Las restricciones impuestas por el gobierno de Argentina para intentar frenar la caída de las reservas monetarias revivieron los mecanismos alternativos a los bancos y casas de cambio para conseguir dólares. Con ello, crecen las denominadas brechas cambiarias.
La recesión obligó al presidente Mauricio Macri a adoptar nuevas restricciones. Lo hizo para poner un freno a la súbita caída en las reservas monetarias, impulsada por el retiro de depósitos en dólares en los bancos y por las ventas de divisas por parte del Banco Central argentino.
Los controles limitaron las compras de dólares. Las transferencias al exterior son mayores para las empresas, que ya no pueden comprar divisas para atesoramiento.
Como consecuencia, muchos inversores se volcaron al mercado negro y la brecha entre el dólar oficial y el denominado «dólar blue», como se conoce en Argentina la cotización de la divisa en el mercado informal, se ensanchó.
Así, mientras en el Banco Nación el dólar se vendía al público en 58,50 pesos por unidad, en las «cuevas» se conseguía a 62,50 pesos.
El «dólar blue» no es el único tipo de cambio paralelo. Mecanismos que estuvieron ya en boga durante el cepo kirchnerista ahora, con los controles macristas, fueron reflotados por los inversores más sofisticados.
Uno de ellos es el contado con liquidación (CCL). Consiste en comprar con pesos argentinos acciones o bonos que se coticen tanto en Argentina como Wall Street. El título se compra en el mercado local y se vende en Nueva York. Una maniobra que permite saltarse los controles cambiarios.
Otro de los mecanismos es acudir al dólar bolsa. Se trata de una operación bursátil por la que se compra un activo que cotiza a la vez en pesos y en dólares, se paga en pesos al adquirirlo y se vende en dólares, que se transfieren luego a la cuenta bancaria del inversor.