La renovación de la licencia permite a Chevron, una de las pocas compañías estadounidenses que aún operan en Venezuela, seguir extrayendo y exportando petróleo.
Esta medida es vista como un intento de equilibrar la presión sobre el régimen de Nicolás Maduro mientras se mantiene una fuente de ingresos clave para la economía venezolana.
Desde 2019, Estados Unidos ha impuesto una serie de sanciones económicas dirigidas principalmente a la industria petrolera. Y las tensiones han aumentado después de las elecciones presidenciales del 28 de julio, denunciadas como fraudulentas.
Estas medida han limitado la capacidad del régimen para exportar petróleo, su principal fuente de ingresos.
La Licencia General 41, que se ha renovado en varias ocasiones, es parte de una estrategia más amplia para mantener una presencia estadounidense en el sector energético venezolano, mientras se busca una solución a la crisis política y económica del país.
Chevron, ¿sin transparencia?
El Departamento del Tesoro indica que la renovación de la licencia está condicionada a que Chevron no haga pagos en efectivo al régimen de Maduro, sino que utilice los ingresos para cubrir costos operativos y de mantenimiento.
Con esta decisión, la administración estadounidense intenta evitar que los fondos lleguen directamente a las arcas del gobierno socialista.