El expresidente de la estatal Petróleos de Venezuela Rafael Ramírez considera que la OPEP y sus aliados, en la reunión de esta semana, deben abrir los grifos más de lo previsto para frenar la escalada de los precios del petróleo, de forma que el barril no supere los 80 dólares.
La cuestión es si modificarán o mantendrán el plan vigente, que prevé incrementar el bombeo conjunto del grupo de 23 países en 400.000 barriles diarios, un volumen que Washington calificó de insuficiente para frenar la inflación y apoyar el crecimiento económico.
Ramírez estima que sería adecuado duplicar ese posible incremento, acelerando así la vuelta al mercado de los barriles retirados con el gran recorte de producción que la alianza OPEP+ puso en marcha el año pasado en respuesta a la crisis del coronavirus.
El exfuncionario, quien durante años encabezó la delegación de Caracas ante la OPEP, opinó en una entrevista con Efe que el valor del “oro negro” debe mantenerse en una franja de oscilación de entre 70 y 80 dólares por barril.
Admitió que no sabe cuál será el resultado de la próxima conferencia ministerial que la organización tiene previsto celebrar el próximo jueves con Rusia y otros productores independientes aliados.
Productores afrontan un momento clave
En su opinión, los productores de petróleo afrontan un momento clave debido a las actuales tensiones en los mercados energéticos y las crecientes medidas contra el cambio climático, por lo que deberían adoptar una medida estratégica.
“La OPEP debe pensar desde el punto de vista estratégico cómo seguir fortaleciendo la posición de los hidrocarburos en toda la cadena de suministros energéticos para el mundo. Esa es la pelea que tiene que dar”, declaró.
El experto alertó de los riesgos que conllevan “petroprecios” demasiado altos.
No solo por su efecto negativo en la economía y en la demanda, sino porque incentivan la producción rival y el desarrollo de fuentes alternativas, lo que a su vez amenaza con turbulencias en los mercados energéticos.
Se trata de unir dos objetivos: “Que los países avancen en sus planes de reducción de emisiones de efecto invernadero, pero logrando que una transición energética sea algo planificado y con objetivos creíbles y alcanzables”.
¿Turbulencias por el clima?
En su visión, la actual crisis en el sector energético, con un encarecimiento inédito del gas este año, es una muestra clara de que las economías industrializadas van a depender por mucho más tiempo de los hidrocarburos.
Rafael Ramírez coincidió con el secretario general de la OPEP, Mohamed Barkindo, quien recientemente advirtió de un creciente riesgo de problemas futuros de suministro asociado a la caída de las inversiones en la industria del petróleo y el gas.
“Toda esta retórica por el cambio climático ha generado desinversión en el sector de la energía, una tendencia acentuada durante la pandemia de la covid, que paralizó la economía”, recordó.
Auguró que las grandes potencias, especialmente Estados Unidos y China, no van a arriesgar que la lucha contra el cambio climático perjudique su competitividad económica.
“Si los inversores no tienen interés en invertir en hidrocarburos, entonces los países petroleros deben concentrar sus fondos y mecanismos de financiación para mantener una producción estable que permita atender la demanda”, indicó.