Casi dos años después del tsunami causado en la economía internacional por la aparición del nuevo coronavirus, expertos de todo el mundo tratan de calibrar el impacto del incremento de contagios de ómicron tras la tambaleante recuperación de 2021.
¿Está amenazado el crecimiento mundial?
La magnitud del daño económico de la nueva variante es incierto, pero el crecimiento se podría resentir tanto de las restricciones sanitarias como por los estragos causados por la contagiosa ómicron en las plantillas de las empresas.
La directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, alertó a principios de diciembre de una revisión a la baja de las previsiones de crecimiento mundial, actualmente situadas en 5,9% en 2021 y 4,9% en 2022. Este cambio podría comunicarse hacia finales de enero.
En Estados Unidos, «ómicron ya causa daño», constata el economista jefe de la agencia de calificación Moody’s, Mark Zandi, que estima un crecimiento de 2,2% en el primer trimestre en ese país, contra 5,2% antes del impacto de ómicron.
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Estas perturbaciones deberían disiparse a partir del segundo trimestre, afirma.
En la eurozona, Andrew Kenningham, economista jefe para Europa del gabinete Capital Economics, estima que restricciones como los confinamientos aplicados en Países Bajos o Austria provocarán una desaceleración en el primer trimestre, seguidos de un repunte si el pico epidémico se alcanza en enero.
«Cada ola provoca menos daño al sistema de sanidad y a la economía que la precedente», resume Zandi.
La incertidumbre es mayor en los países emergentes, con menos cobertura de vacunación, y en China, que sigue aplicando draconianas restricciones en base a su estrategia de «covid cero».
¿Qué sectores están más afectados?
Miles de vuelos anulados durante las fiestas, cruceros desviados o suspendidos, hundimiento de las reservas de hotel… Ómicron ha dificultado la esperada recuperación del sector de viajes, especialmente castigado por la pandemia.
La industria del ocio teme también que la explosión de casos desanime a los clientes de casinos, teatros o cines.
Pero en las bolsas mundiales, estos sectores van viento en popa desde hace semanas. «El mercado parece proyectarse en el después de ómicron», explica Alexandre Baradez, analista de la sociedad de inversión IG France.
Desde el 20 de diciembre, la acción de la empresa de cruceros Carnival se revalorizó casi 20%, la de Air France 15% y la del fabricante de motores y materiales de obra Caterpillar, casi 25%.
Estos valores, que dependen fuertemente de la coyuntura, ilustran la esperanza de una inminente normalización económica.
¿Se agravará la inflación?
Antes de ómicron, la inflación en Estados Unidos y la eurozona estaba en su nivel más alto en décadas. Y este fenómeno podría acelerarse.
«La gente que se queda en casa debido a la variante es más proclive a gastar su dinero en bienes de consumo, antes que en servicios como restaurantes y el ocio presencial», señala Jack Kleinhenz, economista jefe de la federación estadounidense de comerciantes NRF.
Las cadenas mundiales de suministro están ya sobrecargadas, lo que provoca escasez de materiales y materias primas. Un aumento de la demanda podría encarecer todavía más los precios.
Es el escenario temido por la Reserva Federal estadounidense, que prevé adelantar su calendario para subir las tasas, según las actas de su última reunión.
En otras economías, como en Brasil o Nigeria, las familias ven cómo cae su capacidad adquisitiva por una inflación de dos dígitos, y la economía británica está al borde de la contracción, según las cámaras de comercio del país.
¿Qué pasará con las ayudas?
Los programas masivos de ayuda a las empresas en la primavera boreal de 2020, que agravaron en 226 billones de dólares la deuda mundial el año anterior según el FMI, parecen cosa del pasado.
«El recurso a programas como el desempleo parcial tenía sentido en un momento en que la incertidumbre era total y toda la industria estaba paralizada», considera Niclas Poitiers, investigador del Instituto Bruegel.
Pero el planeta ha aprendido a convivir con el covid-19 y «ahora hablamos de poner en marcha programas de ayuda más estructurales como el Build Back Better (que prevé reformas sociales y ambientales en Estados Unidos) o el Next Generation», el plan de transición ecológica y digital de la Unión Europea, añade.
Pero todavía hay ayudas más centradas para los sectores más castigados, como los programas francés o británico para el turismo, la hotelería y la restauración.