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Cómo nos transportaremos en el futuro

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La emisión de gases de efecto invernadero no deja de producir alarmas en el planeta. No hay día en que no se produzcan denuncias y llamados de atención. Es un tema, cada día más recurrente. Entre las cuestiones que se debaten, está la de posibles restricciones o prohibiciones a la circulación de vehículos de gasolina o diésel.

Pero no basta con simplemente tomar la decisión. Hay una serie de asuntos que, previamente, deben ser resueltos: cambios tecnológicos en los vehículos, disponibilidad de las nuevas tecnologías sustitutivas, destino de los puestos de trabajo que se perderían y mucho más. Una parte considerable de las mercancías del mundo se mueven en vehículos que se alimentan de combustibles fósiles. Por lo tanto, el cambio que se propone requiere de una planificación muy exigente, así como de inversiones cuantiosas.

Hay una fecha en la ruta, para los países miembros de la Comunidad Europea: el 2025. A partir de ese año no podrán continuar fabricando vehículos que funcionen con diésel. La meta es, una década después, reducir las emisiones a cero, lo que evitaría que 75 millones de toneladas de CO2 ingresen a la atmósfera, cada año.

Hacia la movilidad multimodal

Sin embargo, de modo simultáneo, hay que responder a la pregunta de cómo se movilizarán los ciudadanos. Hay quienes hablan de revolucionar el transporte público, para que su alcance, capilaridad y eficiencia aumenten de tal modo, que la necesidad de vehículos privados se reduzca cada vez más. Otros expertos sostienen que no es real aspirar a un sistema de transporte público cuya cobertura sea de 100%. Por lo tanto, hay que considerar otros medios de transporte como bicicletas, patinetas, motos y hasta coches eléctricos. Todo lo anterior supone enormes cambios en la disposición urbanística, en las leyes de circulación y en los sistemas de producción.

En muchas ciudades o zonas urbanas se regulará el acceso de vehículos privados, de acuerdo al flujo de población o la categorización de las zonas, si son comerciales, residenciales o turísticas. De estas consideraciones anteriores, surge la llamada movilidad multimodal, que describe el uso de distintos medios de transporte, pero bajo el objetivo de utilizar medios de transporte cada vez menos contaminantes. La movilidad multimodal es un concepto indisociable de las ciudades sostenibles.

Alcanzar la movilidad multimodal no es fácil, pues necesita, no solo planificación y grandes inversiones, sino también un desempeño tecnológico que hará la diferencia. Países desarrollados irán a la delantera, mientras que aquellos que todavía lidian incluso con la falta de gasolina, verán mermadas sus oportunidades de integrarse a los grandes proyectos que combinarán diversos medios para la movilidad.

Es mediante una plataforma sostenible integrada que se puede poner en marcha esa combinación, que optimizará el desplazamiento y disminuirá la polución.

De dónde viene lo multimodal

Este concepto multimodal no es nuevo. Es una idea que se viene alimentando en documentos preliminares al Acuerdo de París, y que ha tomado auge en la actualidad, especialmente en los países del primer mundo. Otra potencialidad favorable, es que se vislumbra como un negocio jugoso, en tanto proporciona un abanico de posibilidades de empleo e infraestructuras necesarias para llevarlo a cabo.

El acceso a las ciudades estará mejor organizado y cada medio de transporte proporcionará distintas facilidades de acuerdo a su capacidad. Según datos de la consultora Pons Seguridad Vial, de España, en 5 kilómetros a la redonda, la mejor operabilidad la tendrá la patineta; entre 10 y 15 kilómetros, la bicicleta; y los autos o las motos, a partir de 10. Se trata de mejorar la calidad de tránsito del peatón, en lugar de privilegiar a los coches.

De acuerdo a las proyecciones que sostienen que alrededor de 70% de las personas vivirán en centros urbanos, podemos concluir que la nueva disposición multimodal es una urgencia. Reducir los congestionamientos y aglomeraciones, así como agilizar los desplazamientos, podría lograrse con el diseño de una política que combine transporte público y privado.

