mayor número de casos, conocimientos y experiencias.
Laparoscopias: cada día más perfectas
Otra ventaja del robot cirujano, será el desarrollo de nuevos abordajes y el establecimiento de nuevos métodos -invención de nuevos instrumentos- que hagan posible acceder, realizando incisiones cada vez más pequeñas, hasta órganos de difícil acceso. En la medida es que esta modalidad quirúrgica se perfeccione, sus múltiples beneficios -menos dolor, cicatrices cada vez más pequeñas y curación más rápida- irán en progresivo aumento. Una de las promesas de la cirugía robótica es que utilizará instrumentos cada vez más pequeños, que garantizarán medidas de precisión al nivel de micrómetro: una milésima parte de un milímetro.
La promesa del robot cirujano
La incorporación de robots al quirófano supone una serie de ventajas, de valor incalculable. La primera de ellas, el uso de grandes cantidades de información -big data- en beneficio de cada paciente.
Un robot, debidamente diseñado, tendrá en su memoria numerosísimos casos, que mejorarán su capacidad de tomar decisiones durante el transcurso de las operaciones. Bajo la guía, presencial o telemática de un médico experimentado, podrá ejecutar intervenciones de altísima precisión -mínimamente invasivas-, realizadas con extremidades firmes -brazos, manos y dedos robóticos-, con movimientos de una precisión estimada en 99,9%, lo cual supera los índices más elevados de acción de la mano humana.
Desde una consola o un panel de control, ubicado en el mismo quirófano o a miles de kilómetros de distancia, el cirujano guiará al robot o a un grupo de robots, responsables de realizar la intervención. A través de órdenes dictadas con sofisticados instrumentos digitales, el médico decidirá los avances y pausas de cada operación. En el ámbito especulativo o teórico, al cabo de un centenar de operaciones, una vez que el robot o los robots han adquirido suficientes aprendizajes, podrán realizar, al menos parcialmente, algunas tareas, por ejemplo, suturar una herida o engrapar un tejido, de forma autónoma, sin la intervención directa del cirujano (humano).
Tecnologías contra tumores
El abordaje de los tumores por parte de los robots cirujanos, es uno de los ámbito del futuro de los quirófanos, que más inquieta a médicos y pacientes. Es “la prueba de fuego”, reconocen los expertos. Posibles errores en la extirpación de tumores podría diseminar células cancerosas en el organismo. Pero el robot cirujano no está solo: en su auxilio se están desarrollando, también a velocidad insospechada, tecnologías cada vez más avanzadas de visualización de imágenes, cuya calidad de resolución supera las imágenes que conocemos hasta 100 y 200 veces. Los softwares podrán visualizar en formato 3D, unos determinados órganos, o toda la zona alrededor de un tumor, para estudiar previamente, la manera más segura de aproximarse y extirparlo.
Más operaciones, de menor duración
Otro efecto de la robotización de los quirófanos será la mejora de las tasas de rendimiento. Se estima que, como promedio general, que la duración de las intervenciones disminuirán entre 30 y 50%. Eso significa que la disponibilidad de los quirófanos aumentará de forma considerable y, sobre todo, que el período de espera de los pacientes -que en algunos países es superior a un año-, se reducirá de forma notable.
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