Los países nórdicos ven como una amenaza para el bienestar de su economía y su estilo de vida el proyecto de sueldo mínimo que adelanta la Unión Europea, reseñó Banca y Negocios.
En Dinamarca, Suecia y Finlandia tanto los gobiernos como empleadores y sindicatos coinciden en rechazar que se imponga un sistema de salarios que acabe con las convenciones colectivas.
Sueldo mínimo que propone la Unión Europea
Actualmente, la Comisión Europea trabaja en un modelo para establecer el salario mínimo en 60% del sueldo medio de cada uno de los países miembros.
Los nórdicos defienden sus sistemas, puesto que ha conllevado que 99% de los trabajadores devenguen una cifra superior a lo que propone la Unión Europea.
El principal problema para imponer este proyecto en los países nórdicos es que en estos no existe la implementación de un salario mínimo.
Convenciones colectivas
En Dinamarca, Suecia y Finlandia existe una larga tradición de fijar los salarios con base en convenciones colectivas por sectores.
Como resultado, los índices de salarios bajos son inferiores a 3%.
«Establecer un sueldo mínimo es una ruptura esencial con la forma en que fijamos salarios y condiciones laborales en Dinamarca. Que las partes del mercado laboral fijen salarios mediante acuerdos colectivos es el fundamento de nuestro Estado de bienestar», dijo a Efe, Peter Kaae Holm, responsable en temas de la UE del sindicato 3F.
Los trabajadores nórdicos ganan más de lo que la UE propone
Al menos 90% de los trabajadores nórdicos devengan salarios que fueron convenidos.
Parte del dilema que representa para los nórdicos aceptar un salario mínimo surge de que los trabajadores de estos países suelen tener ingresos superiores a los que la UE propone.
En Suecia, por ejemplo, solo 1% de los trabajadores tienen un sueldo base menor al 60% del salario medio.
De igual manera, en Finlandia solo 3% de los trabajadores tienen bajos índices de ingresos.
El único modelo salarial que funciona en Europa
Karl-Petter Thorwaldsson, sindicalista sueco, ve con buenos ojos que se busque una alternativa para mejorar las condiciones salariales de los países del este de Europa.
Sin embargo, «eso no se puede hacer poniendo en riesgo el único modelo salarial que funciona en el continente», afirmó.
Temor a que el sueldo mínimo se convierta en el sueldo máximo
La principal preocupación de las centrales comunitarias es que al establecerse un sueldo mínimo, este se convierta en «un sueldo máximo».
Respeto a la convención colectiva
Ante la duda de los nórdicos con respecto al proyecto de sueldo mínimo europeo, se ha garantizado que, de aplicarse el modelo, se respetarán los sistemas de convenciones colectivas.
Pese a ello, analistas de esos países cuestionan que no queda claro cómo se implementaría el salario mínimo en unos países sí y en otros no.
Además, les preocupa que los funcionarios del Estado puedan interferir en la decisión del salario, de acuerdo con conveniencias políticas.