El nuevo urbanita deberá prepararse para tomar una patineta, a continuación una bicicleta y, posteriormente, un coche eléctrico para ir a trabajar. Debe ser un circuito muy bien integrado con estaciones donde se producirían esos intercambios. Para su funcionamiento cabal por cierto, será necesario que las diferentes estructuras involucradas estén dispuestas a intercambiar también sus datos.

Algunas consultoras han llegado a la conclusión de que un recurso muy importante son las modalidadescarsharing”, “bikesharing” o “motosharing” (sistema de vehículos compartidos mediante una plataforma digital), que ofrecen soluciones masivas a problemas de volumen de tránsito, reducción de emanaciones y comodidad del peatón.

Revolución en tecnología y servicios

La gran revolución de las industrias del transporte será el salto a la movilidad como servicio. Con su oferta integral de opciones, podrá facilitar desplazamientos desde plataformas intermodales de alta tecnología, lo que mejorará considerablemente la calidad de vida de los usuarios. Esfuerzos conjuntos de entes públicos y privados vendrán a conformar el engranaje para ese gran motor.

El éxito del sistema multimodal dependerá, en primer lugar, de una oferta de servicios accesible y fácil de usar; en segundo lugar, de lo atractivo que los proyectos puedan resultar para los posibles inversores; y, en tercer lugar, de los resultados que se puedan lograr en cuestiones como salud y bienestar individual, así como en materia de conservación medioambiental.

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Foto: Pixabay

La era de los vehículos inteligentes

Nadie estará solo en el futuro. Ni siquiera cuando los conductores ocupen el asiento principal de su vehículo, sin más pasajeros que ellos mismos. Desde el siglo XIX, cuando comenzó a utilizarse la combustión interna mediante gas de carbón, con un sistema de encendido eléctrico que mezclaba aire y combustible, hasta nuestros días, ha ocurrido una verdadera revolución.

Ya no será necesario estacionar por el tedio del tránsito abrumador, ni siquiera descender del vehículo en busca de aire fresco. Ha llegado la dimensión de los vehículos inteligentes que, además de lucirse en la incorporación de tecnologías de punta, sabrá ofrecer todo un abanico de confort.

El diálogo entre autos con la capacidad de comunicarse será posible, gracias a la interactuación con empresas de telefonía, infraestructuras digitales y tecnologías más potentes y sofisticadas, lo que abrirá un amplio caudal de posibilidades.

Sensores ultrasónicos y sistemas de comunicación inteligentes serán desplegados en las carreteras, autopistas y vías más utilizadas, para generar interconexión entre los dispositivos y los vehículos. El objetivo es poner a disposición de los conductores, información en tiempo real que permita ampliar su visión y, así, accionar mecanismos de seguridad sin demora.

Proyectada hacia el futuro, la movilidad atraviesa conceptualmente los grandes proyectos enfocados en optimizar las tecnologías. Los avances son tales, que ya se habla de la transición del auto conectado al autónomo, como una posibilidad real.

Ejemplos de ensayos en camino

Con un vehículo equipado por el Instituto de Investigación del Automóvil (Insia) de la Universidad Politécnica de Madrid, se realizan ensayos con servicios inteligentes del transporte basados en sistemas cooperativos, que posibilitan el intercambio de datos entre los vehículos, los centros de control de tráfico y las infraestructuras vinculadas de una manera segura. Los datos que se comparten se refieren al estado de las vías; el nivel de fluidez o congestión; los cambios meteorológicos; la presencia de vehículos averiados, reparaciones, peatones o animales en zonas de alto riesgo; así como accidentes u otras incidencias que puedan ser de interés para los conductores y para las autoridades.

Para la distribución de la información requerida se usa la plataforma de control de tráfico creada por Indra, mediante un sistema de comunicaciones insertado en la infraestructura. Este proyecto está planteado a escala continental y será evaluado también en otras ciudades europeas como Lisboa y París.

Cerebros en marcha

La frase, la era de los vehículos inteligentes, no es vana. Los avances ya han llegado a este punto: vehículos que aprenden de sus propias experiencias.

