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Caso España: empresas y ciudades

por El Nacional El Nacional

El concepto de smart city o ciudad inteligente ha proliferado no solo entre especialistas de la gestión urbana sino también entre los empresarios. Cada día se avanza un peldaño en el posicionamiento del concepto, como camino viable hacia una mejor calidad de vida.

Ante este fenómeno, empresas de todo tipo acuden al llamado de consenso para formar parte de lo que será el futuro social en comunidad. La capacidad de las modernas tecnologías de Big Data para darle sentido a la optimización de los servicios básicos es un reto de participación.

Liderando el tema, la red de ciudades españolas bajo la modalidad Smart, ya integran en sus urbes cientos de compañías a su servicio. En Madrid, urbe que supera por largo los 3.5 millones de habitantes, un proyecto promete integrar tópicos como movilidad, recolección y transporte de desperdicios, limpieza y conservación de espacios públicos. En Gijón, ciudad de menos de 280 mil habitantes, se han sustituido las bombillas por un sistema informático centralizado, con capacidad de emitir respuestas con mayor rapidez. Son apenas dos ejemplos de cómo, en ciudades pequeñas o grandes, las alianzas entre privados y sector público serán fructíferas.

El liderazgo de las alcaldías

La calidad y frecuencia de las inversiones que podrían hacer las firmas dependerán de la capacidad económica de las ciudades y de las estrategias que pongan en marcha las instituciones, especialmente los ayuntamientos. En numerosos países, como Estados Unidos, Canadá, Chile, Brasil, Australia y otros, se están desarrollando proyectos que, desde el momento mismo de su concepción, cuentan con la participación del sector privado. No son proyectos públicos a los que se invita a los empresarios. Son, en lo conceptual, proyectos privados/públicos o públicos/privados, como el lector lo prefiera.

También las Pymes

La Unión Europea ha manifestado su voluntad de impulsar el desarrollo y la implementación de altas tecnologías en el continente. A la par, el diseño de ciudades inteligentes ya ofrece resultados plausibles como la ciudad de Santander. El modelo con la articulación y el acompañamiento de las industrias, promete un futuro muy alentador.

Desde el punto de vista de desarrollo económico, la participación de los consorcios augura un enorme crecimiento, sin embargo, aunque el protagonismo estará centrado en las grandes compañías, también las pymes se pueden insertar en pequeños nichos no cubiertos por trasnacionales o empresas de envergadura.

El liderazgo en materia de modernización señala, en un primer puesto, a los Ayuntamientos, seguidos por comunidades autónomas, la administración central del estado, ciudadanos, grandes empresas, empresarios locales y autónomos y finalmente asociaciones de vecinos y sociedad civil. Una ciudad digitalizada será más competitiva que una que no lo es, por lo tanto, el tejido empresarial comprometido con una nueva sociedad, tiende a expandirse con su enorme capacidad de estar al servicio de las ciudades.

España, ciudades

Foto: Pixabay

Hay que parar a las partículas asesinas

Enfermedad obstructiva pulmonar crónica (EPOC), cáncer de pulmón o enfermedad isquémica del corazón, son algunas de las patologías a las que están expuestos los habitantes de las grandes ciudades en países desarrollados, vinculadas al alto índice de contaminación.

El monitoreo de más de 4.000 ciudades en el mundo, en relación a la medición de su calidad de aire -certificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)-, destaca que más de la mitad de la población urbana mundial vive en ambientes, cuyos niveles que sobrepasan los límites aceptables y sólo 18% alcanza niveles considerados fuera de peligro para la salud.

Las ciudades del Mediterráneo Oriental, las de las regiones africanas y las del Sudeste Asiático están consideradas las más vulnerables. La India es una referencia bastante dramática, puesto que acumula una cifra de mortalidad anual que supera los 2 millones de casos de fallecimientos causados, en lo primordial, por la contaminación del aire.

