El Ministerio de Energía Eléctrica, a través de Corpoelec, ha implementado dos planes de racionamiento eléctrico –el segundo estableció cortes en bloques de 9 a 15 horas y se aplicaría hasta el 31 de marzo– en Mérida, Táchira, Portuguesa, Trujillo, Apure y Barinas, con el propósito de solventar las constantes interrupciones del servicio que pasaron de ser intermitentes a largos períodos hasta de 72 horas. Sin embargo, los resultados han sido lo contrario: persiste 60% de las fallas eléctricas y los estados más afectados siguen siendo Mérida y Táchira, según reportes del Comité de Afectados por los Apagones.
Una y otra vez el gobierno ha extendido los lapsos que se han dado para solucionar la crisiseléctrica que atraviesa la región occidental del país. El jueves, el titular de Energía Eléctrica volvió a hacer otra promesa a los habitantes de esas entidades: “Aspiramos a una semana, máximo 10 días, para salir de esta crisis”.
Dijo que las hidroeléctricas que surten de electricidad a esa zona se recuperan, gracias a las lluvias recientes. El gobierno ha responsabilizado a la sequía de los cortes de luz, pues asegura que por su causa han mermado los caudales de los ríos que alimentan a esas centrales.
Aixa López, presidente del Comité de Afectados por los Apagones, tiene una posición contraria. “El problema de las fallas eléctricas no se ha solucionado porque el plazo de 15 días que se dio el gobierno es muy corto. Sigue alegando que el problema son las centrales hidroeléctricas, pero no es así. Es la inestabilidad del sistema eléctrico; es una falla estructural”.
Trabajadores de Corpoelec en Táchira aseguraron que los inconvenientes se deben no solo a los bajos niveles de los embalses, sino a la falta de mantenimiento. “Hay que hacer inversión en el sistema, como la reactivación de la Termoeléctrica de La Fría y mantenimiento en las subestaciones”, dijo uno de ellos.
El director del Comité de Afectados por los Apagones de Mérida, Félix Juárez, destacó que los cortes continúan en la región y que el cronograma impuesto por la Corpoelec no ha sido implementado según lo establecido.
“En Mérida nos quitan la luz en la madrugada y llega por la mañana. Hay otros días en los que duramos de cuatro a seis horas sin el servicio, cuando se supone que el plan era hasta el 31 de marzo. Además, Corpoelec decía que la situación era por un problema de sequía, pero aquí ha llovido mucho durante estos días y seguimos igual”, aseguró Juárez.
Elvis Rivas vive en Mérida. Relató que persisten los apagones y que no se cumplió el cronograma de cortes eléctricos. “Hace una semana hubo apagones hasta por 24 horas. En promedio, estamos teniendo 9 horas diarias sin luz. Hay días que me toca dejar de trabajar porque no hay electricidad entre las 3:00 pm y 9:00 pm”, expresó.
También duda de las declaraciones de Motta Domínguez sobre la normalización del servicio en 10 días. “Eso siempre lo dicen y no cumplen. El protector de Mérida, Jheyson Gizmán, dijo hace dos semanas que no tenían un lapso estipulado para la solución de este problema”.
“En Trujillo seguimos con las fallas de luz. Ahora los cortes los están haciendo de madrugada. El miércoles en la mañana se fue a las 7.00 am y volvió a las 9.00 am”, relató Yaneth Durán, secretaria del Comité de Afectados por los Apagones, en Trujillo.
Golpeada. En Táchira los apagones y la instabilidad del servicio han causado pérdidas. José Andrés Molina, decano de Extensión de la Universidad Nacional Experimental del Táchira, señaló que tienen reportes de productores de leche en La Grita, a los que se les han quemado los motores de sus artefactos. “Han tenido que habilitar ordeños manuales con el costo que eso significa y la escasez de mano de obra. Las fábricas que procesan leche y fruta, las despulpadoras, están muy golpeadas”.
Molina comentó que un empresario debió desechar la producción de helados de una semana, debido a las fallas eléctricas que persisten, pese a que se supone que finalizó el cronograma de racionamiento.
Señaló que el último despacho de carne para el comedor universitario fue entregado a otra universidad por no poder asegurar la cadena de frío para su conservación.
En la UNET, el plan de racionamiento y los persistentes cortes eléctricos causaron el retraso del inicio de actividades académicas debido a los daños en el servidor estudiantil.
César Contreras, coordinador del Rectorado de esa casa de estudios, explicó que el corazón operativo de la universidad es el centro de teleinformática donde están los servidores de nómina, recursos humanos, administración, control de estudios, entre otros. “Si no tenemos una planta de respaldo, cuando quitan la energía necesitamos por lo menos cuatro horas para recuperar los servidores”.
Agregó que los costos de los repuestos para atender averías por causa de los apagones son excesivos y tampoco se consiguen en el país. “Tenemos que ir a Cúcuta, Bogotá, Medellín o hacer contactos con nuestros egresados en el mundo para que nos ayuden a conseguirlos. Es un esfuerzo desgastante para recuperar los equipos”, apuntó. La UNET no tiene cupo para comprar 600 litrosde diésel y alimentar la planta de respaldo por 8 días.
Los cortes eléctricos también afectaron un proyecto de investigación que involucra a la UNET y a la Universidad de Santander, Bucaramanga, sobre la reutilización del plástico para convertirlo en pintura. “Un profesor nos envió desde Colombia la información y tardamos dos semanas en descargarla, imprimirla, firmarla y enviarla a Chile a un especialista, para luego mandarla a Colombia. El profesor nos llamó irresponsables, pese a que le explicamos la situación. Esta situación es increíble para cualquier país del mundo”, dijo.