Venezuela se encuentra en una difícil encrucijada económica y ha optado por eliminar los largos subsidios a los combustibles para obtener ingresos. En un esfuerzo por frenar las pérdidas millonarias y enfrentar la hiperinflación, el país ha decidido aumentar los precios tanto del diesel como del gas natural, marcando cambios significativos en su política de subsidios de combustibles.
Contexto actual del mercado y pasos a seguir por el gobierno
El primer paso en esta nueva dirección se tomó con el aumento en los precios del diésel. A partir de ahora, las grandes empresas tendrán que pagar $0.32 por litro de diésel, un combustible que habían recibido de forma gratuita durante tres años. Esta medida tiene como objetivo frenar las pérdidas en el sector y proporcionar un impulso económico urgente al gobierno. Aunque los subsidios continuarán para las instituciones de salud, el sector empresarial tendrá que adaptarse a esta nueva realidad, lo que resalta la importancia de comprender cuáles son las reglas de oro de la inversión y cómo adaptarse a la volatilidad del mercado emergente.
Sin embargo, la situación no termina aquí, ya que el país también está preparando un importante aumento en los precios del gas natural. En lo que sería el primer incremento en más de una década, el ministerio de petróleo de Venezuela planea triplicar los precios del gas, que se había visto reducido casi a la nada debido a la hiperinflación de los últimos años.
Las empresas y fábricas que utilizan gas para alimentar hornos, calderas y calefactores ahora pagarán $3.3 por millón de unidades térmicas británicas (Btu) en lugar del precio anterior de $1.13 por millón de Btu, o $2.48 por metro cúbico.
¿Cuáles han sido los cambios en la política de subsidios?
La política de subsidios es un gran paso para el país, que durante mucho tiempo ha ofrecido combustibles a precios muy bajos. En 2020, el gobierno ya había aumentado significativamente los precios de la gasolina y el diesel después de revertir una política de décadas de subsidios para conductores y transporte público, lo que colocó a Venezuela como uno de los países con combustibles más baratos del mundo. No obstante, a pesar de poseer las mayores reservas de petróleo del mundo, las refinerías de Venezuela no pueden satisfacer la demanda interna debido a años de desinversión, mala gestión y sanciones internacionales.
Conclusión
No obstante, la incertidumbre persiste en cuanto a la capacidad de PDVSA para proporcionar suficiente combustible para satisfacer la demanda interna. La eliminación gradual de los subsidios de combustibles es una decisión complicada que podría tener efectos tanto positivos como negativos en la economía venezolana. Será esencial que el gobierno implemente políticas adecuadas y una gestión eficiente para asegurar una distribución adecuada de combustibles y minimizar el impacto en los ciudadanos y las empresas.