Si a la mala calidad del aire que se respira, se añaden la pobreza, la desnutrición, la aglomeración de muchas personas en viviendas muy pequeñas, la circulación no controlada de aguas negras, las realidades de insalubridad y otros factores que inciden en el impulso de las enfermedades respiratorias, se entenderá que las solución no se refiere exclusivamente a la disminución de las fuentes contaminantes sino que también remite a la urgente reducción del hambre y la pobreza.

Decir que el asesino flota en el aire, no es una expresión vana, dada la altísima tasa de contaminantes pululando en el ambiente y que además se desplazan entre fronteras creando el fenómeno llamado Transboundary. El fenómeno no es más que el intercambio de masas de aire contaminado entre países, como en el caso de Corea del Sur, que recibe continuamente tóxicos de la vecina China.

De las estadísticas más recientes a nivel mundial, 10 ciudades de Estados Unidos han alcanzado el mayor puntaje en cuanto a niveles extremos de contaminación. Entre ellas Chicago, Los Ángeles, Dallas, Houston, Miami y Nueva York.

Las medidas más eficaces para contrarrestar estos efectos estarían centradas en la industria y los automóviles. La OMS recomienda que cada localidad establezca su propia evaluación, no obstante, al referirse a Europa, destaca la urgencia de evaluar la gestión del sector automotor, en especial, el transporte que utiliza diésel. Con ello se estaría contribuyendo a disminuir las más de 4 millones de muertes prematuras cada año a nivel mundial, a causa de las partículas asesinas. Detener la acción de las partículas asesinas es uno de los grandes desafíos que tienen las ciudades hacia las próximas tres o cuatro décadas. A los ciudadanos toca imponer a sus gobernantes, que esta tarea ocupe un lugar prioritario en la agenda pública.

ANNE HIDALGO/BINVASIONBICICLETA.COM.AR

¿Serán las ciudades los diques contra el populismo?

El buen funcionamiento de las ciudades, su eficiencia como espacio social en el entramado geográfico del mundo, depende en gran medida del enfoque político, social, económico y urbanístico de sus gobernantes.

Desde una visión global, el modelo europeo suele ser el centro de atención. Es allí, donde se están levantando nuevas voces mediante la doble figura de los alcaldes/alcaldías, con el objetivo prioritario de optimizar las metrópolis donde reside el 50% de la población mundial, que genera más de 70% de gases de efecto invernadero.

Ciudades como París, por citar un ejemplo, está dando la batalla para acelerar la toma de decisiones que resguarden a la urbe de los efectos nocivos del cambio climático. Más allá de los sectores políticos que representa, la alcaldesa de la capital gala, Anne Hidalgo, ha presentadlo y puesto en movimiento un plan de rescate de la ciudad, con lineamientos muy precisos. La perspectiva de Hidalgo es la de poner foco en la gestión. Un alcalde, según su visión, es lo contrario de un demagogo: un funcionario que aporta soluciones. Siempre y por encima de cualquier otro interés.

Hidalgo ha tomado medidas para proteger a la clase media, aumentar la oferta de vivienda pública, sustituir el uso de transporte público que se alimenta de combustibles fósiles -diésel, gasolina- por bicicletas y buses eléctricos. También promueve políticas y prácticas para mejorar el vínculo entre trabajadores, profesionales, inmigrantes y refugiados. La alcaldesa, a quienes muchos consideran un modelo para los tiempos que vienen, es, en lo esencial, una promotora de la convivencia. Ha insistido: el populismo empobrece a las ciudades. Lo contrario, una visión que tenga base en el cosmopolitismo, debe alentarse y servir de modelo de colaboración entre todos los sectores y entre las ciudades.

El futuro de las ciudades, así lo sostiene Hidalgo, será más promisorio si la planificación, la sostenibilidad, los acuerdos y la defensa de los convivencia democrática, son capaces de sortear los cantos de sirena de populistas y demagogos.