El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva por la que prohíbe las “negociaciones en deuda nueva y capital emitidas por el gobierno de Venezuela y su compañía petrolera estatal”, en las primeras sanciones al sistema financiero venezolano.
La medida, anunciada por la Casa Blanca en un comunicado, prohíbe también las “negociaciones con ciertos bonos existentes del sector público venezolano, así como pagos de dividendos al gobierno de Venezuela”.
“Para mitigar el daño al pueblo estadounidense y venezolano, el Departamento del Tesoro emitirá licencias generales que permiten transacciones que de otra manera estarían prohibidas por la orden ejecutiva”, indica la nota. Estas licencias incluirán “disposiciones con un período de transición de 30 días, la financiación de la mayoría del comercio, incluyendo las exportaciones e importaciones de petróleo, transacciones que solo involucran a Citgo, las negociaciones de cierta deuda venezolana existente y la financiación de bienes humanitarios”.
La Casa Blanca aclaró: “Estas medidas están cuidadosamente calibradas para negar a la dictadura de Maduro una fuente crítica de financiación para mantener su gobierno ilegítimo, proteger el sistema financiero de Estados Unidos de complicidad en la corrupción de Venezuela y en el empobrecimiento del pueblo venezolano y permitir la asistencia humanitaria”.
Poco antes del anuncio el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, dijo que su gobierno no se quedará “de brazos cruzados mientras Venezuela se desmorona”. “El derecho natural del pueblo de Venezuela ha sido y será siempre la libertad”, tuiteó Pence, que escribió la palabra libertad en español.
Hasta ahora las sanciones de Washington a Venezuela se habían circunscrito a represalias financieras y jurídicas contra Maduro y una veintena de funcionarios y ex funcionarios de su gobierno, a los que acusa de quebrantar la democracia, propiciar la corrupción o violar los derechos humanos.
Washington y Caracas retiraron a sus respectivos embajadores desde 2010. Pero hasta ahora mantienen estrechos vínculos económicos y comerciales, sobre todo en la industria petrolera. Estados Unidos compra 800.000 barriles diarios de petróleo, de los 1,9 millones que produce Venezuela.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, explicó que las sanciones se dirigen a poner obstáculos al gobierno de Maduro, al restringir el acceso del país a los mercados de deuda de Estados Unidos: “Instamos a aquellos dentro del régimen, incluyendo quienes han sido sancionados, a distanciarse de la violencia y la dictadura”, dijo. Añadió que las sanciones no buscaban un “cambio de liderazgo” en Venezuela y que “Maduro no debe tomar ventajas del sistema económico americano para saquear a Venezuela”.
Contra la dictadura
La embajadora estadounidense, ante la ONU, Nikki Haley, aseguró: “No vamos a tolerar la dictadura que está tratando de crear ni vamos a respetar su farsa de asamblea”. Anotó que esos castigos envían “un mensaje claro al pueblo venezolano y un mensaje claro a Maduro”.
“En este momento nos pareció, dado que no estamos viendo ningún progreso para ayudar al pueblo de Venezuela y vemos más de la toma de poder que Maduro está intentando, que las sanciones eran una opción para mandarle un mensaje”.
Vía diplomática
El Jefe del Comando Sur de Estados Unidos, almirante Kurt Tidd, manifestó que “la mejor solución para los problemas en Venezuela es lo que todos los países han reconocido: la opción diplomática, una solución regional para un problema regional”.
“La gente en Venezuela está sufriendo una catástrofe humanitaria ante la escasez de productos básicos y de medicinas y el éxodo masivo de venezolanos”, expresó.
El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, H. R. McMaster, señaló: “No prevemos una acción militar de Estados Unidos en Venezuela en un futuro cercano”.
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