El consorcio japonés Nissan, se ha guiado por el sistema de visualización y supervisión interplanetario de la NASA, para implementar una plataforma que permite a los autos reaccionar ante cambios inesperados, obstrucciones en la vía o peligros potenciales de colisión. Más específicamente, utilizan el sistema SAM, Seamless Autonomous Mobility, cuyo artífice es Marteen Siheruis, ex integrante de la agencia espacial estadounidense y que permite potenciar la inteligencia del auto para aprender. Estos datos se almacenan en la nube para compartirlos posteriormente con otros vehículos.

Todo esto es posible gracias a que Nissan desarrolla la tecnología B2V brain to vehicle (cerebro a vehículo), capaz de interpretar las señales cerebrales del conductor, mediante una diadema inteligente. El sistema funciona como un decodificador de las ondas cerebrales del usuario a fin de prestarle asistencia. Varios avisos de peligros potenciales producirán la adecuada reacción del conductor, en un margen de tiempo entre 0,2 y 0,5 segundos.

Autopistas del futuro

El sistema de infraestructuras necesarias para la circulación efectiva de los vehículos inteligentes, requerirá grandes inversiones y recursos tecnológicos que deberán definirse, a lo largo de la próxima década. Serán las autopistas del futuro.

La colaboración entre los fabricantes de autos y las universidades internacionales, fortalecen proyectos considerados trascendentales, aunque por ahora se limitan a hacer posible la convivencia entre los autos convencionales y los automatizados. Las autopistas aplicarán tecnologías que permitirán el flujo de información entre vehículos, a través de métodos inalámbricos.

Algunos consorcios trabajan en conjunto con la Universidad de Texas, para descifrar el impacto que tendrá la movilidad del futuro. Las regulaciones para vehículos automatizados y el aumento de la velocidad de la conexión móvil, serán dos aspectos a desarrollar en las próximas décadas.

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Foto: Pixabay

Las proyecciones del automóvil

Una explosión de marcas, estilos y condiciones: hacia ese escenario se dirige la industria automotriz, en medio de un conjunto de factores -colapso de las vías por el tráfico excesivo, agotamiento del medio ambiente, elevadas tasas de contaminación, políticas públicas que se proponen la eliminación de los vehículos en las ciudades- que ponen su futuro bajo una gran interrogante.

Las amenazas de erradicación del automóvil dela cotidianidad de los ciudadanos, lejos de amilanar al sector, le han inyectado más fuerza, a través de una cada vez más acusada vinculación entre innovación, soluciones ecológicas y glamour.

Lujo asociado a la seguridad

No sólo están en camino respuestas como la distribución de mercancías haciendo uso de drones, el llamado carsharing (el uso compartido de vehículos) o la aparición de compactos familiares que funcionan con electricidad: simultáneamente está en camino un sorprendente y emergente mercado de autos de lujo, reservados para los ricos del mundo.

Se calcula que ahora mismo hay en el mundo, alrededor de 50 millones de personas que califican como multimillonarios. En el 2030, su número podría crecer hasta 70 millones. Fabricantes como Bentley, Ferrari, Lamborghini, Rolls-Royce, Aston Martin y Mc Laren trabajan en el desarrollo de vehículos que fusionarán el lujo con las nuevas tecnologías: sistemas digitales que medirán el estado de la concentración del conductor, que informarán con precisión científica el estado de cada componente, que encenderá una alarma si se producen maniobras imprudentes. El próximo vehículo de lujo será un prodigio de seguridad.

Vehículos populares

A pesar del anunciado auge de la bicicleta, que podría impactar negativamente en el mercado potencial de los automóviles para las próximas tres décadas, las grandes empresas -principalmente de Estados Unidos, Japón y China- tienen otras proyecciones: viene un despertar de algunos mercados que hasta ahora han permanecido “dormidos”, África, países de Asia y de América Latina, que superarán la posible disminución de las ventas en Europa, Estados Unidos y Canadá.

Pero el vehículo popular ya no será el mismo que conocemos. Voceros de la propia industria prevén una multiplicación de los modelos (están en diseño cabinas para tres pasajeros); una reducción del tamaño y el peso de cada uno; aparición de vehículos para uso exclusivamente urbano; incorporación de motores de menor capacidad, que reducirán el impacto sonoro; uso de recursos provenientes de la Inteligencia Artificial, que contribuirán a reducir las tasas de accidentes.

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