El retraso en la aplicación de la subida arancelaria a ciertos productos chinos ha supuesto la primera vez que el presidente estadounidense, Donald Trump, ha reconocido públicamente que los gravámenes podrían impactar a los ciudadanos de su país, algo que hasta ahora había negado rotundamente.
«Es el primer reconocimiento por parte de la Administración de Trump de que los aranceles del presidente están perjudicando a los consumidores», señaló este miércoles a Efe Doug Barry, portavoz del Consejo de Negocios Estados Unidos-China, que engloba a las compañías estadounidenses con intereses en el mercado del gigante asiático.
Para la asociación empresarial, esta demora parece estar motivada por el deseo de evitar afectar a los consumidores durante la temporada de compras navideñas, una teoría que el propio Trump ha defendido en declaraciones a los periodistas.
«Estamos haciendo esto para la temporada navideña, en caso de que algunos de los aranceles tengan un impacto en los clientes estadounidenses, que, hasta ahora, prácticamente no ha tenido ninguno», reflexionó Trump este martes después del anuncio de la Oficina del Representante de Comercio Exterior de Estados Unidos.
El gobierno estadounidense anunció este martes que decidió retrasar hasta el 15 de diciembre parte de la subida de aranceles del 10% a productos chinos por valor de 300.000 millones de dólares que tenían que entrar en vigor el próximo 1 de septiembre.
Barry, experto en el comercio bilateral entre ambas potencias, apuntó que es más preocupante la incertidumbre que la guerra comercial está provocando en la confianza empresarial que el costo adicional que pueda suponer para los ciudadanos estadounidenses en las compras navideñas.
«Las pruebas de inversiones e incluso de contrataciones retrasadas sugieren que el conflicto puede tener consecuencias económicas más amplias, incluyendo un riesgo de recesión», advirtió.
La palabra recesión apareció este miércoles en varios titulares de medios de comunicación generalistas y especializados en economía, como uno que publicó el diario The Wall Street Journal: «A medida que el orden global se desmorona, crecen los riesgos de recesión».
Esta alarma la activó el parqué de Wall Street al abrir su sesión de este miércoles en rojo, arrastrado por la caída de la rentabilidad de los bonos del Tesoro a 10 años por debajo de la de los títulos a 2 años, lo que se considera una señal de que se avecina una recesión.
Los inversores se fijaron hoy en el mercado de la deuda del Estado, donde la rentabilidad de los bonos del Tesoro a 10 años se situó en torno al 1,596% y la de los títulos a 2 años en el 1,593%, tras invertir sus posiciones brevemente.
La inversión de la curva del rendimiento de la deuda pública a corto y largo plazo genera inquietud entre los inversores, ya que el fenómeno ha precedido a varias recesiones y muchos lo consideran una señal de que la economía va en picado.
Ante esta situación, la etiqueta #TrumpRecession se convirtió hoy en una de las tendencias de Twitter en Estados Unidos, aunque la Casa Blanca no se pronunció sobre la inestabilidad bursátil de la jornada.
El movimiento del gobierno de Trump de aplazar los gravámenes también ha sido señalado como un acto de buena fe para aflojar la tensión con China antes del inicio de otra ronda de negociaciones bilaterales el próximo mes.
«Instamos a ambas partes a volver a la mesa de negociación sin condiciones previas y preparados para ser flexibles. China necesita abrir su economía más y más rápido, y cualquier acuerdo debe estar sujeto a plazos y ser ejecutable», analizó Barry.
El experto subrayó que el sistema de comercio mundial depende de que los dos países actúen de manera responsable y con un sentido de urgencia.